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Con la esperanza de que todo fuera más que mi mente jugando conmigo, deje pasar una semana esperando que algo cambiará.

Casi no hablábamos. No me llamaba a su oficina para algo que no fuera estrictamente relacionado al trabajo. No me molestaba ni buscaba irritarme. No había comentarios tontos que me incomodaran. No me tocaba.

Era la aburrida relación empleado y jefe que antes había buscado tener entre los dos, pero él nunca quiso aceptar.

¿Acaso se estaba vengando? ¿Se comportaba así para que yo experimentará lo que él sufrió? ¿Quería que lo deseará mientras él me rechazaba como yo lo hice?


-Ren -me llamó antes de salir de su oficina tras revisar unos documentos

-¿Necesitas algo más?

-Esta noche iremos a cenar al "Forchetta D'Oro". Así que pasaremos a la casa a tomar una ducha y arreglarnos antes de ir.

-Comprendo. Lo tendré en cuenta.


Salí de su oficina y me dirigí a mi escritorio. Dejé caer los documentos que traía en la mano junto a mi computadora y me desplome sobre mi silla.

Al soltar un profundo suspiro, pude sentir la presión alrededor de mi cintura. En toda la semana había estado comiendo como loco, era de esperarse que mis pantalones estuvieran ajustados de nuevo.

Tome un bocadillo de la nevera junto a mi escritorio. Mientras comía frotaba mi barriga como si estuviera consolándola.


-Definitivamente es tu culpa... -le dije en mi mente- Por lo menos podré llenarte de la comida de un restaurante fino y costoso antes de que me rompan el corazón...


Dije que yo terminaría con el primero, pero al final siento que no tengo el coraje para hacerlo.

El día transcurrió sin ningún percance.

Tal como se había acordado, tras salir del trabajo fuimos a su departamento para ducharnos y cambiarnos por ropas más elegantes.

Luego fuimos al restaurante. Estaba en la terraza de un edificio muy alto, pero nuestra mesa era en un área privada, donde a pesar de estar al aire libre nadie podía vernos y el mesero solo vendría cuando hiciéramos sonar una pequeña campana de oro que nos dieron.

Era doloroso ver lo apuesto que se veía Ethan con ese traje nuevo hecho a su medida. La noche, la iluminación, la brisa, el vino, todo hubiera sido romántico si no supiera que hoy terminamos aquí nuestra relación.


-Te ves increíble esta noche, Ren... -dijo bebiendo de su copa de vino- Me alegra que esta noche tengamos un clima agradable. Ren... sucede que... yo... la verdad es que hay algo que he querido decirte desde hace algún tiempo...


Estaba agradecido por todos los momentos que estuvimos juntos, porque ciertamente si no fuera por él nunca hubiese experimentado lo que es estar enamorado, pero no permitiría que él lo dijera primero. Seré yo quien terminará con nuestra relación.


-Suficiente. Ya lo sé todo.

-¿Qué? ¿Lo sabes? ¿De qué estás hablando? ¿Acaso estuviste espiando?

-No era necesario espiarte. Tu actitud basta para saber lo que sucedía...

-¿Estás molesto porque no pude ocultarlo mejor? Lo siento, no sabía cómo debía decírtelo, así que estuve actuando así, pero...

Como desee, JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora