SEIS

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El reloj en la esquina inferior derecha de la pantalla muestra las cuatro con veintisiete minutos. Ahora no puedo dejar de comprobar la hora ansiosamente esperando a que el siete se convierta en ocho. Cuando finalmente cambia, continúo dibujando los contornos del diseño que ocupa la mesa de trabajo de Illustrator. Un click, dos, tres, cuatro. Va tomando forma una horrible representación de un tigre que irá bordado en alguna camiseta de béisbol. Se supone que este es el departamento de diseño de productos, pero solo nos limitamos a calcar los feos dibujos que envían los clientes. No sé si eso me molesta o me alivia. Por un lado, implica menos esfuerzo mental y no me pagan lo suficiente como para invertir tiempo valioso quebrándome la cabeza pensando en mejores diseños; pero, por el otro, no estoy aprendiendo nada que cuente como verdadera experiencia laboral.

Una cámara de vigilancia a mis espaldas me obliga a no mirar el celular aunque tengo el pendiente de hacerlo, solo para comprobar si acaso Izan ha respondido. Ahora me vuelve loco no saber qué es lo que ha pensado ese chico de mi repentina intromisión en su vida perfecta. Supongo que tiene una vida perfecta. Es decir, sé que todo se distorsiona en las redes sociales y lo que se ve ahí no siempre se ajusta a la realidad, pero en definitiva todas sus publicaciones parecen las de un chico que no tiene ningún tipo de carencia. Muchos amigos, familia increíble, cosas caras y bonitas. Es todo sonrisas, besos y cariño. Demasiado bueno para ser verdad. Su cuenta no pasa de cinco mil seguidores, pero para mí, que ni siquiera llego a los cien, parece una cifra exorbitante.

Decido que lo mejor para calmar mis nervios es encerrarme en el baño y terminar de una vez por todas con esta situación. Comprobaré que me ha dejado en visto o que ni siquiera se ha molestado en abrir el chat y no volveré a pensar en él nunca más. Como ya tengo el teléfono en el bolsillo del pantalón, simplemente me levanto y camino hasta la puerta de la oficina.

-¿A dónde vas? -me pregunta Joel, uno de mis compañeros con más años trabajando aquí. Está organizando los rollos de vinil en un anaquel junto a la puerta.

-Al baño ¿a dónde más iría?

-Quieres ver al chico de la plancha, ¿verdad? -dice con expresión sugerente.

Tal vez le he mencionado un par de veces que el chico nuevo de la plancha de sublimado es muy lindo.

-Si tengo suerte lo veré de camino -le digo antes de salir.

Sé que a Joel también le gusta, a pesar de que es bastante menor que él y, hasta donde sabemos, es irremediáblemente hetero.

Frente a los baños siempre tengo esta horrible sensación de no saber cuál debería elegir. Por un lado, todos aquí saben que estoy en un proceso de transición y no es que les importe realmente, pero por el otro, me siento inseguro entrando al baño de hombres. No estoy seguro de cuál es el fundamento de ese terror, pero de todos modos elijo el de mujeres pese al disgusto que me supone.

Me encierro en una de las dos taquillas. Me hago un nudo en el estómago para evitar pensar en lo mucho que este baño necesita una limpieza profunda. Sus acabados son los de una casa en construcción de bajo presupuesto. Al dueño de esta horrible compañía no le importa invertir en la comodidad de sus empleados.

Debo hacer un segundo nudo en mi estómago cuando comprendo lo que estoy a punto de hacer. Solo voy a comprobar que nada va a pasar entre nosotros. Él no me ha contestado ni me va a contestar.

Solo que...

Él

ha

respondido.

Izan Borges

@_TheRedAlien

Hoy la vida sabe a donuts de frambuesa que

un amigo trajo al trabajo 🍩🍩

¿Comen donas en el trabajo?

Responde en seguida.

Te sorprenderías.

¡Qué suerte! Nosotros apenas tenemos

hora de descanso 😩

Me arrepiento de haber enviado esto, ahora creerá que me la vivo quejándome. Casi lo doy por perdido, pero veo los tres puntos que indican que está escribiendo de nuevo. Siento un extraño alivio que me avergüenza. Realmente estoy hablando con él. Con el chico guapo de la playa. Con el chico lindo que podría estar interesado en mí. O que podría tener una novia súper modelo.

Solicito permiso para abducción. Te sacaré

ahora mismo de ese lugar aburrido si le das

paso libre a mi nave 🛸

Sin darme cuenta he comenzado a sonreir como un tonto. Este chico es tan raro que me gusta. Mierda. No quiero que me guste. Esto podría ser solo un espejismo. Pero quiero seguir hablando con él.

Así que realmente eres un alien 👽

Vengo de muy cerca, Alfa Centauri

¿lo conoces?

Claro que sí, el planeta habitable más

cercano a la Tierra.

Sospecho que te gusta la astronomía 🔭

¿Qué me delató?

Solo unos detalles que encontré por ahí.

Eso significa que ha estado husmeando en mi perfil. ¡Qué vergüenza! No es que tenga muchas publicaciones y la mayoría son de libros, dibujos o ilustraciones. Hay pocas fotos mías y todas tienen tantos filtros que no creo que en realidad cuenten como selfies. Pero hay una de hace un par de meses en donde estoy con Danna en el domo de El Olimpo, ahí donde a veces hacen proyecciones sobre temas relacionados con la astronomía. Fuimos a una conferencia sobre los Objetos Messier y desde entonces me obsesionan los cúmulos estelares, porque me da la impresión de que son un masivo desorden de estrellas.

¿Te gustaría ir a una charla sobre el

espacio?

¿Me está proponiendo conocernos en persona? No quiero. Es muy pronto. No estoy listo para esto.

Pánico.

Ansiedad.

¿Qué debería decirle?

De pronto me doy cuenta que llevo quince minutos encerrado en el baño. Esto no es bueno, debo regresar al trabajo. Este alienígena puede esperar.

TRANSPARENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora