KILLIAN
―¿Estás seguro? ―Le pregunté al profesor William.
Me había llamado a primera hora de la mañana para hablar conmigo sobre lo que él denominaba "asunto urgente". Me planté en el instituto a la hora que me dijo y no voy a mentir, con la vista en mil lugares.
Bella tuvo la amabilidad de explicarme la situación de Zoe hoy en día, seguía teniendo más malos días que buenos pero que poco a poco hacía cosas distintas. Había paseado mucho por playa porque se ve que le encantaba, no había vuelto a tocar el skate desde la vez que fue conmigo y adoraba las Navidades las cuales ya habían pasado y estábamos a finales de abril.
Mi amistad con Quentin seguía intacta, pero con Austin yo apenas me hablaba por no decir nada, tanto follón para que a los días empezara a salir con Kiara lo cual me pareció algo despreciable y de ser un sinvergüenza. Siempre digo que yo no fui un santo y que por ello intento mejorar día a día, pero es que lo suyo no tiene nombre.
Quentin está entre la espada y la pared, no le parece nada bien el comportamiento que está teniendo Austin y cuando ve que suelta alguna de las suyas acabamos él y yo por nuestro lado.
―Claro, te pueden guardar una plaza Killian y no van a insistir más puesto que hay otra persona que les interesaba mucho y dijo que sí.
―¿Quién?
―Zoe Smith ―sonreía el profesor William―. Al principio no lo veía claro, pero en la semana universitaria se paseó por las mesas y habló con la chica, no pasa ni por lista de espera. Si quieres puedes empezar allí el curso que viene.
Creo que a Bella se le había escapado el ligero detalle de que Zoe había aceptado ir a Harvard, una universidad en Boston a seis horas en avión y lejos de toda la familiaridad que tiene en su vida.
―¿Puedo saber si Bella está en lista de espera? ―Inquirí.
―Solicitó tres universidades más la de Santa Mónica la cual sí que puede entrar, luego está en lista de espera en Princeton y Harvard ―decía mirando la carpeta.
―Me quieren en Harvard, ¿no?
Asintió levemente como si lo que fuera a decir sea algo extraño.
―Que admitan a Bella y digo que sí sin pensarlo.
―Killian, no sé si podría ser sabes que son muy exquisitos.
―Es de las mejores alumnas en cuanto a Bellas Artes se refiere, no pueden perder esa oportunidad. Tienen a Zoe y me quieren a mí, que acepten a Bella y tendrán a Killian.
―Haré unas llamadas peor no prometo nada ¿de acuerdo? ―Suspiraba el profesor William―. Espero digan que sí para que acabemos con toda esta burocracia.
Nos dimos la mano y salí de ahí agarrando el skate, los pasillos estaban vacíos puesto que estaban todos en clase excepto aquella melena negra que era más larga de lo que recordaba. Estaba en la taquilla apoyada mientras miraba el móvil, Bella me comentó que a veces necesitaba salir para despejar la mente y volver a entrar. Tenía que pasar por ahí para ir a la salida y me iba a ver, ella no quería verme.
―Killian ―dijo ella tras de mí.
Me giré hacía ella, se estaba abrazando a sí misma, aunque estuviera abrigada con una sudadera blanca. Su mirada era distinta, seguía pareciendo decaída, pero tenía un poco más de brillo, su pelo caía liso por encima de los pechos y detrás de las orejas como siempre.
―Hey ―logré decir.
―Lo siento ―murmuró―. Debí haberte llamado, dejar que te explicaras y créeme que todos me decían lo mismo tanto tu madre, Bella, Quentin, mi familia... Me sobrepasó la situación.
―Zoe, no me debes explicaciones ―negué con la cabeza.
―Creo que nos las debemos mutuamente ―confesó a media voz.
―Entiendo tu situación y también comprendo que debí decirte la verdad de todo, me pudo el miedo y el qué pensarías.
―¿Podemos quedar a comer y hablarlo? ―Decía desviando la mirada.
―¿No puedes hacer pellas porque eres la futura promesa de Harvard? ―Respondí en tono burlón.
Se le asomó media sonrisa y levantó la mirada para encontrarse con la mía.
―¿Bella? ―Inquirió curiosa.
―William, me ha llamado para hablar de ir allí, pero le he pedido algo a cambio y si lo logra pues nos veremos por ahí.
―¿En serio? ―Decía entusiasmada, pero se dio cuenta y dejó de estarlo―. ¿Me pasas a buscar? ―Cambió de tema.
―Sí claro ―contesté nervioso―. ¿Quieres pase a por tu skate?
Su mirada se oscureció cuando lo dije, olvidé el hecho de que lleva meses sin subirse a uno. Se frotaba el brazo izquierdo con nerviosismo como si tuviera miedo a decir algo.
―Tranquila, dejo el mío y vamos andando.
Asintió y se dirigió dentro de clase. Las horas se pasaban demasiado lentas, estaba seguro de que le había contado a Bella que comía conmigo y no sé por qué me sentía tan nervioso al respecto.
Miré el reloj como llevaba haciendo horas, por fin podía salir de casa para ir a buscarla para comer. Fui andando algo que se me hizo extraño puesto que siempre iba en skate, pero comprendía que ella no quisiera, iríamos andando.
Estaba ahí de pie conversando con Bella, podía ver una tímida sonrisa en su rostro mientras conversaba con Bella y como esta última daba saltos de felicidad. No entendía su entusiasmo hasta que me llegó un mensaje al móvil: Felicidades, oficialmente en Harvard.
Por lo visto las llamadas del profesor William surgieron efecto y admitieron a Bella por lo que indica que yo también. Quien quisiera ir de este instituto ya no podría, son plazas limitadas y teniendo en cuenta que ya van dos.
Zoe me vio andar hasta ellas y se giró a mirarme, Bella corrió hacía mí para saltar a abrazarme y eso fue el indicativo que me confirmó que le habían aceptado en Harvard, que iba a ir con Zoe a la misma universidad como llevan planeando años.
―¡Gracias! ―Exclamaba abrazada a mí―. No sé qué has hecho para conseguirlo, pero no sé cómo agradecerte esto.
―Supuse que te haría ilusión ir a la universidad con Zoe.
―Ya puedes pagarle la comida ―le decía a Zoe―. Este hombre se lo merece.
Ella negaba con la cabeza como si a su amiga le faltara un tornillo.
―Os dejo, pero luego me hablas ―decía Bella―. Tú me entiendes.
―Que sí, no te preocupes ―dijo Zoe suspirando, pero con media sonrisa.
―¿Estate Coffee? ―Ofrecí.
―Hace tiempo que no voy... no me parece mala idea ―decía desviando la mirada―. ¿Cómo lo has hecho?
―¿La universidad? ―Reí―. Existe algo llamado chantaje, me querían a mí porque dicen que soy de los mejores de mi promoción y Bella estaba en lista de espera así que si me querían tanto como dicen debían admitirla a ella. Estaba de las primeras en poder ser seleccionadas así que no todo es cosa mía, sus buenas notas han hecho mucho.
―Entonces gracias Killian ―dijo girándose a mirarme, frenando en seco―. Por aceptar hablar conmigo, por ayudar a Bella a ir a la misma universidad conmigo y por... aceptar ir.
―¿Me hubieras echado de menos? ―Dije en tono burlón.
―Solo un poco ―decía apartando la mirada, con las mejillas sonrosadas.
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NI LUZ ROJA NI LUZ VERDE, LUZ ÁMBAR (Nueva versión)
Fiksi Remaja¿Habéis oído hablar de que los polos opuestos se atraen? A Killian esas chorradas no le iban. Realmente nada le iba. Hacía lo que quería, cuando quería y dónde quería. Era como un coche a doscientos sin frenos, siempre viviendo al límite. Zoe siempr...