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Los Ángeles, California. 
30 de abril de 2016.

Le di un trago a la cerveza y atraje a Dinah hacia mí, riéndonos. Ese sábado estábamos de fiesta en casa de Rose, una compañera de clase de Normani. Era la última antes de los exámenes finales. Últimos de toda la carrera: últimos y estaría graduada. Quizá hiciera un postgrado después, quizá no. No sabía nada. Solo estaba centrada en acaba y volver a Nueva York. 

La Universidad de California en Los Ángeles era un buen lugar para estudiar: el ambiente era genial. Había estado pagándome los cursos gracias a las noches en el bar de Cloe: "The Numbers". Allí trabajaba sirviendo copas entre diario. Cuando llegaba el fin de semana estaba k.o. Todos estos meses había conseguido ahorrar lo suficiente como para terminar de pagar el curso, el piso y pasarme todo el verano tirada en la playa. Me lo merecía. Porque sí, pasaría el verano en L.A despidiéndome de aquél mágico lugar que tanto me había enamorado.

Pero aquél sábado era distinto, era el último antes de acabarlo todo. Dinah, Normani y Ally me pidieron que, por favor, hiciera un esfuerzo y fuera. No solía acudir a las fiestas por el cansancio acumulado después de toda la semana estudiando y trabajando. 

Habían pasado cuatro años ya desde que inicié Derecho, desde que me instalé en esta ciudad de locos. Tampoco se estaba tan mal. Había buenos sitios, buena gente..., y lo más importante: mis amigas. Gracias a la decisión que tomé pude conocer a las personas que me habían salvado la vida innumerables veces. 

Volviendo a la fiesta. 

Estábamos en la cocina, charlando acerca de los planes que haríamos este verano. Al fin y al cabo, sería nuestro último verano juntas.
Normani no paraba de mirar al chico alto que estaba al otro lado de la cocina hablando con otros dos chicos más. Al parecer los tres eran jugadores del equipo de rugby de la universidad. El alto no había parado de coquetear con mi amiga desde que empezó el segundo cuatrimestre. Sin embargo, estaba pasando de ella. 

—No lo entiendo, no sé a qué está jugando -dijo Normani jugando con el vaso que tenía en la mano. Eran las doce y media y llevábamos bebiendo desde las ocho de la tarde. Era evidente que ya iba afectada por el alcohol. Dinah, que estaba apoyada en mí, se separó y miró de cerca a la morena.
—Los hombres son todos iguales, nunca te fíes de ninguno -miró hacia Nela, que se estaba enrollando con alguna  cualquiera en uno de los sofás del salón. Habían cortado hace dos semanas y a él parecía no importarle. 
—Venga ya, relajaos las dos. Hay miles de tíos -antes de seguir hablando, apareció Ally acompañada de alguien.

Llevaba todo el día diciéndonos que traería a una amiga nueva. Estaba super ilusionada por presentárnosla. Al parecer era la primera vez que la chica iba a alguna fiesta universitaria. Era la primera vez que salía con alguien que no fuera su familia.
Nos contó que se mudó en enero, que vivía en Miami, pero tuvieron que mudarse porque su padre tenía negocios en California. Nos pidió que nos portáramos bien, era bastante tímida. Aunque llevaban hablando semanas y nos afirmaba que con ella había cogido confianza.

Cuando miré a la chica que estaba al lado de Ally sentí cómo se sonrojaba. Sonreí ante su sonrojez, me pareció bastante tierna.

—Chicas, os presento a Camila. 

Todas la saludamos levantando la mano. Dinah le dio un abrazo y dejó un beso en su mejilla. Pude intuir que eso incomodó a Camila. 

—Perdona a Dinah, Camila. A veces no sabe comportarse -dije riendo, intentando restarle hierro al asunto. Todas rieron conmigo, todas menos Dinah, que me pegó un puñetazo en el brazo añadiendo un "idiota" y una mirada asesina. Eso nos hizo reír más. 

august (camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora