CAPÍTULO 4

585 61 10
                                    


«Cariño, me dueles»

🥀

Querido Lector:

¿Un diamante puede volver a brillar después de un tiempo sin hacerlo? Muy sencillo, un diamante siempre será un diamante a pesar de todo, nunca perderá su valor.

Y eso no los comprobó la señorita Bridgerton en el baile de los Salvatore, dónde la vimos acompañada de ni más ni menos que el muy codiciado Duque de Hastings. Creíamos todos que el Duque no buscaba pretender a nadie está temporada, pero nos equivocamos.

¿Será que la señorita Bridgerton se pueda convertir en la nueva Duquesa?¿O solo despertará el deseo de los caballeros por ella nuevamente?

Pues no lo sabemos con exactitud, solo nos queda esperar a que ellos sí sean el uno para el otro ¿no lo creen mis amados lectores? Crucemos los dedos por nuestro diamante.

REVISTA DE SOCIEDAD LADY WHISTLEDOWN
30 Abril de 1813


Harriet se encontraba en su caminata diaria junto a sus amigas Eloise Bridgerton y Penélope Featherington. La más joven de las tres venía discutiendo de qué si su hermana mayor estaba enamorada no era un logro, o algo así. Algo que caracterizaba a Eloise era su astucia y las ganas de no ser como dicta la sociedad. Eso era algo que Harriet admiraba de la castaña.

Por su parte Penélope venía absorta en otro pensamiento, haciendo que la rubia mirara a la pelirroja buscando entender su enigmática mente. Algo diferente en Penélope de las tres, era que las cosas se las guardaba en su mayoría. La única cosa que sabía Harriet y que Eloise desconocía de Pen era el enamoramiento que sentía por el tercer hermano de la joven Bridgerton. De ahí, todo lo sabía de la pelirroja.

O eso creía la joven Cavendish.

— Penélope no estás escuchando lo que estamos hablando con Harriet.— la regaño la castaña.

— Pero ni he dicho nada yo.— aclaro Harriet.

Penélope salió de sus pensamientos, miro a dónde venían las chaperonas de cada familia, y se acercó a ellas para decirles algo importante, que nadie debía saber.

— Conozco a alguien que tendrá un niño.— hablo en voz baja la pelirroja.

— ¿Es tu mamá? ¿No es muy mayor ya? Supongo que tú padre aún espera un varón.— comento una extrañada Eloise.

— No es mi mamá, una sirvienta.

— ¿Cuál de tus sirvientas está casada?— pregunto Harriet.— Porque que yo sepa no hay ninguna que nos hayas platicado.

— No está casada.

Harriet entendió en ese momento que probablemente aquella "sirvienta" de la que hablaba su amiga, había intimado antes de casarse. Obviamente sus amigas no entendían eso y ella no mucho que digamos, pero sabía más que ellas.

— ¿Cómo va a tener un hijo sin estar casada?— pregunto curiosa la castaña.

— No lo sé, pero lo voy averiguar.— respondió Penélope.

— Y rápido, ¿por qué cómo nos garantiza que eso no nos pasará a nosotras? Tenemos logros que realizar, a lo mejor es contagioso.

— ¡Dios mío Eloise, no es enfermedad!.— le aclaro Harriet a la castaña.

— Ya sé, pero es preocupante.— respondió.

Después de esa pequeña conversación, Penélope se fue a su hogar, y Eloise arrastró a su casa a Harriet para preguntar sobre esto que atormentaba ahora la mente de la joven Bridgerton.

Darling, love me. (A.B)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora