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En cuanto el reloj marcó las 7:00 pm, él salió de su oficina y se detuvo frente a mi escritorio.


-¿Nos vamos?- preguntó con una brillante sonrisa en el rostro.


Apague el ordenador y tomé mi portafolio. Caminamos juntos hasta el estacionamiento, donde el chofer aguardaba por él estacionado en la entrada en su carro último modelo.


-Bien, iré por mi auto y nos veremos allá. ¿A qué dirección debo dirigirme? -pregunté antes de partir caminos, pero en vez de una respuesta recibí únicamente otra estúpida sonrisa.

-Marcus -dijo llamando al hombre que se preparaba para abrirle la puerta.

-¿Si, señor?

-Puedes retirarte.

-Comprendo, señor. Me retiraré. Pasen ustedes muy buena noche.

-Qué así sea, Marcus. Qué así sea.


A pesar de tener un rostro inexpresivo, estoy seguro de que podía percibir mi disgusto.


-¿Te molesta tener que llevarme? -dijo mostrando nuevamente su estúpida sonrisa- Pensé que no habría problema si después de todo ambos nos dirigimos al mismo lugar.


Sin darle una respuesta me encamine al auto y escuché sus pasos siguiendo los míos. Cuando el auto estaba a unos cuantos metros, desactivé la alarma y quité los seguros con la llave desde la distancia. Al instante lo vi rebasarme por un costado, corriendo hacia la puerta del conductor.


-Adelante -dijo abriendo la puerta para mi como lo haría un chofer, o peor aún, como lo haría alguien con su pareja.


Nuevamente decidí ignorarlo, pues sabía bien que sus acciones buscaban irritarme y no planeo darle el gusto de lograrlo. No discutiré con él.

Justo cuando estaba subiendo al auto me arrebató el maletín de mis manos.


-Lo colocaré en la parte trasera por ti -Tras decir esto, me hizo subir y cerró la puerta. Luego de colocar el portafolios en la parte trasera, salió corriendo al otro extremo del auto para entrar en él también.

-¿Y bien? ¿Dónde desea cenar hoy?

-Oh, solo necesito que enciendas el GPS y pondré la dirección del lugar... ¿En dónde está el GPS?

-Lamento informarle señor, pero mi carro no es tan moderno y lujoso como los que usted está acostumbrado

-¿Que-e? Ese no es ningún problema, ha ha... ya sé, buscaré la dirección en mi teléfono y lo colocaré sobre el tablero, así será igual a como si tuviera un GPS.

-Como desee señor.


Durante todo el camino comencé a sentir una ya conocida sensación en el estómago.

Estaba molesto por su comportamiento, algo intrigado por no saber qué lo hacía querer molestarme e inexplicablemente nervioso por qué había pasado un tiempo desde la última vez que convivimos a solas.

Aun cuando me convencía a mi mismo que esta vez era una comida de negocios y no una reunión de amigos como el pasado, no podía evitar sentir que ese molesto insecto revoloteaba en mi estomago.

Como desee, JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora