Capitulo 19

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"La Luna nos unió"

" — Mamá...

Había estado dormida casi dos horas. La doncella de largo cabello castaño abría sus ojos solo para observar el intenso bosque donde se encontraba. Después de ir donde ese misterioso brujo. El dragón los llevó a ese lugar y luego se perdió entre la noche. La doncella no lo vio como un abandono, o algo parecido al rechazo, sino que él mago le había dicho que ese dragón era consciente de a dónde los tenía que llevar.

— El bosque de Nart... — Escuchó a su lado. Sentado, apoyando su espalda en un gran árbol de avellanos. El caballero ceniza despertaba de su sueño para contemplar el paisaje a su frente. — Hace tantos años que no viajaba a este páramo escondido entre las hojas. Ni siquiera recordaba lo bello que es.

La castaña vio como se sujetaba el estómago. Estaba herido. Lo sabía cuando atravesaron los aguijones de esas sombras cuando mató al gigante. Estaba tan orgulloso y terco que no admitiría que le dolía.

— Necesita ayuda para levantarse... — Dijo tomando su brazo para alzarlo. Él negó.

— ¡No!... No necesito tu ayuda, mujer. Ni la tuya y de nadie. Yo puedo solo.

Su rostro era más blanco que de costumbre. Y al tocar su piel sintió la fiebre que lo invadía por completo. Estaba sudando y necesitaba ayuda. El mago de las montañas solo les dijo que el dragón los llevaría al lugar correcto para poder curar al caballero ceniza de su dolor provocado por el veneno de los escorpiones de las sombras.

— ¿Qué fue eso?... — dijo la doncella. — Cuando estaba luchando contra las sombras un fuego me quemó por completo y luego aparecí con una armadura violeta. ¿Usted lo hizo?...

Iban caminando por los claros del bosque. La doncella no necesitaba ayuda para cargar su bolso en su espalda. Pero al ver al caballero ceniza apretar sus dientes de dolor, sabía que le costaba caminar.

— Las llamas de Zet. — respondió el peliblanco mientras caminaba con una punzada en el vientre. — Tenías mucha rabia dentro de ti. Estabas asustada y no dejabas que esa ira explotara como debe ser. Yo quemé el miedo, y la debilidad en ti. Esa armadura estaba hecha de un sentimiento. Uno muy poderoso en ti. El poder es sentimiento. El poder del mago de las montañas es la tristeza, condenado a no llorar aunque perdió todo lo que amaba.

La doncella se sorprendió de eso. Lo veía como un hombre serio y bastante apático. No sé imaginaba al mago triste.

— ¿Y el tuyo?... — preguntó la doncella.

— Creo que sabes la respuesta.

— El odio... — confirmó. — Tu fuerza viene del odio y el rencor.

— Sí. Lo que me hace preguntar. ¿De dónde viene tu fuerza, doncella?...

La muchacha se quedó pensando un poco. ¿Odio?... No. No se sentía como tal. Era algo más cálido. Algo más punzante en su pecho. No sabía cómo responder, pues era una emoción muy diferente y bastante dolorosa para ella.

— Espera. — Frenó el pelo ceniza.

A la vista lejana, más allá de la copa de los inmensos pinos del bosque, se alzaba un castillo blanco con torres azules. Era inmenso; de apariencia pomposa y extravagante. La doncella abrió los ojos a tal bello edificio ante sus ojos y el caballero ceniza gruñó por lo bajo.

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⏰ Última actualización: Sep 09 ⏰

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