Capítulo 11.

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"Más allá del jardín"

¡Oye! ¡Albino de mierda!... — le gritó uno de sus guardias. — Pagaron tu fianza... Lárgate de acá.

Eso lo hizo despertar. ¿Pagar su fianza? ¿Quién sería tan Imbécil para hacerlo?

No pensaba que fuera la Madre superiora ya que por motivos del colegio no podría verse involucrada. Tambien pensó en Katy, pero siempre se quejó de su sueldo y que no tenía dinero. 

Dejó de pensar en eso y tampoco valía la pena preguntarle a esos cerdos policías. Estaban comiendo mientras veían la televisión. Tomó sus cosas y se fue de ahí.

— Más les vale que no me hayan sacado dinero. Tenía 15 dólares ahí. — le dijo enojado al guardia que se los entregó.

— Me vale mierda, copito de nieve. ¡Largo!

Mientras iba saliendo de la comisaría, tirando groserías en voz baja, vio a lo lejos un auto elegante. Era un elegante Mercedes de color negro. Brillaba como una perla negra en la arena. Él abrió los ojos algo sorprendido y luego suspiró aburrido.

— Era algo obvio que la llamó a ella...

Abrió la puerta del vehículo y entró. Se sentó en el asiento del copiloto, y miró al chófer. Era una mujer rubia, de cabello largo atado a una coleta. Tenía una mirada seria e indiferente. Era una chica mayor al albino y con algo de su parecido. Vestía elegante un traje negro ejecutivo, y un maquillaje coqueto en su rostro.

— Lori... — dijo en forma de saludo. — ¿Qué haces acá?

— Tía Martha me llamó pidiendo ayuda.

— Lo sabía, esa vieja no puede quedarse sin hacer nada. — dijo acomodándose en el asiento. — Conduce hasta mi departamento y me dejas ahí.

— Me esperaba un encuentro algo más... Emotivo y familiar.

— ¿En serio te lo esperabas?... — la miró como si fuera estúpida.

— No... La verdad no. — dijo ella honestamente.

Prendió el auto y se dirigió hacia el departamento de Lincoln. Era más o menos un trayecto algo largo por lo cual podían conversar.

— Estaba con Lucy cuando pasó. Ella estaba preocupada por ti.

— Sí fue así ¿Por qué no vino?... — dijo desinteresado.

— ¿La querías acá?...

— No. — respondió cortante. — Hubieras pagado la fianza y te hubieras ido, no era necesario esperarme.

— Quería verte. Hace un año que no lo hago. — Tenía que escoger sus palabras con cuidado estando frente a él. — No fuiste al cumpleaños de Mamá.

— Le envié un regalo por correo. — no despegaba su vista de la ventana. Le gustaba ver los autos pasar desde niño. — Aparte, he tenido trabajo.

— Hablé con Lynn hace una semana. Dijo que te extraña. El gimnasio no es lo mismo sin ti. — Dijo tratando de ser un poco más cálida con el albino. — Sé que ese trabajo no te gustaba para nada, pero para lynn significó mucho que la ayudaras. — Lincoln la miró molesto.

MojigataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora