CAPÍTULO 6

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« Cariño, arriésgate »

La mente de Anthony se calmaría con la única persona que lo haría pensar en otra cosa, Siena era una mujer muy hermosa y cada que él la visitaba se sentía relajado, y aunque no era correcto, no dejaba de hacerlo.

— ¿A qué ha venido?— pregunto la mujer bajando del escenario del teatro.

— Por favor, perdóname por la última vez.

— Me dijiste que me ibas a cuidar, y llegas de un momento a otro y me dices que no nos podremos ver más.— la furia en los ojos de la soprano, lo hizo querer irse.

— Mira, pasaba algo con mi hermana y debía poner las cosas mas claras.— se excusó, ella rodó los ojos.

— ¿Y cada vez que le pase algo a su familia, usted me va a tratar así?, no, ya no más.— puso sus manos en su cadera muy enojada, el quiso acercarse pero ella retrocedió.— Váyase y no vuelva a buscarme más.

— Necesito que me ayudes.— necesitaba distraerse de todo.— Te lo pido.

— No soy un juguete de su propiedad.

— Lo sé, solo perdóneme.— pidió un tanto arrepentido por sus actos anteriores.

— No, fuera de aquí.— concluyó la chica señalando la salida.

Anthony bajo la cabeza y decidió marcharse, aún con la intranquilidad en su corazón creciendo y no exactamente por aquel rechazo, pero de ahí se agarró para dejar de pensar en que era por otra cosa.

La joven solo lo miro irse, soltando un grito ahogado, dió media vuelta y regresó a su ensayo.











La llegada del príncipe de Prusia a la ciudad, había desatado a las madres de las debutantes más de lo acostumbrado, todas querían el mismo objetivo. Qué el príncipe se fijará en sus hijas.

La viuda Vizcondesa Bridgerton lo único que tenía en mira era la relación de su hija mayor con el Duque, ella veía la relación que iba creciendo día a día y aunque para ellos era solo un plan para su propia conveniencia, no se habían dado cuenta que poco a poco los dos empezaban a sentir sentimientos el uno por el otro.

Por otra parte también estaba algo angustiada por su ahijada, le había prometido a su vieja amiga la Condesa Canvendish que si algo le pasará a ella o a el Conde, ella trataría de ayudar sus hijos. Y como una mujer de palabra lo iba a cumplir, vería a sus dos bellos ahijados felizmente casados con el amor de su vida respectivamente.

Pero no contaba con el hecho de que Gabriel no se casaría hasta que su hermana lo hiciera primero, y que Harriet estaba perdidamente enamorada de alguien quien tenía su mirada en alguien más. Así que las cosas eran complicadas.

Esa noche había un baile en la casa de Lady Forbes, una mujer que había quedado viuda muy joven dejandola con sus dos hijas, para suerte de ella desde su primer temporada las dos se casaron y vivían bien, ahora ella se dedicaba a disfrutar los bailes como lo hacía Lady Danbury. Aunque si le preguntarán a Penélope y Harriet preferían a Lady Danbury, les encantaba verla correteando a los caballeros con su bastón.

La sociedad empezaba a llegar a aquel baile, y cada señorita practicaban sus coqueteos más efectivos para que cuando llegara el Príncipe con la Reina, él las regresará a ver. Por su parte Harriet escuchaba la plática de Lady Danbury y su madrina, acerca de Daphne y el Duque de Hastings.

Darling, love me. (A.B)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora