august (camren)

8

Los Angeles, California.

4 de junio de 2016.

Las 8:47 p.m.

Había quedado con las chicas para cenar a las 8:30 p.m. Se me hizo tarde, estaba realmente cansada esos días.
Llevaba una semana sin saber nada de Camila, ni si quiera habíamos hablado. En realidad ella sí me había estado escribiendo, pero yo ignoré todos sus mensajes. Después de enterarme de que le gustaba alguien y que ese alguien no era yo estuve muy centrada en quitarmela de la cabeza. No podía gustarme alguien que no me correspondía, no podía permitírmelo. 

Con quien sí había estado hablando más era con Alice. Al final resultó ser muy buena chica. Bueno, eso y que había estado viniendo a mi casa los últimos días. Éramos amigas con derecho a algún que otro roce. Nos sentíamos muy cómodas juntas, era agradable. 

Entré por la puerta del bar mensajeándome con Al, atenta al teléfono. Estaba diciéndola que se viniera después, iríamos a algún club a tomar algo y a bailar. 
Guardé el teléfono cuando me senté en la mesa con las chicas, que me miraban espectantes. Las miré. Faltaba Camila. 

—Vaya, mirad quién está aquí -dijo DJ, sarcásticamente. —Miss desaparezco y no contesto a las llamadas ni mensajes de mis amigas en un mes -me miraba con la ceja levantada. Ally puso en blanco sus ojos y Mani rió. 
—Anda ya, exagerada -sonreí. —Han sido unos días, tampoco ibas a morirte sin mí..., ¿o sí? -pregunté alzando mis cejas, divertida. Me llevé un puñetazo en el brazo. Me quejé en alto, frotando la zona.
—¿Qué has estado haciendo? Ni si quiera has dado señales por Instagram -preguntó Mani, curiosa. 
—Necesitaba desconectar un poco, no seas metiche -miré a mi alrededor buscando a Camila, empecé a ponerme un poco nerviosa al ver que no estaba en ningún lado. 
—¿Qué buscas? Por cierto, hemos pedido tres pizzas: barbacoa, cuatro quesos y con verduras -dijo mientras el camarero dejaba las dejaba en la mesa
—¿Dónde está Camila? 
—No podía venir, vendrá después al club.

Empezamos a cenar y nos dieron las 11:00 p.m entre risas, recuerdos y chismes. 
Realmente necesitaba ese momento con ellas..., pude despejar mi mente.

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Aparqué en el parking del club. Estaba algo alejado del centro de la ciudad. Alice había estado mandándome mensajes para afirmarme que sí, que llegaría sobre las 12:30 a.m con unos amigos. Al estar contestándole bajé del coche la última. Lo cerré y nos acercamos a la puerta del garito, había algo de cola. 
Estaba tan entretenida con las chica que no me daba cuenta de que en algún momento llegaría Camila. Y ese momento llegó.

—Hola, chicas -dijo Camila, sonriendo. Se abrazó con DJ de forma efusiva. Eran mejores amigas. Todas lasaludaron menos yo. Se le borró la sonrisa del rostro y me miró, mordiéndose el labio. Suspiró. —Hola Laur. 
—Hey -dije bastante fría, intentando mostrar indiferencia. Me podía la tentación, pero tenía que ser fuerte si quería olvidarme de mis sentimientos por ella

Me giré mirando hacia delante de la fila y mensajeé a Al: "acaba de llegar Camila y solo he sido capaz de decirla "hey", creo que piensa que soy idiota. Normal, yo también lo pensaría". Guarde el móvil y me encendí un cigarro. Escuchaba a las chicas hablar entre ellas, reír, pero no podía estar en la misma honda.
Cam llevaba un vestido rojo granate corto de tirantes que le quedaba de muerte. Unos tacones color granate y un choquer negro al cuello. Su pelito iba suelto. Estaba preciosa. 

Sonó mi teléfono. Un mensaje. Alice: "realmente debe de pensar que eres idiota. Para ya, Lauren, eres más fuerte que todo esto. Te veo luego, no te dejaré sola esta noche".
Realmente agradecía tenerla en mi vida. Esa semana desconectada del mundo habían servido para poder contarle muchas cosas, conocernos más en profundidad y ver que era una persona maravillosa. Nos apoyábamos. 
Mani apareció a mi lado.