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En cierto modo, Killian tenía razón, ¿por qué debía dar explicaciones? Quizá porque siento que a él si le di falsas esperanzas en aquella fiesta y por ello me sentía culpable. Yo no querría que me lo hicieran. No me sentía bien en ningún sitio, solo sentía unas inmensas ganas de llorar y de no salir de la cama has fundirme en ella.

Realmente, ¿dónde es mi lugar?

Killian me guio hasta su cuarto donde estaban todos con su madre. Me quedé mirándolo todo. Las paredes negras, con los posters pegados en la pared, algún skate viejo colgado, estanterías llenas de libros. ç

―Zoe, puedes quedarte conmigo unos días si quieres ―ofreció Austin―. Su madre nos ha contado la situación.

Jugueteaba con los dedos, era una cosa que hacía mucho cuando estaba nerviosa, Bella lo sabía y desde hace unos días Killian también.

―Nadie va a juzgarte por tu decisión ―dijo Bella regalándome una sonrisa―. Estarás bien en cualquiera de los dos sitios.

Sé que para ella era así, pero sé que para Austin sería un golpe brutal decirle que quería quedarme aquí. Quería sentirme escuchada y no porque él no me escuchase, porque sé que la madre de Killian lo haría de otra forma distinta.

―Es que yo... prefiero quedarme aquí... ―Dije mirando al suelo― Creo... creo que su madre puede ayudarme.

―Zoe, pero... ¿estás segura? ―Decía Austin buscando mi mirada― ¿Con Killian?

―No lo pintes como un monstruo... ―Bufó Quentin.

Austin lo fulminó con la mirada.

―Estoy segura, creo que mejoraré aquí y me aclararé las ideas gracias a ella...

―Considero que no estarás del todo bien con Killian aquí, todos sabéis como se llevan. Si es tu decisión creo que hay que respetarla ―dijo Austin, decepcionado.

―Si se llevase mal, no se habría ido por ahí con él hoy, ¿no? ―Dijo Bella con cautela―. Es decir, es mejor a que se lleven bien a que se lleven a matar como antes.

―Os dejo solos... ―Decía la madre de Killian―. Nos vemos luego, cielo.

―¿Has conseguido lo que has querido Killian? ―Le recriminó Austin.

Killian negó con la cabeza.

―No todo en la vida son deportes como para estar compitiendo ―dijo Killian secamente.

Bella y yo nos miramos, sabíamos que había una parte de la historia que nos habíamos perdido. Llevábamos tiempo perdidas, aunque me daba que ella sabía algo más que ello.

―Eres un cobarde Killian y un egoísta de mierda ―le reprochó Austin.

―Austin, basta ―intervino Quentin―. La decisión de quedarse Zoe aquí es ajena a vuestros problemas. Zoe se queda aquí porque la madre de Killian es psicóloga, porque necesita un profesional que la guíe ahora mismo y avanzar. Así que os calláis y dejáis que Zoe decida qué hacer con su vida, que si no os habéis dado cuenta ahora mismo está jodida y en problemas.

Si Quentin hablaba enfadado es que realmente algo había detrás, era el que ponía calma, el que mediaba entre todos. Aunque tampoco estaba tan jodida, solo tenía problemas con mis padres.

―Me voy ―dictaminó Austin―. Ya hablamos Zoe.

Dicho esto, cogió y se fue. Me pasé las manos por la cara cansada de toda la situación. No entendía nada y mi mente era un sinfín de malos pensamientos.

―Mi madre me ha dicho que ha visto a la tuya salir de casa ―dijo Bella―. ¿Me das tus llaves y entro a por ropa?

―Te lo agradecería, por favor... será solo esta semana. Luego volveré a enfrentarme a la realidad ―dije suspirando.

―Pondré una nota en la cocina de tu casa. No diré dónde estás, pero seguramente mi madre hable con la tuya ―decía Bella.

Asentí y la abracé. No era una persona de demostrar afecto, pero tampoco lo había sido de contar mis problemas y por ello ahora ha petado la bomba. Quentin y Bella se fueron, alegando que vendrían en un rato para traerme lo necesario.

―No hay cuarto libre... ―Dijo Killian―. Tengo un colchón hinchable, si no te importa dormir aquí.

―No, claro, debería importarte a ti. Soy yo la que invado tu espacio personal y toco los cojones a todos... ―Dije negando con la cabeza.

―No digas gilipolleces, anda.

Me dijo que su madre se llamaba Katherine y su padre Will pero que con él no se llevaba bien por problemas del pasado, así que chocaban y discutían mucho.

No me contó lo de su hermana, pero era comprensible, a pesar de que había fotos por su casa. Tampoco me atreví a preguntar porque suponía que debía ser muy duro hablar de ello.

―Zoe, cariño... ―Decía Katherine―. A Will no le importa que te quedes, es más lo ve apropiado estos días.

Asentí.

―¿Tienes relación con alguno de tus abuelos? ―Dijo con suavidad―. Paternos o maternos.

Negué con la cabeza.

―No recuerdo nunca haber hablado con ellos ni haberlos vistos, ni si quiera sé dónde viven. Sé que mi nombre me lo pusieron mis abuelos maternos y que entre todos los abuelos dijeron que sería buena idea que mi madre me tuviera. A partir de ahí no sé nada acerca de mi familia, pero mi madre nunca estuvo obligada a tenerme ―dije mirando al suelo.

―Podemos encontrarlos, al menos a los maternos... ―Dijo Katherine―. A unas malas puedes conocerlos y en un futuro vivir con ellos o algo... una solución hasta que puedas independizarte.

―No sé si ellos querrían verme... ―Contesté yo―. Nunca me han buscado.

―Bueno, entonces es hora de que las cosas cambien cariño, pero las cosas no van a cambiar si tú no quieres que cambien ―dijo Katherine.

Después de un rato, llegaron Bella y Quentin, me trajeron una bolsa de deporte con ropa para estos días (la habrá elegido Bella según su gusto, como si no la conociera), cosas de aseo personal, el libro que me estaba leyendo y poco más.

―Nos vemos mañana en clase ―se despedía Bella―. Cuídate, ¿vale? Hablamos a la hora del patio.

Se fueron y me quedé ahí, en una casa que no era la mía. Me sentía una extraña, de un lado para otro sin saber dónde ir. Solo quería romper a llorar.

―Gracias ―logré decirle.

―¿Por?

―No sé, por acogerme una semana en tu casa...

―No tienes que darlas ―decía restándole importancia.

―Sí, yo pensaba que me odiabas... ―Dije sentándome a su lado en la cama.

―Nunca te he odiado Zoe, nunca ―dijo él seriamente.

―¿Y por qué parecía que sí? ―Insistí.

―Porque la vida es complicada y la respuesta a eso también... ―Susurró―. ¿Te puedo poner yo una canción?

Asentí mientras me pasaba uno de sus auriculares, la canción que se reproducía según el título era Vibes de Chase Atlantic. Era una canción preciosa, con un ritmo increíble y los dos estábamos muy juntos uno pegado al lado del otro.

Lo miré por unos breves instantes, aunque él me miraba la boca muy cerca de la mía, rozándola con delicadeza, una que jamás pensé que él tendría.

―Zoe si tú no... ―Intentó decir.

Asentí lo que dio paso a que él pusiera su mano delicadamente en mi mejilla acercándome a él. No sé en qué posición nos dejaba, qué pasaría en un futuro si se entera que igual es el último beso que nos damos.

NI LUZ ROJA NI LUZ VERDE, LUZ ÁMBAR (Nueva versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora