Capítulo 7: Nuevos Mestizos [Editado]

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Amadeus...

—¡No entiendo, ¿A qué te refieres? ¿Cómo pudo hacerte eso?! —Le grité.

—No lo sé... solo lo hizo —se le aguaron los ojos.

Una Valkiria que ayudaba a una amazona, se tropezó con una mesita y la espada que estaba encima cayó al suelo. El sonido aturdió a los que estaban cerca.

Thorum entró por la puerta de la enfermería, una sonrisa apareció en su rostro en cuanto me vio, aunque también parecía algo decaído, pero aun así se acercó a mí y luego me alborotó el pelo.

—Por un momento creí que ya eras puré de semidiós —me dijo.

Se volvió hacia a Amadeus, frunciendo los labios.

—¿Pudieron hacer algo por tus poderes? —le preguntó serio.

Amadeus negó con la cabeza y desvió la mirada.

—¿Tu sabes que le hicieron? —le pregunté a Thorum.

—Yo no, pero creo que él si —señaló hacia la puerta.

Allí estaba el chico de cabello azul...

La ira me invadió. Me levanté de la camilla con las fuerzas que pude reunir, tomé la espada del suelo y le lancé una estocada directamente al cuello, él se echó hacia atrás esquivándola.

—¡E-espera! —me dijo.

—¡Voy a matarte! —le lancé otro ataque.

El extendió sus brazos y una fuerte ráfaga de viento me lanzó varios metros más allá. Gruñí cuando mi cuerpo impactó contra el suelo.

—Diablos, ¡eso duele! —me quejé.

Iba a volverlo a atacar pero alguien me sujetó por la espalda y enredo sus brazos en mi abdomen.

—¡Cálmate! —era Thorum.

¡¿Qué hace?!

—¡Suéltame! —me revolví en sus brazos, buscando liberarme.

No tuve éxito, el imbécil no parecía ni siquiera esforzarse para sostenerme.

—¡Estaba con el que mató a mi mamá, no me voy a calmar! —sentí las lágrimas resbalarse por mis mejillas.

Mis piernas se debilitaron y me mordí el labio inferior, no queriendo llorar más, pero ya no pude detenerme. Caí de rodillas. Thorum se arrodilló junto a mí mientras su agarre se volvía un abrazo. Lloré a gritos.

Calma, todo estará bien —me susurraba.

Luego volví a ver al chico de cabello azul.

—Más te vale que te largues de mi isla—le gruñí.

Se quedó callado unos momentos antes de hablar.

—Yo... no sabía lo que él iba a hacer —vi una lagrima brillar en su ojo izquierdo.

—¿Y quién sabia? —Elilia apareció detrás de él. Lo agarró del cuello y lo estampó en la pared.

—¡Ninguno de los más jóvenes sabía, yo tampoco! —las lágrimas se le salieron al chico.

—¡Vinieron aquí y mataron a nuestra reina. Son unos asesinos desalmados, los dioses los quemarán!

El ceño del chico se frunció y sus ojos ahora irradiaban ira.

—¡Pues para ellos sería un placer, ¿no?! — puso ambos pies en el estómago de Alelia y la pateó para alejarla.

Ella se alejó jadeando, el chico de cabello azul cayó al suelo, pero se reincorporó como pudo.

Artemis: Semidioses Y Espíritus (1)  [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora