Quisiera decir que todo iba bien después de un mes yendo a terapia una vez por semana y de empezar a hablar con más soltura con Katherine acerca de mis inquietudes. Al menos solo con ella, con Bella igual, pero era como que me encerraba un poco más porque lo que menos quería era que se preocupara solo por mí sin tenerse en cuenta.
He de admitir que, aunque siga llorando por las noches hasta quedarme dormida, levantándome de madrugada por culpa de las pesadillas me sentía bien con mi familia materna. A mi tío y su familia los veía poco puesto que no vivían en la zona, pero si es cierto, que fue él quien habló con mi tutor acerca de lo sucedido y agradecí que tuvieran en cuenta mis necesidades en el instituto.
Mi abuela era un trozo de pan, cierto es que tenía mil ojos puestos en mí vigilando que no hiciera ninguna locura y que me agobiaba un poco aquello. A mi abuelo le encantaba jugar a las cartas y muchas tardes cuando no lograban que saliera de casa (y prefería no hacerlo sola) jugaba con él mientras mi abuela nos hacía un café calentito en pleno octubre.
Salir de casa se me complicaba a veces por el hecho de que me sentía extraña porque todos tenían su vida y yo era una pieza de puzle deformada. Austin me hablaba cada día por WhatsApp para hacer planes que solía declinar, me daba miedo quedar a solas con él y no porque fuera a hacerme nada malo sino porque me daba pánico crearle falsas esperanzas.
¿Y Killian? Estaba ahí en todo momento, pero no me mandaba mensajes a cada rato, a veces simplemente nos llamábamos algún día para hablar de la vida o por mensaje de vez en cuando comentábamos varios temas distintos fueran triviales o no.
Eso me alegraba, no podía negarlo ya que parecía que entre él y yo no había cambiado nada a pesar del beso y de su confesión acerca de sus sentimientos. Respetaba mi tiempo, mis lloreras y mi espacio. Bella intentaba juntarnos a cada momento que veía oportuno porque según ella "no puedo perder la oportunidad que tengo de haber encontrado el amor de vida en una circunstancia como esta".
Se acercaba el baile de Halloween y no tenía ganas de asistir, según Katherine, aunque me cueste salir de casa porque no tengo ánimos para ello sigo adelante y que es admirable. Voy a clase, sigo con mis rutinas de ir con los chicos a clase, hago los deberes cuando toca, estudio aprobándolo todo, como en el mismo sitio con la misma gente y aunque haya tardes que me vuelva escopetada a mi casa es totalmente normal. Cuando llego suelo encerrarme en mi cuarto a leer o escribir, envolverme en un aura de tristeza y no querer salir de ahí.
Incluso a veces me felicitaba porque cuando acababa la sesión algún me iba con Killian a su cuarto a jugar a la PlayStation (aunque nunca ganara nada), decía que reír era una medicina necesaria y buena para mi situación. Él no hacía preguntas cuando mis ojeras estaban más que acentuadas, aunque recuperé el peso de antes gracias a mi abuela que no me permitía saltarme ninguna comida, aunque se me cerrara el estómago. Luego cruzaba la calle y volvía a mi cuarto, la realidad me golpeaba en la cara y rompía en llanto. No era nada fácil y sé que puedo con eso o al menos intento convencerme de ello.
Cuando salí de casa para ir a clase tras despedirme de mi abuelo que madrugaba mucho para poder escuchar la radio me encontré a Killian, me acompañaba hasta un punto intermedio donde nos encontraríamos con todos, cosa que agradecía porque ahora mismo la soledad no me venía bien.
―Queda poco para la semana universitaria ―mencionaba Killian.
Cierto, ese pequeño detalle. Mis notas habían mejorado bastante y cuando mandé la solicitud a la Universidad de Santa Mónica mi tutor también había hablado de mí a ciertas universidades de la Ivy League las cuales eran Princeton, Yale y Harvard. De las mejores de Estados Unidos, pero ni si quiera se me habían cruzado por la mente, ellos iban a la de Santa Mónica y Bella quería quedarse también... ¿por qué iba a irme yo sola?
―¿Qué quieres decirme con eso? ―Dije cuando habíamos llegado al Starbucks, donde los esperábamos.
―Tu tutor habla mucho conmigo, me ayuda en ciertas asignaturas ―se encogió de hombros―. Tienes unas oportunidades increíbles y por lo que sé te encanta Harvard.
―Sí pero aquí estáis todos ¿recuerdas? ―Negué con la cabeza cogiendo el vaso―. No voy a irme tan lejos.
―Solo piénsalo, tienes tiempo. Seguro te cogen y si no rechazas a último momento.
Asentí lentamente mientras aparecían todos en escena hablando animadamente, notaba la mirada de Austin en mí y me ponía algo nerviosa. Bella vino a abrazarme fuertemente como cada mañana, le correspondí el abrazo intentando no derramar el café.
―¿De qué hablabais que os habéis callado de golpe? ―Inquirió Quentin.
La verdad del asunto es que no había hablado con nadie acerca de las universidades de la Ivy League porque me daba terror sus respuestas, aunque seguramente la mayoría me dijera que no perdiera esa oportunidad, no quería oír eso porque no necesitaba otro debate interno.
―Nada, cosas de skate ―contestó Killian secamente, salvándome del apuro.
―¿Habéis encontrado pareja para el baile? ―Insinuó Austin.
―A mí me lo han ofrecido varios ―sopesaba Bella―, pero no sé con quien iré y Zoe no sé si va a querer venir.
―Me han aconsejado que vaya, pero no sé... ―Respondí en un hilo de voz.
―Yo creo que deberías salir para despejarte, no quiero decir de fiesta, pero adoras Halloween desde pequeña ―propuso Quentin.
―Tampoco tengo pareja ―me encogí de hombros―. Quedaría ridícula.
―Yo puedo ir contigo ―propuso Austin.
A Killian se le endureció el rostro de un segundo a otro, no sé si sus amigos estaban al tanto de la situación (Bella sí, claro) pero no tengo dudas en que Austin no lo decía a buenas. No por mí si no por Killian, tenía demasiada curiosidad acerca de qué pasaba entre ellos dos que tanto mal rollo hay en momentos así, una cosa es gustarles a dos personas, pero este comportamiento...
―No lo sé, he de pensármelo bien y valorar si me veo capacitada ―dije desviando la mirada―. La noche de la última fiesta no salió bien, sé que no fue de instituto, pero...
Creo que la cagué diciendo eso ya que ambos podrían reprochar cosas: uno que me había besado con él, que estuvo bien y el otro pues acabó borracho diciendo de todo por su boca. Así que Bella me agarró del brazo y nos encaminamos al instituto donde nos despedimos de ellos.
―No quieres ir con Austin ―dictaminó Bella en las taquillas.
―Te corrijo, no sé si voy a ir a la fiesta ―puse los ojos en blanco.
―No voy a obligarte, pero si puedo aconsejarte y te vendría bien, este año pongo yo música. Piensa en los grandes temas que puedo ponerte ―decía con una mirada pícara.
―Ya veré, pero no con Austin, prefiero ir sola.
―¿A qué viene eso?
―Porque no quiero darle falsas ilusiones Bella.
―O porque no quieres decirle que te gusta tanto Killian que no podrías decirle a él que sí.
―No he dicho eso ―repliqué.
―Ya lo digo yo por ti ―decía en tono burlón―. No es malo que te guste Killian, de hecho, es mutuo y lleváis un mes con llamadas, mensajes, algunas quedadas después de tu sesión con la psicóloga... Conectáis a otro nivel.
―No voy a hundirlo conmigo en el pozo, espero entiendas eso.
―Sí, admiro tu valentía y preocupación, sabes que te lo repito día y noche, pero viendo a Killian últimamente puedo ver que él puede estar a tu lado mucho mejor de lo que esperas.
―Ese es el problema, que no quiero esperar nada de nadie porque luego sabemos que pasa.
―Solo es un consejo ―decía abrazándome―. Hagas lo que hagas, estoy aquí.
―Veré que hago.
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NI LUZ ROJA NI LUZ VERDE, LUZ ÁMBAR (Nueva versión)
Novela Juvenil¿Habéis oído hablar de que los polos opuestos se atraen? A Killian esas chorradas no le iban. Realmente nada le iba. Hacía lo que quería, cuando quería y dónde quería. Era como un coche a doscientos sin frenos, siempre viviendo al límite. Zoe siempr...