Capitulo 15

124 21 2
                                    

Maratón 2/5

Llegaron al establo y se bajaron de los caballos, Lucero se miró a sí misma y se aguantó la risa. Estaba tan embarrada de lodo que si Erick la veía iba a darle un infarto.

-Manuel...-lo llamó, El la miró y a ella le
temblaron las piernas.

-¿Qué sucede?-quiso saber.

-¿Qué te parece si bañamos a los caballos? Los pobres quedaron tan sucios y todo por nuestra culpa

-¿Tú bañar a los caballos? -dijo y comenzó a reír.

Lucero abrió los ojos y la boca de la sorpresa a causa de su risa. Aquella risa viajó a través de ella en forma de escalofrío. Era totalmente injusto que este hombre le provocara tantas
cosas. ¿Cómo era posible?

-¿Qué? ¿Acaso no puedo? -le preguntó
recuperando sus pensamientos.

-Se te estropearían las uñas -le dijo divertido.

-No me subestimes, Mijares No he perdido la maña de hacer las cosas-le dijo amenazante.

Él sonrió levemente ante su tono de amenaza. No, él no debía subestimarla. Ella no era una mujer a la que podía subestimar. Debía admitir que no era como todas las mujeres refinadas y estiradas de la cuidad.

-Tienes razón, lo siento-se disculpó. Ella se aguantó una sonrisa.

-No sé, no sé si voy a perdonarte. Por mí
puedes comerte tus palabras. Y no voy a
perdonarte.

-Tú sabes que si lo harás, enana-sonrió Manuel-Jamás fuiste muy buena enojándote conmigo. Te durará apenas unos segundos.

-Ya te demostraré que vas a comerte tus
palabras.

-Ya lo veremos.

Manuel se alejó un poco de ella para buscar las dos mangueras y bañar a los caballos. Se sentía extrañamente feliz. Se sentía emocionado. Estar con Lucero lo hacía olvidarse de todo y de todos. Encontró las cosas y luego le tendió una
manguera a Lucero

-¿Sabes?-comenzó a hablar ella-Vivir en
Londres jamás fue tan lindo como vivir aquí.

-Yo jamás me iría de Estados Unidos, ni mucho menos de este campo. Así que te creo cuando dices que jamás fue tan lindo.

Ella rió por lo bajo. Sabía que él le diría algo así. Manuel amaba aquel lugar.

Lucero desenroscó la manguera y se acercó a white

-¿Listo para asearte, bonito? -le preguntó al caballo

--El que limpie primero al caballo, gana-dijo.él.

Ella sonrió y asintió levemente. El juego comenzó. Aquel instinto de competencia estaba dentro de ella de una manera asombrosa. Le gustaba competir con Manuel. Era algo total y completamente sano.

Lucero rió divertida cuando White sacudió su cuerpo, provocando que ella se mojara. ¡Hacía cuanto que no hacía nada de esto!

Manuel vio como ella iba tomando ventaja en eso. No pensó que sería tan rápida, y de alguna manera quería ganarle. No sabía o entendía bien por qué. Pero tenía que hacerlo. Así que decidió tomar ventaja. Sin que Silvia se
diera cuenta, él quitó la manguera del caballo y la apuntó.

Lucero pegó un pequeño grito al sentir el agua fría sobre ella.

Manuel comenzó a reír con fuerza, todo esto era tan divertido.

-¡Eres un tramposo!-le reprochó ella.

-No lo creo, señorita cuidad-le dijo él sin dejar de reír.

Corazón Salvaje Donde viven las historias. Descúbrelo ahora