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El chico abrió la puerta de su casa con cuidado de no hacer mucho ruido. Gritó el nombre de su pareja. Suspiró al no oír nada y se dirijió al salón para sentarse en el sofá. Le habían despedido. Era normal, pues no podía realizar su trabajo en su estado, pero esperaba algo de compasión. Ser el #1 no era fácil. Tenía grandes capacidades resolutivas, pero siempre dudaba. Cómo no iba a dudar, a fin de cuentas, era Izuku Midoriya.

El sabía que bajaría de puesto por la inactividad causada por su embarazo, y cuando naciera por la crianza del cachorro, pero no estaba en condiciones de pelear. Por razones psicológicas, no solo físicas. Ya había tenido suficiente con Katsuki, pero aquello fue el detonante. Solo quería paz, formar una familia feliz, pero se veía que no era posible. El alfa con el que vivía, su actual pareja y el padre de su cachorro, lo trataba como basura, y al fin había reunido el valor para huir. Shoto Todoroki no le había marcado aún, así que podría huir. A pesar de ser su Omega se sentía vacío, como si algo faltará. Habían creado un tenue lazo nacido de la impotencia y la desesperación, que no iba a llegar a nada bueno, a pesar de que no había ninguna marca que en pálido cuello de Izuku. Desde luego, sabía que ese lazo se había roto, y que no quedaba otra que renacer de las cenizas.

Encendió la TV para desquitarse de todo el peso que recaía en sus hombros. En el mes de Mayo los héroes habían conseguido resolver más de 1.000.000 casos, lo que alegró levemente al Omega, acordándose de Mirio. Cuando hicieron recuento de los casos que el héroe #1, el símbolo de la paz, había resuelto, sus ojos brillaron con el ánimo de que al menos podía hacer su trabajo. De los casos que todos los héroes en conjunto habían logrado resolver, más de 600.000 eran resueltos por el héroe Deku. En ese momento, sintió a su pequeño moverse en su interior, y se sintió desgraciado.

Cuando pasó una hora apagó la TV y cerró la maleta que había preparado para su huida, la última maleta. Melissa Shield era consciente de su situación y decidió ayudarlo sin miramientos. Los objetos personales de Izuku ya estaban en casa de la chica, y solo quedaba esa maleta.

-Tranquilo, Yasahiro.-Le dijo a su pequeño vientre con suavidad. Poca gente sabía lo buena que era la compañía del peliverde.-Tu padre no te hará daño.

Salió de la casa del héroe y pidió un taxi. El conductor se asombró al verle, pero no se percató de su embarazo. Deku había cuidado que no se viera. Llegaron a la casa de Melissa y el peliverde se echó a llorar nada más cerraron la puerta. El llanto que había contenido durante seis años explotó sin remedio. Un llanto fuerte y amargo. Melissa lo llevó a su habitación  y lo abrazó. Izuku no hizo nada, solo se dejó consolar. Se había dado cuenta de que estaba roto. Después de unos minutos, la chica lo separó de él y le secó las lágrimas, con una expresión maternal.

-Pensé que era una tontería, que se le pasaría.-Argumentó hipando.-Pensaba que eran cosas de críos. A parte, el lazo de Todoroki, se ha roto, Melissa.-Un terrible pensamiento acudió entonces a su cabeza, y le preguntó a la Omega para estar seguro.- ¿Estará bien? Yasahiro, ¿estará bien?

Melissa asintió con suavidad y rodeó a Izuku de nuevo, esta vez ya sereno.

"Podría haber un problema si estuviese marcado, pero no tiene nada en el cuello, así que estará bien" Pensó. 

-Le echo de menos. Mucho.

-¿A quién?-Preguntó Melissa extrañada de la reciente confesión del peliverde.

-A Kacchan. Ya no me trataba mal.-Se sinceró.-Todo fue por mi culpa. Yo me lo tome demasiado en serio.-Soltó llorando, pero de forma más controlada.-Puedo... Quedarme? Todo lo que quiera?

-Claro que sí, Zuzu.-Respondió Melissa separándose un poco del peliverde.-Venga, te haré katsudon.

