10

584 24 5
                                    


Tengo un problema.

Bueno, más de uno.

Pero hay uno que importa ahora más que nunca: Me como mis problemas.


-Ethan...

Llamo malhumorado por su nombre al hombre que sirve más comida en mi plato y con el que me casaré dentro de algunas horas.


-¿Qué sucede, Ren? -él finge desconcierto y me regala una estúpida sonrisa

-¡Deja de servir comida en mi plato!

-Pero Ren... -insiste sirviendo aún más comida- Hoy es un día importante, debes comer mucho para tener suficiente energía para la boda. Sería malo que a mitad de la ceremonia tu estómago comience a rugir.

-¡Como si eso fuese posible! En el desayuno ya me has servido el almuerzo, la comida y la cena, con postre incluido además. ¡Por todos los cielos, ves que todo esto de la boda me tiene alterado y tu no dejas de poner comida enfrente mío sabiendo lo que pasará!

-Vamos Ren, ya se que solo finges estar molesto y en verdad disfrutas de todo esto -reo el tomando asiento

-Me temo que esta vez si estoy comiendo por estrés...

-¿Qué? ¿En serio? No entiendo que te estresa tanto.

-¿Vas a decirme que tu no te sientes nervioso en lo absoluto?

-Mmmm... No, la verdad no. Aunque si estoy ansioso por nuestra noche de bodas y nuestra luna de miel por supuesto.

-No creo que tu "ansiedad" sea del mismo tipo que la mía ¿No te asusta ni siquiera un poco todo esto? Tan solo pensar en cómo me verá tu familia... no quiero imaginarlo, pásame dos panqueques más...


Ethan se levantó de su asiento y colocó dos panqueques más en mi plato, que ya estaba medio vacío.

Pensar en el rostro de sus padres al ver que su querido y apuesto hijo se casa con un sujeto sin nada que ofrecer y gordo como yo... quizás hubiera sido mejor casarnos en secreto.


-No entiendo que te preocupa de mi familia -Ethan reía mientras traía más comida a la mesa- Mis padres te conocen desde hace mucho tiempo y siempre te han tenido en muy buena estima.

-Eso es porque siempre me han visto como tu secretario, no como tu novio.

-Por supuesto que no. Ellos saben que he estado tras de ti durante años. Además todos los días les mando adorables fotos tuyas y mi madre me responde con corazones a ellas.


El tenedor cayó de mi mano al escuchar sus palabras y sentí el calor cubriendo mi rostro


-¡¿Le envías fotos mías a tu madre?!

- En verdad son adorables, ¿quieres verlas?


Mientras con una mano cubría mi rostro, la otra busco desesperadamente el tenedor y comenzó a llenar de comida mi boca.


-Tranquilízate, Ren. Nadie en mi familia te ha juzgado, ni te juzgará. Si se opusieran a nuestra relación, el anillo que llevas en tu dedo sería otro.

-¿Qué estás diciendo? Este anillo es...

-Era de mi madre. A decir verdad, ella se preocupaba porque nunca mostraba real interés en nadie y pensó que nunca me casaría por voluntad propia. Mi padre por su parte, pensó múltiples veces en arreglarme un compromiso, pero en el fondo sabe que no soy tan "normal" como aparento, así que no quería involucrar a nadie.

Como desee, JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora