Estábamos navegando hacia la isla en un bote, donde yo me preguntaba como cabíamos todos. Thorum iba en la parte de atrás con el batallón de Valkirias que, según me dijo, su padre le había dejado como apoyo.
—¿Cuánto falta? —preguntó una Valkiria que estaba detrás.
—Estamos cerca —respondió Amadeus, lo miré confundido.
—¿Cómo lo sabes? —pregunté.
—Es una habilidad que heredé de papá y el abuelo —respondió simplemente.
De la nada, la brisa helada que sentí cuando nos fuimos volvió, la isla apareció frente a nosotros, el palacio humeaba y varios árboles estaban incendiados. Yo empecé a sudar. Ojala mamá esté bien.
Al llegar a la costa, desembarcamos y de inmediato fuimos recibidos por espíritus que se nos fueron encima. Thorum fue el primero en atacar, lanzó un relámpago gigante que le dio a varios espíritus. Pude distinguir a Kinzie luchando contra varios espíritus.
—¡Es el príncipe! —gritó Lulu, una de las amazonas que estaba luchando por mantenerse en pie.
Amadeus estiró un brazo y un gran chorro de agua salió disparado hacia los espíritus.
Corrí por el campo de batalla, varios espíritus me atacaron, pero los esquivé a tiempo. Saqué mi espada y fui a ayudar a dos de las guerreras que estaban acorraladas, levanté mi espada y con un tajo corté por la mitad a los espíritus, que de inmediato se hicieron polvo.
—¿Dónde está mamá? —Les pregunté.
—La reina está en el palacio —me respondió una.
Una flecha salió disparada por el aire y le dio a una amazona en el hombro, ella cayó de su caballo, gritando de dolor. Corrí hacia ella, pero una de las amazonas me detuvo.
—¡Ve a ayudar a la reina, nosotras estaremos bien! —me debatí un poco si debía o no.
Miré a la herida, quien asintió.
—Está bien, hazlo —dijo.
Subí al caballo y emprendí mi camino hacia el palacio. Mientras galopaba vi muchas Amazonas desplomarse después de recibir ataques. Thorum volaba mientras lanzaba rayos tratando de ayudar. Amadeus luchaba con un chico que tenía marcas azules en el rostro. Las valkirias luchaban con ferocidad, tanta que incluso me dije a mi mismo que nunca me enfrentaría a una.
Finalmente llegué frente de las puertas de oro del palacio. Me bajé del caballo y corrí hacia adentro, donde vi a mamá luchando con el sujeto de ojos amarillos, el choque de ambas espadas resonaba en la habitación.
Varias amazonas trataban de ir a ayudar a mamá, pero los espíritus las detenían, arrojándolas al piso.
—¡Mamá! —grité.
Ella y el sujeto de ojos amarillos voltearon a verme, pero de maneras muy diferentes, mamá me veía con alegría y preocupación, mientras que el sujeto de ojos amarillos me veía con furia.
—¡Mátenlo! —gruñó a dos espíritus que habían cerca.
Me atacaron y yo retrocedí. Vi a mamá dándolo todo para derribar al chico de ojos amarillos. Respiré hondo, y miré a los espíritus que corrían hacia mí, yo corrí hacia ellos, me deslicé por el piso y le encajé la espada a uno de ellos, mientras pasaba por un lado.
Me puse de pie y seguí corriendo, pero otro espíritu, con una forma semejante a un lobo, se me interpuso en mi camino, mostrando los dientes.
—¡¿Qué estás haciendo?! —gritó alguien.
ESTÁS LEYENDO
Artemis: Semidioses Y Espíritus (1) [Editado]
FantasyEn una isla habitada por excepcionales mujeres, mejor conocidas como las Amazonas, cubren bajo su protección a un joven que no conoce su origen, y que un día despierta su interés por el mundo exterior cuando conoce al fabuloso hijo de Percy Jackson...