El tiempo con Killian se pasó bastante rápido y agradecí que no preguntara, es más, que se dedicara a entretenerme para que no pensara. Alex era buen chico, quizá un poco egocéntrico diciendo que él era el mejor yendo en skate, pero no se le veía mala persona.
Pasó todo muy rápido y me divertí bastante para ser sincera, aunque había momentos ahí sentada que se me volvía a derrumbar todo encima como si hubiera puesto un parche y se haya despegado.
Él se perdió en sus pensamientos durante un rato mientras intercambiaba única y exclusivamente música con Alex, no eran necesarias las palabras ya que él hablaba por todos nosotros.
Sonó mi móvil mientras Alex ya había vuelto de su llamada, descolgué porque en grande ponía Bella.
―¿Zoe? ―Inquirió Bella―. Son ya las cinco, ¿dónde estás?
Me acerqué a cogerle de la muñeca a Killian para ver la hora. Mierda.
―Esto... pasó algo en casa fui a hacer skate a Ocean Ave y... ―No sabía cómo explicarle a Bella.
―¿Se te fue la hora? ―Preguntaba ella con calma.
―Sí bueno, me encontré también a Killian y estuvimos haciendo skate.
―Quiero luego detalles de esto, pasamos a buscaros ―dijo ella riendo.
―¡Se nos ha ido la hora! ―Exclamé―. Me estaba esperando en coche los tres y me olvidé.
―Pues iré tirando ―decía Alex―. Nos vemos allí chicos.
―De acuerdo tío ―decía Killian poniéndose en pie y dándole un apretón de manos.
―Se nos ha ido la hora, entonces ―intentó sacar conversación Killian.
Volví a sentirme que aquí no pintaba nada, que debía perderme por Santa Mónica y no volver. Encerrarme en mí misma pero ahí en ese instante cuando vi el coche junto a Bella en la parte de atrás saludando con una sonrisa de oreja a oreja, tuve que darme otro pequeño impulso para intentar salir de ahí.
En cuanto subimos al coche lo hicimos en silencio, dejando los skates atrás.
―¿Qué hacíais? ―Preguntaba Austin.
―Me encontré a Zoe haciendo skate sola ―contestó Killian únicamente.
―¿Estás bien Zoe? ―Inquirió Austin girándose del asiento de copiloto.
―Necesitaba aire fresco, pero sí, estoy... decente, digamos ―dije para calmarlo, pero notaba la mirada de reojo de Killian que tecleaba algo a toda velocidad.
―Espera, estabas con Alex, ¿no? ―Decía Quentin―. Estoy seguro que a Zoe ya le cae mal.
Me entró la risa en verdad me caía bien, pero si es cierto que hablaba por los codos y me agobiaba un poco.
―Seguro, menudo egocéntrico de mierda ―dijo Austin riendo.
―Zoe en verdad se lleva bien e incluso han estado hablando de música bastante rato, pero es cierto que ya le ha puesto un mote. Como a todos ―Killian se encogió de hombros.
―Sorpréndeme ―dijo Quentin.
―"Pequeña Zoe" ―decía Killian reprimiendo la risa.
Todos se echaron a reír menos yo, que resoplé mirándolos indignada.
―Alex siempre pone motes a todo el mundo ―dijo Austin―. Nada de lo que debas preocuparte.
Quentin aparcó el coche. Metimos los skates en el maletero y nos fuimos al muelle de Santa Mónica, directos a Pacific Park.
―Voy a hacer las parejas ―decía Bella emocionada
―¿Siempre has de organizarlo todo? ―Resopló Quentin, te comprendía amigo.
―No, pero os veo aquí parados. Os falta sangre en las venas ―suspiró Bella.
Justo Alex acababa de llegar con sus gafas de sol, parece la alegría de la huerta.
―Muy buenas ―dijo este alegremente.
―Llegas justo a tiempo ―decía Bella sonriente.
―Perfecto, debes ser Bella ―reía Álex.
―Exacto, bueno a lo que iba ―dijo Bella impaciente―. Killian y Alex irán juntos, Austin y Zoe y por último Quentin y yo.
―¿Por qué así? ―Inquirió Álex con curiosidad.
―¿Por qué no? ―Bella alzó una ceja.
―Me hace gracia ver a la pequeña Zoe en atracciones.
Mis alarmas saltaron. No, ni pensarlo.
―Eres un pesado, Alex ―resopló Austin.
―No me dejáis socializar ―refunfuñaba Álex cruzándose de brazos.
―No te hace falta ―replicó Killian.
―¡Vamos a la Scrambler! ―Exclamaba Bella emocionada.
―Pero esa es muy floja... ―Decía yo en un hilo de voz.
―Por eso, dejadme disfrutar a mí y luego ya haced lo que queráis ―apuntó ella.
Fuimos a hacer cola y cada uno sacó el dinero para que nos dieran el ticket. Sé porque Bella quiso que fuera con Austin. Me senté con él en la atracción, detrás de mí tenía a Quentin con Bella y en frente tenía a Killian con Alex.
―Bella, no chilles, esta atracción no lo merece ―le advirtió Quentin entre risas.
Me giré para verla.
―¡Bella! Vas a disfrutar ―le chillé.
Entonces se giraron Killian y Alex.
―¿Bella se emociona con esta? ―Inquirió Alex, iba muy perdido el pobre hombre.
―Acabamos antes diciendo con qué no se emociona Bella ―resopló Killian.
Entonces la atracción se puso en marcha.
―¡Zoe! ―Chillaba Bella tras de mí―. ¡Baja los brazos!
―¡Pierde la emoción de la atracción! ―Exclamaba yo.
El rato que duró la atracción estuve riéndome con Austin. Los dos íbamos levantando las manos, tampoco era una atracción impresionante, pero estaba muy divertido el hecho de que subiera y bajara de repente sin que lo supieras.
Cuando bajamos de la atracción, Bella estaba súper contenta.
―Me toca elegir ―dijo Austin―. Tanta tontería de atracción, vamos a una mejor.
―Pero si a ti tampoco te van las atracciones fuertes ―dijo Quentin alzando una ceja.
―Bueno pero las normalitas ―dijo Austin sin importancia―. Vamos ―me cogió de la mano y el resto nos tuvo que seguir.
Fue algo raro e incómodo, era algo que no tuve en cuenta que podía pasar. Nos llevó al Seaside Swing. A mí me seguía pareciendo algo floja, yo quería ir a la montaña rusa y a la caída libre.
―Después de esto parada obligatoria para refrescos porque moriré ―decía Quentin.
Todos nos reímos, pagamos la atracción y nos subimos. Eran asientos de ocho, así que bueno: Quentin iba primero, seguido de Bella, a su lado Austin, luego yo, Killian y por último Alex. A parte de que había dos desconocidos y al otro lado otros ocho desconocidos.
―Elegís atracciones de mierda ―resopló Killian.
―Tranquilo hombre, que luego os vais a las fuertes y así dejáis de estar tristes ―dijo Quentin negando con la cabeza―. Hay que ver...
Estuvimos ahí unos diez minutos, estaba divertida, pero le faltaba adrenalina. Necesitaba sentir emociones fuertes, que me hicieran vibrar. Sentir. Chillar.
―Hora de hidratarse ―dijo Quentin―. Creo que necesito exceso de azúcar.
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NI LUZ ROJA NI LUZ VERDE, LUZ ÁMBAR (Nueva versión)
Ficção Adolescente¿Habéis oído hablar de que los polos opuestos se atraen? A Killian esas chorradas no le iban. Realmente nada le iba. Hacía lo que quería, cuando quería y dónde quería. Era como un coche a doscientos sin frenos, siempre viviendo al límite. Zoe siempr...