(Música ambiental)
Una fuerza de expedición de más de doscientos mil soldados había partido asía Alnus Hill con intenciones de conquista, poco menos de una quinta parte había sido enviada como fuerza de vanguardia a través de la inmensa puerta con la intención de establecer un punto de partida para el resto del ejercito, la estrategia del imperio Saderiano se centraba en realizar un ataque sorpresa, confiaban en que acabarían con facilidad con las fuerzas del otro mundo y podrían volver rápido a la capital con las nuevas riquezas, soñaban con vanagloriarse con una victoria aplastante, nunca habían estado más errados, jamás podrían haber estado más equivocados que en esa ocasión, pues, los confiados generales que esperaban al ejercito de vanguardia con la ilusión de verlos atravesando en la puerta cargados de prisioneros y con el gobernante del la nación enemiga encadenado y mancillado, se llevaron la mayor decepción de su vida al ver que a través de la puerta no surgían los más de cuarenta mil hombres que enviaron, sino que quienes surgieron de la puerta fueron menos de ochenta hombres, que sobra decir no parecían ni la mitad de valerosos que cuando entraron, cubiertos en sangre, golpeados, magullados y mutilados, así regresaron los otrora valerosos guerreros del imperio, no llevaban riquezas, ni armas, ni esclavos, solo eran un montón de hombres y bestias aterrorizados, los médicos y boticarios del ejercito recibieron a los hombres desesperados y acabados, quienes murmuraban lo que a sus contrarios les resultaban insensateces, los generales del ejercito estuvieron más interesados en uno de los últimos hombres en salir de la puerta, el general Fule Maio, a quien se horrorizaron de ver cuando lo tuvieron cerca, su rostro mostraba la más absoluta desesperación y miedo, su armadura estaba medio destrozada y su brazo izquierdo había sido mutilado, lo que chorreaba sangre por todo su costado, Maio cabalgaba desesperado, con un corcel cuyas piernas sangraban, en el instante en que pudo llegar junto al resto del ejercito Saderiano se dejó vencer por el agotamiento y cayó al suelo totalmente extenuado:
Horas después, Maio despertó adolorido y agotado, se hallaba arropado con unas sabanas delgadas en un camastro, su brazo dolía a mares, pero el sangrado había sido detenido y el muñón resultante fue vendado con delicadeza, miró a su lado aliviado al ver a otro de los generales, quien lo miraba inquisidor:
-¿Qué demonios ocurrió Maio?- Ante la cuestión de su compañero Maio trago saliva, sin que pudiese controlarlo comenzó a sudar, apretó los dientes y el puño, mientras sus ojos se humedecían, no tenía el valor de siquiera recordar la carnicería que experimentó.
-Fue, fue una masacre- Dijo el joven general totalmente destruido.
-A ver, Maio, sé mas especifico.
-Los enemigos, ellos, nos mataron, los liquidaron, a todos, el gigante, los monstruos de metal- Murmuró confuso Maio perdido en sus pensamientos.
-¡Maio! ¡Deja de mancillar con las palabras y responde bien de una malnacida vez!- Ante las agresivas palabras de su compañero Maio recuperó un poco la compostura, miró con severidad a su compañero y lo tomó por la camisa con su único brazo.
-¡No he sido claro! los mataron a todos, ¡Nadie pudo hacer nada contra el enemigo! ¡Nada! era un ejercito formado por gigantes de dos metros con armaduras impenetrables, ni las lanzas, espadas, balistas, catapultas, nada les hizo nada, sus armas rugían mas fuerte que lo que cualquier Wyvern, un solo tajo podía partir a un ogro o un caballo en dos, nuestras armaduras no sirvieron de nada ¡De nada! no solo eso, aquellos montados en Wyverns fueron atacados por aves de hierro que escupían fuegos estruendosos, incluso los soldados mas pequeños de su ejercito aguantaban decenas de flechazos y con sus armas lanzaban rayos que partían extremidades, junto a esos malditos venían carros de batalla de acero que lanzaban fuego y explosivos tan rápido que era imposible verlos, ¡Fue una completa masacre!- Terminó Maio ya mas desahogado del rencor acumulado.
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Y ASÍ EL IMPERIO FUE A LUCHAR ALLí
Science FictionAsía los finales de la cruzada indomitus, cuando las fuerzas del imperio no podrían estar en peor momento, lidiando con las flotas tiranidas, el surgir de los necrones bajo el estandarte del rey silente, las invasiones del caos y el waaagh de Gaskul...