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Jade se encontraba en su habitación cambiando su ropa, cuando izzy entró por la puerta con una mirada seria. 

-¿A dónde vas? -pregunto.

-Voy a salir con Maryse, tenemos que arreglar unas cosas como directoras de los principales institutos -dijo Jade mientras se giraba a mirarla- No sé que haces en la puerta, entra -Izzy sonrió y entro, cerrando la puerta tras ella, se encamino a la cama y tomo asiento mientras miraba como su parabatai se arreglaba. 

-Sé que mientes -dijo la pelinegra- Sé bien lo que harás, pero no entiendo dos cosas -Jade la miro, ella sabía que no podía ocultarle nada a su parabatai.

-Te escucho -Jade tomó asiento frente a ella.

-La primera. ¿Cómo se lo tomó mamá? 

-Bien -Jade guardó silencio- Se lo tomó mejor de lo que pensé, en realidad ella me dijo que si quería ir con las hermanas de hierro, estaba dispuesta a acompañarme -se miraron unos segundos- Respondiendo a tu otra pregunta -izzy rio- No te dije a ti porque prefiero que si me sucede algo, estés aquí donde personas de confianza cuidan de ti y sé que no estas sola.

-Entiendo eso, ¿En verdad quieres hacerlo? 

Jade se quedó en silencio. ¿En realidad quería hacerlo? O solo se estaba dejando guiar por las cosas que han pasado y claro ella sabía que lo mejor siempre sería pensar las cosas con claridad para que no hubiera ningún tipo de arrepentimiento, pero esta vez hacia más las cosas por Alec que por ella, para Jade no había ningún problema en que él tuviera una relación, tampoco tenía problema con tener la runa doble, pero esto la mantiene atada a Alexander y ella quería dejarlo libre, ella quería que Alec saliera con Magnus y le gritara al mundo que estaban juntos, que por fin había encontrado al amor de su vida, aunque este amor no haya sido ella, sin embargo la fidelidad de Jade hacia él aún era muy elevada y si sufrir por la runa, haría a Alec feliz, lo haria sin ningun problema. 

-Si, quiero hacerlo, pero no quiero que sepan algo de esto -dijo la rubia y se levantó de la cama para seguir arreglándose. 

-Tarde o temprano se daran cuenta -dijo izzy.

-Lo sé, pero prefiero que se den cuenta cuando ya me haya ido.

Jade termino de arreglarse bajo la mirada fija de su parabatai, izzy no decía nada pero ambas sabían lo que pensaba la otra.

-¿Cómo crees que lo tome alec? -pregunto Izzy.

-No se dará cuenta a menos que esté junto a ti -se sentó a un lado de ella- Recuerda que Alec no tiene la runa, él no siente nada de lo que pueda sucederme. Sin otra palabra de por medio izzy abrazo a su parabatai, la pelinegra sabía que jade sufriría mucho en cuanto tocara la ciudadela y ella lo sentiría. 

Maryse y Jade llegaron a la ciudadela, donde fueron recibidas por la hermana Cleophas, pero detrás de ellas se encontraban otras hermanas de hierro, saludando alegremente a lo lejos.

-Bienvenidas shadowhunters -dijo cleophas.

-Hola, gracias por aceptar vernos -dijo Jade.

-Cualquier persona con sangre angelical es bienvenida -sonrió- Síganme- Maryse y la rubia siguieron a la hermana, al pasar, las demás hermanas las saludaban, siguieron caminando hasta llegar a lo que parecía una piscina, Jade se perdió mirando las olas tranquilas sin prestar atención a lo que la hermana Cleophas les decía, de no haber sido por Maryse ella se hubiera quedado mirando el agua. La matriarca de los Lightwood le explico brevemente lo que harían, ambas cambiaron sus ropas y la primera en sumergirse fue Maryse, el agua se torno blanca, indicando a las hermanas que no había nada demoníaco en ella, al salir le dieron una toalla y ella la colocó en sus hombros para esperar a Jade.
Ahora era turno de la rubia, al poner un pie el agua se torno dorada haciendo que las hermanas miraran con una sonrisa a Jade, la rubia siguió sumergiéndose aunque las hermanas le dijeron que no era necesario, pero Jade debía seguir las reglas del lugar y entró completamente.

Ambas libres de impurezas fueron conducidas a la misma sala donde habían entrado a cambiar sus ropas y tras samir, fueron llevadas a lo que parecía ser una sala parecida a la los hermanos silenciosos, solo que en lugar de calaveras había velas, lo cual le dio risa a Jade haciendo que las hermanas voltean a mirarle

-Perdón- dijo sonrojada y continuaron con su camino.

-Existen dos formas para quitar las runas -mencionó cleophas- Podemos quitarla con la misma estela que se trazó, lo cual sería muy doloroso o la puedes quitar tu misma con tu estela, decir que un procedimiento es menos doloroso que el otro, sería una completa mentira, ambos son iguales de dolorosos. ¿Estás segura de continuar?- Jade miro a Maryse y esta le dio una sonrisa.

-Quiero dejar a mi esposo libre, libre de poder seguir con su vida y yo poder comenzar una nueva -Jade suspiro- Pero antes de hacerlo quiero decir que no es culpa de Alec y tampoco mía, solo... tomamos caminos diferentes, lo amo con todo el corazón, agradezco que haya estado siempre para mi hermano y que me hayan permitido entrar en su familia, pero es tiempo de irme, claro no del todo, su hermana es mi Parabatai -Jade tomó la estela que sostenía la hermana Cleophas- Te amo Alec, pero no eres mío  -susurró para ella- ¿Qué tengo que hacer?

-En qué lugar está tu runa doble? -preguntó la hermana Cleophas.

-En la muñeca -dijo Jade mientras alzaba su brazo. La hermana Cleophas tomo su brazo y le pidió amablemente  a otra hermana que trajera la runa con la que fue trazada la primera en la ceremonia.

-Primero voy a trazarla de nuevo, esto hará que la runa se despegue de la otra y se pongan paralelas, todo esto será muy doloroso y es posible que a tu parabatai se le marque de la misma manera, claro que en ella no tendrá ningún efecto -la hermana comenzó.


En el instituto Jace y Alec estaban entrando y desde un rincón Izzy miraba a los parabatai, recordando cuando ella y su parabatai hacían lo mismo, los chicos dejaron de entrenar y se sentaron junto a la pelinegra cuando la mano de izzy comenzó a arder. 

-¿Izzy? -preguntó Alec.

-Es Jade, fue a la ciudadela -dijo Izzy con dolor- Va a quitarse la runa, mamá la acompañó -Izzy pego un grito y Alec junto a Jace trataban de ponerle un iratze, pero nada hacía efecto.

-Si así te duele a ti, ¿Cómo le dolerá a ella? -preguntó Jace mirando a Alec. El pelinegro y el rubio miraron la muñeca de Izzy, claramente se miraba como una runa matrimonial se encontraba trazada perfectamente y de pronto, se fue tornando plateada hasta desvanecerse 


Por el ángel || Alec Lightwood Donde viven las historias. Descúbrelo ahora