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Izuku había aceptado la oferta que le habían hecho en una de las agencias más prestigiosas de Japón, y empezaría a trabajar al día siguiente. A mucha gente le parecía raro que el #1 no tenga su propia agencia, pero quería tomárselo con calma y dejarse mecer por la agencia. No podía negarlo, estaba muy nervioso, y se acordó del día de la prueba de la YUEI. Rió bajito mientras se dirijía a la agencia con su carro. Después de la ayuda de Melissa, había decidido comprar su propia casa y borrar los malos recuerdos, solo, enterrando en lo más profundo de su mente lo que había vivido con Todoroki, e intentando olvidar a Kacchan, pero por alguna razón después de casi siete años no podía. Con los nervios a flor de piel, entró en la agencia sin mirar a nadie en particular y fue a su despacho. Era un despacho enorme. Tenía un armario color caoba a la derecha que ocupaba tanto el alto como el ancho de la pared, con figuritas de All Might reposando sobre él y  algunas fotos de cuando era pequeño con su madre. Vio una en la que estaba con Kacchan y este le había tirado un helado de vainilla, mientras que él sostenía uno de menta. Al verla se le escapó una sonrisita y decidió dejarla, solo por que después de aquello, a modo de disculpa, Mitsuki le había comprado otro de vainilla más grande. Continuó observando el despacho y descubrió una alfombra roja que cubría el suelo de la habitación. Al fondo, había un escritorio gigante y una silla de aspecto muy cómodo. Pasó a dentro y se detuvo a mirar por el ventanal tintado, y observó algo que había pasado por alto desde la puerta, que le provocó un paro cardíaco, una cuna.

Al día siguiente empezarían a presentarle a los miembros de la agencia, lo que le puso más nervioso aún. Cuando llegó a la mañana siguiente terminó de acomodar sus cosas, y alrededor del mediodía entró un héroe alto con el pelo amarillo y un mechón negro en forma de rayo, con eso el peliverde se sintió más tranquilo.

-¡Kaminari!-Exclamó Izuku al ver al Omega aparecer por la puerta.

-¡Midoriya! Dios, menos mal que eres tú... Pensé que ibas a ser el típico jefazo serio que solo sale de su oficina si es realmente necesario.

-¿Es que acaso no sabes quién es el número uno?-Respondió Izuku con cierta chulería, sonriendo de medio lado, arrancando una risotada de parte de Kaminari.

-Te he echado mucho de menos, realmente te necesitamos, la agencia va bastante mal.

El llanto de un bebé distrajo a ambos Omegas y Kaminari fue a observarlo. Izuku se sintió mal al recordar, pero dejó que Denki observase el pequeño cachorro del peliverde.

-¡Qué guapo es!-Exclamó nada más el bebé se tranquilizó.-Un momento...-Se paró a mirar bien cada detalle del cachorro que tenía ante sus ojos.-Izuku, ¿quién es el padre?-Preguntó, aún sabiendo la respuesta.

Izuku se dejó caer en el sillón de su oficina que ese mismo día le habían traído. No le había contado a nadie lo que había pasado con Todoroki, y no lo quería hacer, pero se podía ver que él era el padre de Yasahiro.

-Un bastardo.-Fue lo que dijo como respuesta llendo a coger a su pequeño.

Kaminari vio que sus ojos se cristalizaban y con cuidado de no hacer daño a Yasahiro rodeó a Izuku en un cálido abrazo. A pesar de que su cuerpo estaba muy trabajado se notaba que era un Omega porque su cuerpo tenía esas curvas suaves, al igual que su aroma que no se decidía entre menta y césped recién cortado. Era pacífico y sereno, amigable y gentil. Era la persona que todo el mundo quiere tener a su lado.

-Kaminari, ¿puedo pedirte un favor?

-Claro, lo que quieras.-dijo separándose de él.

-No le digas a nadie que yo soy el nuevo, quiero que sea una sorpresa.-Dijo guiñando el ojo.- Y... Si yo no estoy... Cuida de Yasahiro, por favor.-Pidió con los ojos llenos de lágrimas.

-Por supuesto, Izuku. Pero no te preocupes, por que no vas a morir en ninguna misión, ¿vale?

-Ya no habrá más misiones para mí, Denki.-Dijo sorprendiendo al rubio.-Ya no seré héroe más.

Soy todo tuyo -Bakudeku-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora