Hijo de la luna

28

Yeonjun necesitaba alguna excusa para acercarse a Felix, pero no podría hacerlo con esos siete orangutanes que siempre lo seguían a todas partes. ¡Parecían sus niñeras! Hasta Changbin se preocupaba por él. No es que estuviera celoso, pero Seo se veía tan feliz a lado de Jeongin. Él no se podía comparar con ese niño, era más joven, más guapo, tenía más energía y le caía bien a todos. En cambio él... Ni siquiera tenía padres, se había alejado de todos sus amigos y lo que más le dolía, se había alejado de su pareja... Se había alejado de Changbin.

¡Claro! La respuesta era Changbin.

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—Bueno... Yo —se aclaró la garganta antes de continuar con su explicación —el señor Lee amenazó con matar a mi hermano si no hacía todo lo que me pedía y así lo hice durante un tiempo, pero sé que estubo mal y trate de escapar pero ahora no tengo a donde ir. Mi última opción eras tú Changbin...

—¿Yo? Pero tú fuiste el que se alejo de mi. No trates de manipular mis sentimientos.

—Espera, ¿ustedes se conocían? —preguntó Jeongin sin entender que pasaba entre su novio y el otro chico.

—Sí... Changbin es mi ex novio, nos conocemos desde niños, ¿verdad Binnie?

—Nuestras familias era cercanas hasta que los padres de Yeonjun se enteraron de que su hijo menor tenía una enfermedad muy grave y decidieron abandonarlos.

—El único que se quedo a mi lado fue Changbin hyung.

—Hasta que me mandaste a la mierda.

Jeongin no había hecho ningun otra pregunta, se sentía raro. No sabía si eran celos o solo incomodidad por la presencia del ex de su novio.

—Creo que mejor me voy, estoy un poco cansado —dijo el más joven forzando una pequeña sonrisa que ninguno de sus amigos se creyó.

—Te acompañamos, aun tenemos muchas cosas que aclarar. —Dijo Hyunjin seguido de los demás a esepcion de Changbin.

—Yo me quedaré, solo para vigilar que él no haga nada raro —Changbin trató de justificarse, pero sus nervios eran evidentes.

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La música de la cafetería era relajante, aunque el ambiente seguía siendo incomodo. Seungmin y Bangchan trataban de distraer a Jeongin con pláticas sobre videojuegos o moda, pero el menor parecía distraído.

Minho y Jisung estaban en su propio mundo de rosas y miel. Se daban de comer en la boca, hacían pequeñas bromas entre ellos, se daban mimos y pequeñas caricias que los hacían sonrojarse.

Felix miraba por la ventana con la mirada ida. Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo que no era capaz de procesar todas sus emociones. Era como un niño pequeño descubriendo sobre el mundo, y aunque no era pequeño, sí estaba descubriendo sobre el mundo. Quería sentir la calidez de Hyunjin, sentir los latidos de su corazón y saber que todo estaría bien estando a su lado, pero no se atrevía a acercarse después de haberles confesado su  origen.

—Ven aquí. —Dijo el pelinegro atrallendo el delgado cuerpo de Felix hacía él. Acarició sus rubios cabellos y sonrió viendo como el de lindas pecas se acomodaba entre su pecho. El más alto dejo un pequeño beso sobre la frente del contrario mientras le susurraba —todo estará bien.

Todos se sobrealtaron cuando Jeongin se dio una fuerte palmada en la mejilla a él mismo.

—Me canse de sentirme miserable, es hora de la acción.

Todos sonrieron hacia su amigo, quien para ser el más joven era el más maduro y fuerte de todos.

—Felix, asumo que tu madre es la Luna ya que bienes de ahí, ¿hay más habitantes en la luna, además de tu mamá y tú?

—No, solo somos nosotros dos.

—Bien, eso es suficiente. Mi padre tiene la bibliogeca más grande de Corea del Sur. Podemos empezar a buscar algo relacionado con eso. Algo relacionado contigo y si es posible que se relacione con el señor Lee.

—¿No es más fácil si simplemente lo buscas en Internet? Eres un genio de las computadoras Innie —dijo Minho con pereza de tener que leer mil libros hasta encontrar algo.

—Le quitas la diversión.

—Chicos... Hay algo más —todos prestaron atención a lo que tenia que decir el rubio que extrañamente ahora estaba sobre el regazo de Hyunjin. —Mi madre me dijo que solo podía estar un día lunar en la Tierra. Lo que corresponde a casi un mes terrestre...

—O sea que solo te queda una semana... —Completó la idea Jisung.

—Entonces no tenernos más tiempo que perder. ¡A trabajar! —mandó Jeongin.