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Los Angeles, California.

24 de mayo de 2016.


Estaba tumbada en el sofá, cambiando de canal repetidas veces, no encontrabada nada en la tv. En realidad, estaba pensando en todo y en nada a la vez..., bastante embobada. ¿Que qué pensaba? Bueno, llevaba todo el día pensando que mañana iba a tener una "cita" con Camila. Y no sabía qué esperar de ello. También pensaba en el mensaje que había leído esa mañana nada más levantarme: "hoy se sale, ¿no?". Era de Normani, lo puso por el grupo que teníamos las cinco.  "Ni de". Esa fue mi respuesta. No quería beber, no me apetecía socializar. Era un día bastante de bajón.

Apenas eran las 6:30 p.m. cuando el timbre sonó. Bufé, levantándome a abrir. 

—Oh, eres tú -dije, al ver a Mani.
—Qué pensabas, perra, ¿que ibas a deshacerte de mí tan fácilmente? -Preguntó mientras tiraba un par de bolsas encima de la mesa del comedor y, acto seguido, se tiraba en el sofá robándome el mando.
—¿Qué haces?
—¿No lo ves? He traído palomitas. De mantequilla. Tus favoritas. Y coca-cola. Y te he comprado tabaco porque anoche me fumé más de la mitad de tu cajetilla. 

Me lancé a su lado, quitándola el mando y poniendo Netflix. 

Y así nos pasamos toda la tarde, comiendo y viendo películas con puntuaciones pésimas porque eran nuestras favoritas.

Alrededor de las 8:00 p.m. sonó el timbre. Miré a Normani, confundida. No había pedido nada, no tenía que recoger ningún paquete y todavía no habíamos pedido cena. 

—¡Ah! Olvidé mencionar que invité a las chicas -decía mientras se metía otra palomita en la boca.

La maldije para mis adentros, no me apetecía socializar, se lo dije bien claro. Me levanté, suspirando. Abrí la puerta y lo primero que vi fueron dos bolsas blancas que olían a comida japonesa. Dinah Jane se escondía detrás de ellas. Las cogí, dejándolas entrar. Dejé las bolsas encima de la mesa del comedor. Ni si quiera las saludé. Volví a mi estado natural al lado de Normani.

El sofá era suficientemente largo, ocupaba gran parte del salón. Era un chaise long donde cabíamos las cinco espaciadamente. 

—Vaya, lo que nos dijo Mani de tu humor de perros era verdad -abentó Dinah. —Intuyo entonces que no querrás el sushi que te hemos traído, ¿no?

"¿Sushi? Espera, ¿hemos?" pensé. Me recliné un poco en el sofá para ver a Dinah abrirse una de las cervezas fresquitas que había traído. Al echarse hacia atrás pude ver a Camila mirándome a los ojos. Me saludó con la mano, sonriendo.

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Nos comimos todo el sushi y el ramen que había. 

—Dios, qué rico -dije, tocándome la barriga. Estaba llena. 
—Camila dijo que te gustaría porque es tu favorito -dijo DJ, retirando un poco su plato. 

Miré a Camz, quién estaba mirando su plato, un poco roja. Sonreí.

—¿Y cómo sabías que es mi japo favorito? -la miramos todas, con curiosidad. Ella nos devolvió la mirada hasta posarla en mí.
—Es que un día lo dijiste y me acordé -se levantó rápidamente y se puso a recoger para escabullirse de la pregunta.
—Una chica atenta, ¿eh? -DJ me miró, guiñándome el ojo. Simplemente le puse una cara extraña, como preguntándola que qué estaba diciendo. Estaba confunsa.
—Bueno, deberíamos de ir a la fiesta, son las 23:00 p.m y empieza a las doce. Entre que Lauren se viste, arranca el coche, nos metemos en él, Camila y Dinah se pelean por ver quién pone música y demás... Yo creo que para la una estaremos allí, sí -miró su reloj y todas nos reímos.
—¿Dónde está Ally? -no había caído en la cuenta hasta ese momento de que Ally no estaba.
—Ha quedado con Troy, el chico que conoció el último día de clase -Camila habló.
—Seguro que se pasan toda la noche f*llando, por eso no quiere venir -Camila pegó en el brazo a DJ lo suficientemente fuerte como para que ésta se quejara, cosa ridícula porque Camila no tenía mucha fuerza que digamos. —¡Auch! -se quejó.
—No digas tonterías. Sabemos que Ally lleva unas bragas metálicas con candado y que la llave está en algún lugar en el fondo del Atlántico -miramos a Camila por lo que acababa de decir, y nos reímos todas. Tenía razón. 

august (camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora