Capítulo 10: La Batalla del Campamento. [Editado]

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Mi nave sobrevolaba el mar, hasta una costa que se podía ver a lo lejos. Respiré hondo y miré a Alelia, Evandia y Amadeus.

—Nosotros bajaremos primero. Para asegurarnos —dije.

Ellos asintieron.

Fui hasta el frente de la nave, donde estaba Kinzie, con una mirada determinada.

—Activaremos el camuflaje, no pueden vernos llegar —dijo ella.

Asentí, estando de acuerdo. Kinzie presionó el botón dorado que estaba en el mando de la nave, que era para comunicarse con las otras.

—Activen el modo incognito para evitar ser vistos —indicó.

Vi hacia la derecha, las naves restantes fueron rodeadas por un una energía amarilla antes de desaparecer. Luego le pasó lo mismo a la mía.

Me asomé por un borde para ver la playa, no había nadie. Miré a Kinzie, quien asintió y la nave descendió hasta quedar sobre la arena. Me dirigí hasta la parte de atrás, donde una puerta se abrió, mis acompañantes me miraron con osadía.

Miré al resto de amazonas.

—Esperen mi señal —les dije.

Al salir, subimos con cautela una pequeña duna de arena, que abría paso a una zona llena de árboles y pequeñas chozas de madera o mármol.

—Esto se ve mucho más rustico de lo que esperaba para un campamento de semidioses —susurré.

Amadeus me miró mal.

—No seas clasista —me regañó.

Puse los ojos en blanco y bajamos la duna y nos ocultamos detrás de un árbol. Vi a muchos semidioses, tenían una camisa naranja que llevaban escrita la palabra Campamento Mestizo. Luego observé las estructuras del lugar. Sonreí ligeramente. Es cierto que no se veían tan sofisticadas como las del Campamento Júpiter, pero debía admitir que tenían personalidad.

—¿Que son esas? —señalé la estructura de madera negra, que estaba no tan lejos— ¿son almacenes?

—Son cabañas —me dijo Amadeus. Asentí—. ¿Qué hacen mis padres aquí? —Lo oí susurrar.

Lo miré a él y luego intenté ubicar hacia donde miraba. Mucho más allá, vi a un hombre de cabello negro y ojos verdes, junto a una mujer rubia con ojos grises, hablando con un chico con cabello rizado y con piernas de... ¿cabra?

Okey, eso, definitivamente, era lo más extraño había visto.

Luego los reconocí, eran las personas con las que hablaba Amadeus en el campamento júpiter, sus padres.

Miré mi cuerpo, para verificar que mi armadura estuviera bien. Mi armadura consistía de un traje ligeramente ajustado de color negro, con hombreras de oro, una pechera que tenía tres capaz de cuero y metal, también de color negro, y unas rodilleras de oro que se extendían hasta la parte superior de mis botas de cuero. Amadeus llevaba un traje similar, con la diferencia de que sus hombreas y rodilleras eran de platino. Y por algún motivo, quiso que fuera azul. No lo cuestioné con respecto a eso.

Oí muchas exclamaciones. Los campistas se habían quedado paralizados viendo hacia una gran colina que se levantaba a los lejos. Sentí un escalofrío en mi columna cuando vi a un enorme grupo de Espíritus y semiespíritus descender, con Kormak frente a todos ellos. Se detuvieron frente a una casa de madera, enorme, que parecía estar al borde del campamento.

—¿Es en serio? —Se burló Kormak—. Creo que los del Campamento júpiter fueron más difíciles de encontrar. Esto es patético.

Vi al padre de Amadeus empuñar una espada dorada, y a su madre levantar un escudo y una daga.

Artemis: Semidioses Y Espíritus (1)  [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora