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Hyunjin llego al lado de Jisung, algo agitado y con expresión preocupada en su rostro

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Hyunjin llego al lado de Jisung, algo agitado y con expresión preocupada en su rostro.

—¡Felix! Por fin te encuentro —dijo más relajado dándose cuenta de la presencia de su amigo al lado del chico peliblanco —oh, Minho, que bueno que ya llegaste, te estábamos esperando.

—Así que tu nombre es Felix, yo soy Minho —se presentó Minho extendiendole la mano.

—Sí, mucho gusto.

—Bueno, ya que todos nos conocemos volvamos a nuestro lugar de siempre, Jeongin ya debió de haber llegado con mucha azúcar para toda la noche. —habló ahora Jisung.

Los cuatro se dirigieron a la sala privada más grande del edificio, reservada especialmente para Jeongin y sus amigos, nadie más podía usar esa sala además de ellos. Cuando llegaron Jeongin ya estaba ahí con otro chico pelinegro un poco más fornido y no tan alto. Tenía una sonrisa coqueta en su rostro, su cabello ondulado algo despeinado, usaba una playera negra pegada al cuerpo que resaltaba sus fuertes y marcados brazos. Era bastante guapo a ojos de Felix igual que el resto de sus amigos. <<¿Qué les daban de comer en la Tierra para estar así?>>

—Al fin llegan, Changbin me ayudo a traer todo esto, así que lo invite a pasar la noche con nosotros. —Dijo el más joven con un tono demasiado emocionado para ser una simple coincidencia.

—Innie, no deberías molestarlo cuando esta trabajando —dijo Chan desde el sofá, sentado al lado de Seungmin con poco espacio personal.

—Cuánto tiempo Changbin, me alegra volver a verte. —se acercó Jisung al pelinegro, con los brazos abiertos siendo aceptado por el más bajito.

El ambiente se volvió más cálido dentro de aquella sala, todo era risas, juegos y bromas entre los ocho chicos. Felix los acababa de conocer pero estaba seguro de que se sentía seguro con ellos, nunca se había sentido tan vivo. Una enorme sonrisa adornaba su adorable rostro hasta que le acercaron un bowl lleno de golosinas terrestres. Sería su primera vez probando algo diferente a lo que comía en la luna. Había tantos colores y empaques distintos que quería probarlos todos, pero no quería verse codicioso, así que solo tomo un pequeño dulce con la envoltura color amarilla. Sin el pequeño papel amarillo, el dulce era color café claro y se derretía entre sus dedos después de sostenerlo por un largo tiempo. El olor era dulce y agradable, le dio una pequeña mordida y el sabor inundó su boca en una explosión de delicioso sabor dulce que por alguna razón lo hizo sentir con más energía. <<¿Chocolate?>> una cosa más que agregar a su lista de sus cosas favoritas.

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Hijo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora