«Cariño, mírame »
Después de esa fatídica tarde, las cosas en la familia Bridgerton estaban tensas, los Cavendish había visitado a su madrina para mostrarles apoyo, pero tampoco sabían cómo resolver el asunto. Los días empezaron a pasar y Daphne se sentía cada vez más angustiada. Por su parte el humor del joven Vizconde cada día era peor, trataba que el trabajo absorbiera su tiempo, para no pensar, pero era en vano.
La viuda Vizcondesa había sido invitada a la merienda con la Reina, algo que sorprendió a la matriarca de la familia.
A pesar de que no tenía expectativas de lo que saldría de esa visita, fue aquella tarde en la que se le ocurrió como salvar a su hija del cruel destino que la esperaba.
Invitando a la madre de Lord Berbrooke, daba inicio al gran plan, del cual solo tres personas sabían, Lady Bridgerton, su dama, y Harriet. Ya que Violet había confiado en su ahijada para que la ayudara en el desayuno que tendría con Lady Berbrooke, ella gustosa acepto sabiendo que conseguirían el objetivo que deseaban.
Y allí estaban, Lady Bridgerton, Lady Berbrooke, Daphne y Harriet sentadas en la mesita tomando un desayuno. La joven Bridgerton no sabía la razón de la visita de aquella mujer, ni tampoco porque tanto su madre como su amiga se mostraban tan tranquilas.
— Nigel es mi niño, el único hijo es muy especial.— les dijo Lady Berbrooke, tomando de nuevo un bocadillo.— Sin duda de hecho siempre digo que Dios no me bendijo con otros porque la perfección ya había sido alcanzada.
Daphne frunció el ceño con repulsión por aquella definición mientras que Harriet trataba de no reír por la tontería que había escuchado.
— Sí ajá — contesto Violet.
— No todas las damas son tan bendecidas.— Harriet no aguantaba más.— Señorita Bridgerton déjeme observarla un poco.— la señora miro con desden a la mencionada, la rubia cambio su sonrisa frunciendo el ceño.— Se ve sana, aunque su semblante es un poco demacrado.
— Es que no se come todo lo que le ponen enfrente.— susurro Harriet, Daphne la miro sonriéndole.
— ¿Cómo dices querida?
— Ella dice que tuvo una noche muy larga ¿verdad Harriet?— la excuso Lady Bridgerton.
— Sí eso dije.— sonrió falsamente hacia la invitada.
— Entiendo, con toda la emoción, pero debes esforzarte querida, mi Nigel es muy exigente a rechazado a muchas hermosas debutantes diciendo "Madre yo prefiero el talento por sobre la belleza"¿pueden creerlo?
Las demás damas presentes se quedaron atónitas por el comentario de Lady Berbrooke.
— Sí es que él es un gran postor.— comento Harriet con sarcasmo bebiendo un poco de su té.
— ¡Verdad que si cariño!— contestó Lady Berbrooke sin haber entendido que la rubia se estaba burlando.— Lastima para ti, te perdiste a un gran hombre.
Daphne casi se le salen los ojos por cada barbaridad que le salían de la boca, Lady Bridgerton por su parte aguantaba las ganas de callarla.
— Oh sí claro, me siento tan triste por eso.— contesto la rubia fingiendo un poco de tristeza en su voz.— Pero lo superaré, se ve que a educado bien a su hijo.
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Darling, love me. (A.B)
RomanceHarriet Cavendish era una joven que vivió prácticamente toda su adolescencia conviviendo con los Bridgerton. Sus padres eran grandes amigos de los vizcondes desde mucho antes de que su hermano y ella nacieran. Al morir sus padres, Violet Bridgerton...