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Sus pequeñas piernas lo condujeron a un parque no muy lejos del edificio Yang

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Sus pequeñas piernas lo condujeron a un parque no muy lejos del edificio Yang. El aire fresco le permitió respirar mejor y controlar sus emociones. Ahora estaba avergonzado por su infantil actitud con sus amigos. Dentro de su cabeza era un desastre de pensamientos y sentimientos nuevos que tal vez no estaría viviendo si nunca hubiera decidido viajar a la Tierra. Tal vez todos estarían mejor si él regresaba a la luna antes de lastimar más a sus amigos.

Felix subió su mirada hacia la luna, tratando de encontrar alguna respuesta. Frunció el entrecejo al no ver la esfera brillante en el oscuro cielo azul. Recorrió todo lo que sus ojos le permitían del cielo estrellado, pero ahí no había Luna.

Se tranquilizaba el mismo pensando que tal vez su madre estaba muy cansada para brillar esa noche, o tal vez solo se tomó un día de descanso. Manejar la Luna era un trabajo cansado. Su cabecita no paraba de formular conclusiones tratando de no caer en la ansiedad.

Logro mantener la calma, recordando los consejos que le habían dado Minho hyung y Jisung. Se sentía más tranquilo después de recordar los momentos que paso con los chicos que estuvieron con él desde el inicio de su aventura. Una sonrisa lastimera se instaló en rostro.

Ya era hora de regresar y disculparse con los demás. Haría cualquier cosa para que lo perdonarán, lo menos que quería era irse de la Tierra sin despedirse. El tiempo se le estaba agotando y las palabras se su madre volvían a él una y otra vez.

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—Hijo, prometeme que no te quedaras más de un día lunar en la Tierra. —El rostro de su madre se tornó en uno de preocupación de manera repentina.

—¿Te preocupa quedarte sola mucho tiempo? —bromeó Felix —Madre, ya no soy un niño pequeño. Sé cuidarme solo.

—Prométemelo —le extrañó la seriedad en que su madre le había repetido aquello.

—Bien, lo prometo...

—Sé que ya eres todo un niño grande —Su madre le sonrió de manera tierna como solo una madre podría hacerlo, mientras le arreglaba el cabello dejándole pequeñas caricias —y uno muy guapo.

—Te voy a extrañar.

—Y yo a ti. Cuidate mucho y no confíes en nadie. Confía en tu instinto.

—¿A qué te refieres? ¿Hay algo que debería saber, madre?


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Unas fuertes pisadas lo hicieron salirse de sus pensamientos. La luz de un pequeño faro le permitió distinguir a cuatro personas que se acercaban a él. Una de las siluetas era alta y fornida, por lo que pensó que se trataba de Hyunjin y sus amigos.

Habían ido por él.

—Chicos, perdón por como me porte con ustedes, sobre todo contigo Jisung. Haré cualquier cosa, pero no se enfaden conmigo, por favor.

—Tranquilo, nadie está enojado contigo —espera... Esa no era la voz de Hyunjin o siquiera de Jisung. —Hijo... Dale a tu padre un abrazo.

—¿Disculpe? Yo no tengo padre.

—Sé que esto puede sonar raro y nuevo para ti, pero no tienes de que tener miedo.

—Creo que se equivoco de persona. Yo ya me voy.

El señor Lee chasqueo sus dedos y dos de los hombres que venían con él tomaron a Felix por los brazos para arrastrarlo hacia el auto que estaba estacionado frente al parque.

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—¿A dónde pudo haber ido? —preguntó Hyunjin a los demás. Llevó sus manos a su cabello y lo despeinado en señal de frustración.

—Tranquilo Jinnie, Felix no debe de haber ido muy lejos. — dijo Jeongin

—Oigan... ¿Vieron eso? —todos voltearon a ver a Seungmin en espera de que aclarara lo que acababa de preguntar —la luz... Y se escuchó un grito.

—Seungmin tiene razón, hubo una explosión de luz y proviene del parque. —Susurro Changbin con miedo de que alguien peligroso estuviera cerca.

—Revisemos de que se trata y que nadie este en peligro —mandó BangChan —no se separen y no actúen con imprudencia.

—No seas tan serio o te vas a arrugar —Minho siempre trataba de aligerar el ambiente —quien llegue al último es gay.

—Pero...todos somos gays —todos ya habían empezado a correr para cuando Jisung había terminado la frase —espérenme, no me gusta estar solo.

Al llegar los ocho al parque se apresuraron a llegar al lado de Felix, quien estaba tirado en el suelo inconsciente. Minho comprobó su pulso y que estuviera respirando para darle la señal a Hyunjin de que podía levantarlo en brazos.

—Oigan...

—Ahora no Jeongin, esto es serio —respondió el mayor de todos.

—Pero... Chicos...

—¿Qué pasa lindo? —Changbin fue el único en ponerle atención —chicos... Creo que deberían de ver esto.

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Hijo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora