¿Me ves? Te espero. Alarga tu mano y dime que todo está bien. Entrelaza nuestros dedos y paseemos por los parques como hacíamos antes. Dime que me quieres. Dime que me amas. Que soy la única. Y que solo te equivocaste. Bésame. Quiero notar tus labios contra los míos. Quiero compartir un suspiro y quiero sentir tu deseo. Aquel que ardía con fuerza aquellas tardes entre tus sábanas. Cuándo acurrucada bajo tu peso me prometías las estrellas y todas las constelaciones más punzantes. Cuándo soñábamos despiertos con un futuro juntos. ¿Cuándo todo estaba... bien? Quiero sentir tus cálidos brazos, ahora fríos, y también quiero oír tu voz, ahora muda. Quiero sentir tus labios como antes, pero, ahora, solo los siento fríos y me provocan estremecimientos. ¿Estás aquí? Quiero notar tu respiración con mi cabeza apoyada en tu pecho, pero, no noto el movimiento. No lo entiendo. Quiero sentir tu risa alborotando mi pelo, pero hasta hace poco solo escuchaba tus sollozos. Quiero volver a cuándo gritabas mi nombre con pasión y no con horror. ¿Que hice aparte de liberarte de aquella horrenda mujer? Querías salir, tus ojos me lo suplicaban y ahora solo destellaban clemencia. ¿Que hice aparte de juntar nuestras almas para siempre? No lo entiendo, ¿acaso no te liberé? Pues te quiero a ti, ahora. Tu cuerpo no se mueve, está pálido y frío. Me estremezco ante tu falta de calor. Donde está tu ardiente piel, que me envolvía en los recuerdos más salvajes y me escondía en los más terroríficos. Te quiero a ti y no estás. ¿Levántate y abrázame, que estás esperando? A lo mejor te molesta el objeto que sobresale de tu pecho. No lo sé, solo retíralo y abrázame. Quiero sentir tus labios, pero, ahora, están manchados de una substancia viscosa y de color carmesí. Quiero que te levantes, a toda tu envergadura, la que utilizabas para hacerme suspirar, y me acorrales para no dejarme salir jamás de la jaula de tus brazos. Quiero que vuelvas a gritarme y a decirme que todo está bien. Quiero volver a la cárcel de amor que era tu casa y quiero volver a los golpes cuándo en las salidas me portaba mal. Quiero que vuelvas, no sé qué he hecho. ¿Puedes volver y decirme que tu solucionarás todo? Encarcelándome en tus sábanas, que a veces sabían a falta de libertad. Quiero tu físico encima del mío, el que te pasaba horas preparando, y me excitaba al mismo tiempo que me aterraba. Quiero volver a sentir tus brazos y sus venas marcadas en mi cintura, como cuándo te apoyabas en el alfeizar y me decías cosas al oído, también los quiero aunque signifiquen amenazas de ahogamiento. Quiero la cuerda de mi tobillo y volver alsótano, donde yacía asta que la otra mujer se iba. Quiero que vuelvan mis vestidos desgarrados por tu pasión y mis calcetines desgastados de correr por mi vida. Quiero que vuelvas, mi ángel. Quiero que vuelvas, mi lucifer. Ella no te entendía, por eso la aparté de tu lado, cosa que te enfureció de una gran manera. Nunca lo entenderé. ¿Fueron las formas? ¿O fue porque mis muñecas estaban dañadas por sus arañazos? Sé que no te gusta que toquen lo que es tuyo y que no quieres mellas en mi, exceptuando las que haces en nuestros actos de placer. Quiero que vuelvas y me trates como tu princesa, aunque también me gusta cuando me tratas como tu demonio. Quiero que vuelvan las cadenas y los grilletes que me aferraban tanto a tu corazón como a tu cama. Yo quiero que vuelvas,da igual lo que diga ese hombre de bata blanca y lo que diga su mujer, si la de la jeringa. Yo te quiero y sé que tú me quieres. Sé que te liberé de tu cárcel de huesos y músculos, yo sé que volverás a rescatarme y me devolverás a mi rutina de hambre y desolación ante tu falta. Sé que te seguirás preocupando por que tenga un bonito físico y sé que quieres seguir cuidándome hasta que los moratones sanen y los huesos se unan. Yo te quiero y no van a hacer nada para evitarlo. El hombre sigue insistiendo en que ese cuchillo de grandes dimensiones te mató, pero, yo sé la verdad, que tú eres un gran actor. Yo sé que la mujer está muerta lo comprobé y tú lo verificaste. Pero de ti, ¿aún queda mucho, verdad? Ese hombre no sabe que nada te mata y mira que lo intenté hasta el día en el que me encerraron por tu culpa. Pero, yo vi tu sonrisa al otro lado de la calle y vi en tus ojos las ganas que tenías de castigarme. Sé que volverás y lo anhelo, al mismo tiempo que lo temo. Porque contigo caían estrellas en mi cuerpo, pero estás marcaban, pinchaban, desgarraban, dolían y hacían sangrar mis venas de alegría.
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Las Estrellas Caían De Tu Cuerpo
Gizem / GerilimPorque contigo caían estrellas en mi cuerpo, pero estas marcaban, pinchaban, desgarraban, dolían y hacían sangrar mis venas de alegría.