Hinata había estado soñando con alguien desde hacía varios días. Un hombre alto, de cabello negro y un aura de frialdad a su alrededor la hacía sentir extraña, pero a la vez, conectada. Hinata no sabía de quién se trataba, pero sentía que este hombre era alguien especial en su vida.
Un día, cuando Hinata estaba en la tienda de antigüedades de su abuela, vio una estatua similar al hombre de sus sueños. Era una figura de un soldado medieval, con una armadura completa y una espada afilada. Hinata se acercó a la estatua y la tocó, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo.
De repente, Hinata se encontró en un lugar desconocido. Era un campo de batalla, y había soldados luchando en todas partes. Hinata intentó alejarse, pero no podía moverse. Entonces, vio al hombre de sus sueños frente a ella, luchando con habilidad y fuerza. Él la miró directamente a los ojos, y Hinata supo que era él, su destino.
Hinata fue a hablar con su abuela, quien reveló que la estatua era de un famoso guerrero, Levi, que había luchado en muchas batallas en el pasado. Hinata decidió investigar más sobre él, y descubrió que Levi había sido un soldado muy famoso en el mundo medieval y que había muerto en la batalla final.
Hinata sabía que su destino estaba ligado al de Levi, así que decidió hacer un ritual para invocarlo. Cuando lo hizo, Levi apareció frente a ella, y ambos se miraron a los ojos. Hinata no podía creerlo, y Levi tampoco: había vuelto a la vida después de muchos siglos.
Levi y Hinata pasaron mucho tiempo juntos, y ambos se dieron cuenta que su conexión era real. Hinata ayudó a Levi a entender el mundo moderno, mientras que él le enseñó sobre las tácticas de guerra y las armas antiguas. Finalmente, Hinata y Levi se dieron cuenta que no importaba el tiempo que hubiera pasado, su destino estaba unido.
En su último día juntos, Levi miró a Hinata y le dijo que él siempre había sabido que su destino era estar junto a ella, pero que nunca había esperado que le dieran la oportunidad de tener una segunda vida para cumplir con su destino. Hinata sonrió, sabiendo que su conexión trascendía el tiempo y que habían encontrado el amor más allá de su época.
Después de ese día, Levi desapareció, dejando una sensación de vacío en el corazón de Hinata. No sabía si volvería a verlo de nuevo, pero sabía que no importaba: su destino estaría siempre con ella.
