Capítulo 2: Doy Un Recorrido Por La Isla. [Editado]

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Mamá no me dejó entrar a la sala donde interrogaban a aquel hombre, así que solo me recosté en la pared, junto a la puerta a esperar. La sala era muy grande, casi cien sillas para las personas que deban estar presentes, y una en el centro, para el enjuiciado.

No pude evitar sentirme frustrado, quería saber quién es.

¿De dónde venía?

Las puertas de oro de la sala gigante se abrieron y de ahí salieron mamá, Antíope, la senadora y 4 guardias.

—¿Entonces lo dejamos ir? —Cuestionó una guardia.

—¿Y arriesgarnos a que traiga invasores a nuestra isla? Por supuesto que no. —respondió mamá.

Me puse de pie y me acerqué a ella, posándome a su lado.

—¡Mamá! No podemos retenerlo aquí —intervine.

Ella volteó a verme, su mirada era un poco dura.

—Artemis, hay mucho que no entiendes, si lo dejamos ir nos pondría en riesgo.

—Pero... Si tiene familia, estará muy preocupada. —argumenté.

—Les puede mandar un mensaje Iris cuando quiera — Se cruzó de brazos.

Abrí los ojos como platos.

—¿De verdad? Si solo te preocupa que pueda revelar nuestra posición solo hazlo prometer que no lo dirá, o si es por los peligros envíame con el —me congelé— O a cualquiera aquí.

Su mirada se endureció mucho más.

—Eso definitivamente está fuera de discusión...

—¡Pero...!— me interrumpió.

—¡No voy a arriesgar a mi pueblo por lastima a un desconocido. Primera lección para ti; un rey siempre pone de primero a su pueblo!— De dio la vuelta y siguió caminando.

Apreté los puños.

¿Qué le sucede? ¿Por qué se comporta así?

Fui hacia adentro de la sala de interrogatorios. El hombre se veía consternado. Tragué saliva y me acerqué a él con lentitud.

—¿Estas bien? — se me ocurrió preguntar.

—De maravilla —gruñó, su tono me daba a entender que mentía.

Nos quedamos en silencio unos momentos. Jugué con mis manos, hasta que se pensé que podía presentarme.

—Soy Artemis— sonreí nervioso.

—Lo sé, las amazonas lo mencionaron mientras luchábamos con el Kraken —Se puso de pie, se cruzó de brazos y me miró con el ceño ligeramente fruncido.

"No había notado lo alto que es" dije mentalmente, sintiéndome más nervioso de lo que debería.

—Soy Amadeus— me estiró la mano.

Estaba confundido, ¿Qué se supone que debía hacer?
Lo miré pidiendo una explicación.

—¿Qué? —arqueó una ceja.

—¿Por qué haces eso? —señalé su brazo.

—Para que lo examines de nuevo— respondió el.

Oh. Lo agarré del brazo y pasé mis dedos por sus músculos

— Diablos niño, era sarcasmo, obviamente estaba saludándote —me quitó su brazo.

Volví a mirarlo, levantando una ceja.

Artemis: Semidioses Y Espíritus (1)  [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora