REFUGIADOS

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(Música ambiental)

El imperio Saderiano habría esperado que su armada de ya cientos de miles hubiera enviado algún mensajero con alguna noticia de lo que habría ocurrido en el frente, hacía ya casi una semana que se había mandado el último reporte de la batalla, hablando de que el ejercito de vanguardia fue diezmado gracias a la incompetencia de los generales que lo lideraban, enfatizando en el general Maio que había escapado del conflicto y había sido dejado en cama gracias a sus fuertes heridas, se estimaron a unos cuarenta mil efectivos desaparecidos y probablemente muertos, mientras que los soldados que habían escapado eran solo setenta y seis, en su mayoria soldados de caballeria, resaltando un trol y cinco jinetes de Wyvern, los que estaban en plenas facultades fueron interrogados sobre lo que había sucedido y estos afirmaros lo que al Tribuno que escribió el reporte le parecían "Una sarta de exageraciones provocadas por el miedo, hablan de tonterías como gigantes que lanzan fuego y con espadas vivientes, carros de acero que lanzan bolas de fuego y aves de acero, nada mas que puras exageraciones por la primera impresión" el tribuno ademas resaltó que "Estos hombres dicen que no eran ni dos mil defensores, vaya tontería, ¿Cómo un ejercito tan pequeño puede ganarle a cuarenta mil hombres?" ahora preparaban a todo su ejercito restante para realizar una contraofensiva, listos para devolverles el golpe con fuerza y emprender la conquista, ese había sido el último informe que llegó rápidamente gracias a un águila mensajera, ante aquella incertidumbre, se había enviado al senador Godasen para que hiciera un rápido reconocimiento de la situación de la colina y de preferencia si sus aliados tenían alguna dificultad, que les ayudase, desgraciadamente, el viejo y experimentado Senador tampoco daba señales de vida, los nobles que formaban el inmenso concilio imperial del senado se debatían el resultado de aquello, los optimistas, quienes eran casi la mitad, creían que la segunda batalla había sido exitosa y pensaban que su armada se estaba dando el tiempo de atiborrarse con los recursos al otro lado para volver a casa con los bolsillos llenos, honrando el imperio con un botín incalculable luego del fracaso del ejercito de Vanguardia a manos de Maio, Mudra y Calasta, otros pocos mas mesurados teorizaban que sus ejércitos estaban teniendo complicaciones contra el enemigo, pero, que tarde o temprano llegaría un informe, que fuese con un mejor o peor panorama, les daría una idea de que hacer, por último, los más pesimistas aseguraban que la misión había sido un total error, sugerían que los soldados de su inmensa armada habían sido liquidados o pidieron amnistía al enemigo.

Sea cual fuese el caso, la realidad es que no sabían que rayos pasó en el frente para ese punto, se hallaban completamente incomunicados, al menos hasta que los guardias de la ciudad divisaron una pequeña caravana que se acercaba por el camino que ya semanas atrás la armada usó para emprender su viaje, la comitiva era compuesta en su mayoria de civiles, con algunos soldados esparcidos entre medias, todos sin excepción sucios y con heridas más o menos graves, lo que les hizo temer lo peor es que pudieron ver claramente los estandartes de la armada imperial, todos rasgados o a medio quemar, ondeando con pesadez al viento, con premura los soldados de la capital encararon a la caravana, lo que descubrieron les cayó como un balde de agua helada, pues aquel grupo de apenas unas tres mil personas, eran los presuntos únicos supervivientes de la batalla en la colina de Alnus, dos mil quinientos de los civiles de apoyo y solo quinientos y pico soldados, liderados por el general Maio, quien justo como el informe había indicado tenía un brazo mutilado, ahora también su rostro se hallaba vendado en su mitad izquierda y su pierna izquierda también se hallaba sin protección, cubierta por unos vendajes, Maio venía en el mismo caballo que el general Mordo, cuyas heridas le tenían el rostro entero vendado, un poco más atrás el senador Godasen se hallaba con la cabeza vendada y una de sus piernas había sido severamente destrozada, quedando una pieza irregular y sangrante que por pura suerte había sido atendida a tiempo por los boticarios y médicos que iban con la comitiva.

Y ASÍ EL IMPERIO FUE A LUCHAR ALLíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora