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Izuku estaba preparado e iba a salir por la puerta de su casa. Ya lo había intentado dos veces, pero en ambas ocasiones se detuvo y volvió atrás. Ya era la tercera vez que se enfrentaba a esa puerta, y tenía que ganar. Puso su mano en el pomo de la puerta y lo giró, pero antes de poder abrirla, su madre se había acercado y con cariño le había puesto una mano en el hombro.

-Hijo, llevas media hora así.-Dijo suavemente.-¿Quieres que te acompañe?

-No, mamá. Gracias, pero quiero hacer esto solo.

No pudo evitarlo y se giró para ver a su madre. Normalmente estaría en las habitaciones de la YUEI, pero había decidido ir dos horas a su casa para decirle a su madre lo de la fiesta. También para visitarla, porque la echaba mucho de menos, pero debía mantenerse firme y sonriente ante todo. Miró con odio a la puerta, que seguía cerrada, y se concentró en echar sus nervios atrás, pero la voz de Inko lo distrajo de nuevo.

-¿Estás seguro, hijo? Podría llevarte en coche, la casa de esa chiquilla queda lejos de aquí...

-De nuevo, estaré bien, no te preocupes por mí. Además, si me llevas en coche llegaría media hora antes de lo acordado, y no quiero meter prisa a Yaoyorozu.

Abrazó a su madre antes de volver frente a la puerta, que parecía reírse de él. Deku la miró desafiante y, al fin, la abrió. Ahora solo tenía que caminar hacia el frente, otra misión que parecía imposible.


Cuando consiguió bajar los primeros escalones vio a Kacchan, que caminaba sin prisa hacia la casa de Momo Yaoyorozu. Izuku paró en seco cuando Kacchan lo miró. Hizo un gesto con la mano para saludarle y Kacchan hizo lo mismo. Se había quedado quieto, así que el peliverde caminó hasta quedar frente a Katsuki. Juntos fueron a la fiesta hablando de muchas cosas, y fue la primera vez que Deku vio al cenizo sonreír sin picardía, burla o sarcasmo. Era una sonrisa verdadera, lo que alentó al pecoso a seguir hablando. Al poco tiempo llegaron a la casa de Yaoyorozu. 

-HOLA HOLAAAAA-Gritó Ashido por encima de la música.-¡VAMOS, PASAD! HAY REFRESCOS DENTRO. ¡LUEGO SACARÉ LA TARTA!-Dijo adentrándose en la maraña de luces.

Kacchan y Deku se miraron. El peliverde se encogió de hombros y entraron por donde segundos antes Ashido les había dado una calurosa bienvenida. 

Vieron la estancia gigante y se quedaron alucinados con lo grande que era el salón de Momo. Había altavoces por donde salía música a todo trapo, una mesa que ocupaba casi todo el largo de la estancia con papas, refrescos y snacks, unas luces que enviaban destellos de color por el lugar y una máquina que expulsaba humo, lo que entorpecía la vista.

Presa del pánico por los estímulos que comenzaban a llegar de repente, Deku agarró con fuerza la muñeca de Kacchan, que se sonrojó al instante. Para calmar sus nervios, decidió pinchar al peliverde.

-¿Qué pasa, nerd? ¿Te dan miedo las luces de colores? Yo pensé que te gustaban los arcoíris...-Dijo elevando su voz para que el peliverde lo oyera.

-Ja, ja, ja, qué gracioso, Katsuki.

-No seas tonto, llámame Kacchan.-Dijo mirando al peliverde, que era unos centímetros más bajito que él.

-Pues Kacchan.-Sentenció Deku.-Por cierto, esta es la primera vez que voy a una fiesta, así que que no te extrañe que tengáis que cargarme hasta mi casa mañana.-Rió Deku.

Kacchan no concebía otro plan mejor que ese, así que solo respondió con sinceridad.

-No te quepa duda.-Deku sonrió ante la respuesta del cenizo y se fue directo a la mesa de la comida.

Soy todo tuyo -Bakudeku-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora