¿Que pasaría si Harry Potter no hubiera ido con los Dursley? En dónde regulus black y su esposa son los encargados de criar a Harry al ser está la madrina del bebé, en dónde Harry considera a Megara Grindelwald y a regulus Black como sus padres.
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En las habitaciones de slytherin se oyó un fuerte sonido de trompeta, seguido de las quejas de tres niños que intentaban cubrirse los oídos como podían pues uno de sus compañeros era el causante de ese sonido tan estruendoso.
—Ay Malfoy ¡Son las cinco de la mañana! Déjame dormir y no molestes—protestó el castaño mientras se cubría los oídos con una almohada.
—Theo tiene razón rubio es el primer día relájate—dijo el moreno mientras se volvía a cubrir para dormir.
—Ah no de eso nada trío de vagos párese ahora antes de que les lanze un aguamenti—respondió firme el rubio mientras le jalaba los pies al azabache.
—Esta bien, está bien ya nos levantamos—dijo rendido el de lentes.
—Rapido los espero afuera en cinco minutos y ya van cuatro—contesto el ojigris mientras salía de la habitación.
—¿Siempre es así de amargado?—pregunto el castaño al azabache que asentía mientras se encongian de hombros.
—Te acostumbras luna es más paciente, demasiado diría yo—le contesto con simpleza el ojiverde mientras entraba en la ducha dejando confundidos a los dos niños ¿Quien era luna?
...
En la mansión del matrimonio Black dormía plácidamente un pelinegro con la espalda descubierta soltando pequeños ronquidos de vez en cuando.
—Meg—decia entre dientes el mayor mientras abrazaba a su almohada.
—¿Reg? ¿Sigues dormido?—pregunto su esposa mientras lo movía delicadamente.
—Estoy cansado, quiero dormir—refunfuño mientras se acomodaba otra vez para dormir.
—Llego una carta—dijo la rubia mientras se sentaba sobre la espalda desnuda del pelinegro.
—¿Ah si?—dijo con voz ronca erizando la piel de la Grindelwald.
—S-si es de Dumbledord, quiere vernos al parecer tiene que ver con Harry—dijo mientras le tendía la carta a su esposo.
—¿Que quiere ese viejo ahora?
—Al parecer debemos ir a Hogwarts, según dice es un asunto urgente.
—Agh está bien—dijo el de rizos levantándose mientras su esposa desviaba la mirada.
—Ehh te espero abajo en cinco minutos—antes de poder salir de la habitación fue detenida por una mano en su cadera.
—No.
—Que ¿Porque no?—preguntó confundida.
—No sin antes hacer esto—dijo mientras la atraía hacia su cuerpo y juntaba sus labios haciéndolos sonreír en medio del beso.
