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Ha pasado un año desde que comenzamos a salir nuevamente.

Nuestros trabajos son los mismos, nuestras rutinas no han variado mucho, pero sin lugar a duda el cambio más grande es mi nuevo peso.

Pase de ser alguien escuálido y lúgubre a alguien obeso y lúgubre.

Ethan no deja de mimarme, consintiendo mis malos hábitos alimenticios. Al igual que en la universidad, ha llenado mi alrededor de comida, postres, snacks y golosinas, de manera que casi todo el día estoy comiendo.

Además, ocasionalmente aumenta mis porciones, dejándome comer hasta sentir que voy a explotar y luego soba mi barriga hasta que el dolor pase.

Soy afortunado de que Ethan mande hacer la ropa a mi medida con su sastre, porque me es muy difícil encontrar ropa de mi talla en las tiendas.

También, cambió la silla de mi escritorio por una más grande y agregó un pequeño refrigerador junto a éste, de manera que no tengo que levantarme para tomar de él la comida que Ethan manda guardar para mí allí.

Al comienzo creí que mi barriga comenzaría a estorbar entre los dos, pero últimamente Ethan ha estado más activo que nunca en la cama.

Ciertos días ha salido un lado romántico suyo que nunca me había mostrado. Cosas cómo colocar pétalos de rosa y velas en la habitación o poner música romántica de fondo mientras lo hacemos por las noches, son cosas no muy propias de él.

Me desconcierta un poco esta nueva actitud suya.

Pensándolo bien, ni siquiera se ha burlado de mí o ha buscado molestarme en las últimas semanas.

Después de aquella vez que lo llamé "mi novio" en el restaurante. Ambos terminamos aceptando que habíamos retomado formalmente esa relación y ya no era un simple acuerdo de tres meses viviendo juntos y teniendo sexo.

Al comienzo, su actitud era la misma de siempre. Algunas veces me llamaba a la oficina para analizar cierta información y cuando menos lo esperaba, tenía su mano apretando mi trasero.

Además, cuando comencé a ganar más peso, él desarrolló cierta afición por pellizcar y jugar con mi barriga. Lo hacía durante el trabajo, mientras comíamos o durante el sexo. Incluso cuando íbamos en su auto (sin su chofer obviamente), tomaba el volante con una mano y con la otra sobaba y pellizcaba mi barriga.

Sin embargo, últimamente lo siento algo distante. No solo es que ya no busque incomodarse, sino que aunque se ha vuelto más activo en la cama, algo se siente diferente. Sigue siendo una bestia, pero en cierta forma lo siento más dócil que antes.


-Ren -vuelvo en mí al escucharlo llamarme, estaba tan sumido en mis pensamientos que olvidaba que estábamos trabajando.

-¿Qué sucede?

-Es hora del almuerzo -Miro el reloj en mi muñeca y confirmó sus palabras

-Es cierto, espera un momento, estaré listo en un segundo.

-No tienes que preocuparte por ello. De hecho, necesito ir a un lugar en este momento.

-¿Ahora? No recuerdo que tengas programada una reunión hoy.

-No, no es por trabajo. Debo recoger un paquete que enviaron mis padres. No es necesario que vengas. El ascensor no funciona y no quiero hacerte subir y bajar esas largas escaleras nuevamente. Además ya he ordenado que traigan tu almuerzo, en unos minutos Anne debería traerlo.

-Ya veo... Comprendo. Entonces me quedaré.

-Gracias, Ren. Volveré pronto.


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