Prefacio

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14 de Julio de 1808

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14 de Julio de 1808

La lluvia azotaba esa tarde de tristeza para muchas personas que acompañaban a los hijos del Conde Cavendish. La muerte repentina de los condes provocada por un accidente, había impactado a toda la sociedad que estaba en Londres ese verano.

Las familias que conocieron a los patriarcas sabían que eran dos personas sumamente buenas y amables. Gozaban de un gran título en la nobleza, además de una buena fortuna. Se casaron jóvenes, formando un matrimonio sólido y lleno de amor; tuvieron a dos hermosos hijos que eran la viva imagen de ellos. Todos admiraban a los Cavendish.

Lamentablemente paso ese terrible accidente que hizo que sus dos hijos quedarán huérfanos. Dejando a su hijo mayor Gabriel como el nuevo conde, nada seria igual para los dos jóvenes que apenas y conocían de la vida.

Gabriel con 24 años y Harriet con 17 años, se sentían devastados.

— Tenemos que bajar.

— ¿Cómo me pides eso?— le dijo una dolida Harriet, al borde de las lágrimas de nuevo.

— Harriet debemos hacerlo, nos esperan abajo.— dijo su hermano, tratando de no romper en llanto.

— No puedo Gab, no puedo.— respondió llorando sobre su almohada.

— Lo sé yo tampoco puedo, pero hagamos un esfuerzo ¿si?— le pidió el nuevo conde, acercándose a ella mientras ella lo veía con los ojos rojos y llenos de lágrimas.

— Nos quedamos solos.

— No, nos tenemos tu y yo.— afirmó el joven.— Siempre.— dijo extendiendo su mano para que se pusiera de pie y bajaran al salón.

Siempre.— contesto tomando su mano.

— • —

Todos les daban sus condolencias, y diciendo lo maravillosos que eran. Gabriel no podía hacer nada más que agradecer por acompañarlos, mientras que Harriet estaba sentada acompañada de la viuda Vizcondesa Bridgerton, la cual buscaba la manera de hacerla probar algo de comida, pero ella no podía ni hablar.

La amistad de los Bridgerton y los Cavendish era algo que la sociedad envidiaba, dos de las mejores familias de Londres siendo los mejores amigos. Cada uno de los integrantes de la familia estaban ahí, desde el nuevo Vizconde, Anthony Bridgerton , hasta los más pequeños Gregory y Hyacinth. Ellos veían al Conde y la Condesa como si fueran sus tíos y les dolía su muerte también. La viuda Vizcondesa sentía que en cualquier momento se quebraría, eran sus mejores amigos, sus confidentes, fueron su apoyo cuando el difunto Vizconde Bridgerton murió años atrás, pero aún que sintiera todo ese dolor, se mantuvo fuerte para sus dos ahijados.

— Harriet come un poco, anda te hará sentir mejor.— le pidió Violet a su ahijada.

Harriet solo nego con la cabeza, si abría su boca podría soltarse a llorar como una bebé.

Darling, love me. (A.B)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora