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Antes de comenzar les recuerdo que este es un capítulo especial, pues transcurre desde el punto de vista de Ethan. Ahora si, comencemos 🙂

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Creo que nunca había trabajado tan seriamente en mi vida.

Desde el día en que supe que tendría que salir de viaje comencé a extrañarlo.

Pensar que tras tanto tiempo de espera por fin podía ver a Ren durmiendo a mi lado nuevamente al despertar y ahora pasaría algunos días durmiendo solo, era un martirio.

Así que desde el primer día que comenzó mi viaje trabajé sin descanso, con el objetivo de terminar y volver a casa lo antes posible.

Mis esfuerzos no fueron en vano. Logre terminar todo antes de lo esperado, por lo que inmediatamente compre un boleto de avión y decidí darle una sorpresa a Ren. Llegaría a casa antes de que él saliera del trabajo, tomaría un baño y esperaría frente a la puerta como un leal perro a su dueño.

En cuanto él abriera la puerta saltaría sobre él y luego... bueno, no tenía planes para el resto. Sucedería lo que tendría que suceder.

Al llegar a casa, no vi el auto de Ren por ningún lado. Lo que quería decir que la primera parte de mi plan podía ser tachada de la lista. Había llegado antes que él del trabajo. Ahora lo que seguía era ducharme y esperar en la puerta.

Quedé atónito en cuanto abrí la puerta y vi tirado en el suelo frente a mi los zapatos de Ren, su saco y una carpeta con papeles en su interior.

Ren era una persona bastante ordenada, no era común en él esta clase de acciones.

Algo debía estar mal.

Adentrándome en el departamento solo confirmaba mis sospechas.

El comedor y la cocina eran un desastre total. Todas las gavetas estaban abiertas al igual que la nevera. Había una pila de platos apilados uno sobre el otro en la mesa y rastros de que alguien había devorado todo cuanto encontró.

Sin embargo, Ren no estaba allí. Encendí las luces mirando todo a mi alrededor.

Poniendo atención pude escuchar un leve sonido. Un quejido se oía a la distancia, provenía de la recamara, así que me encaminé hacia allá.

Al abrir la puerta, la luz del corredor iluminó lo suficiente la oscura habitación para verlo sentado en el suelo con su cabeza hundida entre sus brazos sobre el borde de la cama. Encendí las luces para verlo mejor.


-Ren... ¿Ren, estas bien?

-¿Qué haces aquí? -preguntó viéndome de reojo. Respiraba hondamente y hablaba con dificultad. Debió haber sobrepasado en exceso la capacidad de su estómago.

-Decidí llegar un día antes para sorprenderte y pasar tiempo a solas juntos.


No hubo respuesta a mi explicación. Acercándome a él, me coloqué sobre mis rodillas a su lado. Tenía la camisa desabotonada al igual que su pantalón, de forma que podía apreciar lo grande que lucía su barriga.


-¿Vas a burlarte? -preguntó sin mirarme- No estoy de humor. Ve a molestar a otro.

-Tranquilo, es cierto que disfruto de molestarte cuando luces vulnerable, pero verte en este estado me hace saber que fuiste vulnerable ante alguien más y eso me molesta más que nada en esta vida. Además, si hago algo que te haga enojar ahora, temo que me hará desagradable para ti. Debes creerme que lo que más me aterra, es esa minúscula posibilidad de que no me ames.

Como desee, JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora