CINCO

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No hay nada como salir a las siete del trabajo. Menos mal solo una hora tarde. Si la jefa no está de humor ese tiempo se puede extender hasta dos o tres horas más de esclavitud. El lado malo es que con este retraso ya no seré capaz de llegar al ensayo de Danna. De todos modos me apuro para encontrarme con ella en el parque.

Así me ve, se apresura a abrazarme. Aún están aquí sus amigas del grupo de baile, descansando en una banca mientras reponen el agua de sus cuerpos y discuten sobre los pasos nuevos. Me llevo con ellas, pero no sé si puedo llamarlas amigas. Una amistad implica tiempo, dedicación y confianza. Solo siento esas cosas por mi mejor amiga de la primaria, con quien también estudié la secundaria, la preparatoria y la universidad. Solo décadas de conocerla han podido romper todas las barreras que interpongo entre mí y los demás.

-¿Qué tal el trabajo? -me pregunta, esbozando una sonrisa cálida.

-Yo iba a preguntar lo mismo sobre el ensayo -me quejo-. El trabajo es tan horrible como siempre. Debes pedir permiso hasta para respirar, esas mierdas.

-Wow, dijiste la palabra con m.

-No seas tonta.

-¿Te encontraste con él?

-No, no. Gracias a los cielos, no.

-Y roguemos por que siga así. Evítalo hasta que consigas algo mejor ¿de acuerdo?

-¿Trabajo o persona?

-¿Por qué no ambos? -bromea.

-Sobre eso... -estoy a punto de contarle sobre aquel chico, pero desisto de la idea-. No, nada.

-Ya empezaste, ahora debes terminar de decirlo, es la regla -me reclama, haciendo un mohín con la boca.

Ya tengo bastante con que El Innombrable trabaje en la misma empresa que yo. De hecho, conseguí ese trabajo porque él me avisó de que estaban reclutando gente. Solo que él está en el departamento de márketing y yo en el de diseño de producto. Además, no sé si estoy listo para pensar en otro chico. @_TheRedAlien, ¡qué nombre tan raro! No me he molestado en buscarlo en Instagram ni tampoco posteé la foto del grafiti de los vasos de frappe. Tengo miedo de que sea solo un espejismo. En ambas ocasiones, la de la playa y frente a la catedral, no tuve el tiempo suficiente para mirarle con detenimiento, pero lo poco que recuerdo me hace pensar que se trata de una especie de dios griego. Inalcanzable para mí. Por otro lado, ¿qué me asegura que le gustan los chicos? Quizá el hecho de que me llamó «chico lindo». Ningún hetero diría algo como eso ¿no?

-Está bien, pero no aquí -le digo a mi amiga.

Danna me mira con interés y en menos de un segundo se ha despedido de sus amigas para arrastrarme hasta su casa. Sí, me arrastra, porque con la velocidad que lleva apenas puedo poner un pie delante del otro como dios manda. Se las arregla para que alcancemos el autobús que está a punto de salir y llegamos en un abrir y cerrar de ojos.

Me apoltrono en la cama y ella se acomoda a mi lado, me mira acusadora.

-Conocí a un chico -empiezo y me detengo de inmediato.

-¡Wow! Habría esperado cualquier cosa menos eso. ¿Quién es? ¿Cómo se llama? ¿Sabes si es gay? ¿Ya sabe que eres trans? ¿Le gustas?

Suspiro.

-No me refiero a conocer de conocer. O sea, no hemos hablado de hablar ¿ya sabes?

-Me queda perfectamente claro -dice irónicamente.

-Tonta. Quiero decir... hay algo que no te he contado.

Le explico lo que pasó en la playa. Incluso reúno el valor para mostrarle el retrato que aquel chico me regaló, cosa que a ella le parece increíble, principalmente porque no entiende cómo pudo dibujarme sin tenerme enfrente. Finalmente le digo que el sábado pasado lo encontré por casualidad en el centro.

-¿Por qué no le hablaste?

-¿Estás loca? Estaba con sus amigos. Además, tal vez ya no se acuerda de mí, ¿quién podría recordarme después de una semana? -se me escapa, a propósito del tiempo que tardó mi ex novio en reemplazarme; algo que, por cierto, mantuvo en secreto de mí hasta que Danna lo descubrió en Facebook.

-Olvídate de ese imbécil que no supo valorarte ¿si? Mejor vamos a buscar a ese chico misterioso y averigüemos quién es.

En seguida lo busca en su celular y chilla de emoción cuando da con la cuenta correcta.

-Es muy lindo. Comparado con el anterior, este es un modelo mucho mejor.

-No hables de él como si fuera un coche. Sí, supongo que es lindo -digo como si nada, intentando disimular que en verdad creo que es muy lindo.

-Ah, mira, ¡no inventes! Aquí dice que es mitad italiano.

-Definitivamente está fuera de mi alcance.

-¡Hey! ¿Que no fue él quien se acercó primero? Significa que te notó entre tanta gente. A ti. A este chico que no se da cuenta de que en realidad es bastante lindo.

-Ni en sueños. Danna, soy muy consciente de que...

-Deja de reclamarte, pronto empezarás el tratamiento de reemplazo hormonal. Todo lo demás tiene solución, solo es cuestión de tiempo. Pero eso no significa que debas cerrar tu corazón.

-Hablas como si en serio fuera a pasar algo entre nosotros.

-También es friki -agrega divertida.

Señala una foto de quien ahora sé que se llama Izan abrazando unos funkos de Darth Vader y Yoda y otros personajes de Star Wars que no tengo muy claro quiénes son. Trago saliva al mirar el post de junto, donde está semidesnudo en su cama. Danna nota mi fijación en eso y abre la foto.

-¡No le vayas a dar corazón! -me apuro a decir.

-Ni siquiera es tu cuenta.

-Como sea.

-Veamos sus historias.

Danna reproduce un vídeo subido desde la mañana. Está él sentado en una silla de oficina, en lo que parece un laboratorio de informática o algo así. Habla animadamente, pero qué pena ajena me da su saludo, aunque me hace reír, ya no me parece tan intimidante después de eso.

«¡Hola, terrícolas! Les habla Red Alien desde la base secreta en la Luna».

«Si dices dónde está deja de ser secreta» dice otra voz junto a él, a lo que se da vuelta para enfocarla.

En seguida aparece en pantalla una chica que a primera vista me parece que bien podría ser una súper modelo o una candidata perfecta para Miss Universo.

«Miren a quién tenemos aquí, es la Reina Alienígena. Está trabajando en un robot para conquistar la Tierra».

«Aleja eso de mí» replica la chica, «¿ya terminaste tu trabajo?».

Izan hace un moín con la boca y continúa su numerito, adoptando una actitud infantil. Se retuerce como si le estuviera dando un ataque:

«¡Ayuda! la Reina Alienígena me está estrangulando con la Fuerza para obligarme a ser su esclavo».

«¡Izan!» se queja la chica dándole golpecitos para que se aparte, pero él se apretuja más a ella.

Cuando la historia cambia, aparecen los dos en un bucle de imágenes donde él le da un beso en la mejilla mientras ella hace un mohín de fastidio. En las siguientes historias también se ven cariñosos el uno con el otro. Siento una punzada en el corazón. No sé ni porqué consideré la idea de Danna. Esto fue un error. De todos modos, la presión de mi amiga me obliga a enviarle un mensaje con una foto adjunta:

Cris Muñoz

@MdeMago

¿Cuál es el sabor de la vida?👽🍨

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