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Las Herondale y Maryse, llegaron al instituto de Londres, donde Sebastián las esperaba con una sonrisa en la puerta. 

-Bienvenidas -se acercó- Inquisidora -le sonrió y le dio la mano- Señora Lightwood -repitió el proceso- Directora, bienvenida -Sebastian le dio un beso en la mejilla y cerró la puerta.

-Gracias Sebastian -dijo Jade- Me gustaría recordarles que Londres es un instituto neutral, cualquier subterráneo como les dicen ustedes, es bienvenido a pisar este lugar -se dirigió hacia sus acompañantes y comenzaron a caminar- El instituto ha adoptado ciertos lugares para cada uno. Síganme por favor -Maryse miraba con admiración a Jade y la inquisidora la miraba con orgullo, un orgullo del que Jade jamás estaría enterada, mientras iban caminando, muchas personas saludaban a Jade, todos la quería, siguieron hasta llegar a un jardín- En este Jardín los Seelies son libres de usar su magia y encantos, todo está protegido bajo los acuerdos de la clave. Solo como mención, los acuerdos serán firmados nuevamente en esta semana, por lo cual tendría una reunión en este mismo lugar, Magnus Bane será el representante de los brujos, Lucian Graymark de la manada de lobos de Nueva York, Raphael Santiago de los vampiros y claro la Reina Seelie, con dos de sus soldados.

-La reina Seelie nunca anda sola -dijo la inquisidora.

-No, nadie deja a la realeza, ya sea nosotros -mirando a la inquisidora- O con los mundanos.

-Recuerdo cuando llegaste a Nueva York -dijo Maryse mirando a Jade- Desde ese momento supe que serías genial como directora -la inquisidora y Maryse miraban con una sonrisa a la pequeña Herondale, claro no tan pequeña- Respecto a los acuerdos, ¿porque serán aquí y no en Alacante? Tenemos entendido que deben ser ahí, de hecho la torre de los demonios cambia de color para dicha firma.

-Si, tengo muy entendido eso -dijo Jade- Pero si quiero que esto sea neutral, así como mi padre quería, los acuerdos deben firmarse aquí, claro está que hice algunos cambios -dijo mirando a la inquisidora- Por lo cual me cayó muy bien que hayan decidido venir aquí, quiero hablar con ustedes de eso -ambas mujeres estuvieron de acuerdo- Si gustan ir entrando, estaré en un momento con ustedes, debo ver unas cosas. 

Jade y Sebastián se encaminaron a la sala de armas donde todos se acercaron a abrazar a la chica que no habían visto en meses, la elogiaron por su regreso y estaban felices de que los acuerdos serán firmados, en ese instituto, después de regresarle el puesto todos agradecieron a Sebastián y ambos se dirigieron a los monitores, donde todo estaba muy tranquilo, Sebastián se retiró y Jade entro de nuevo a la oficina. 

-Disculpen la tardanza -dijo Jade entrando, quitó su saco y lo dejó en la silla. 

-No te preocupes -dijo la inquisidora- Me fue inevitable mirar este cuadro, pensé que todo lo de Stephen ya no estaba aquí. 

-No iba a sacarlo, simplemente cosas que ya no servían -dijo Jade- La mayoría estaban en perfecto estado y no era necesario sacarlos, a parte no estorban.

-Te pareces mucho a Stephen -dijo Maryse- No me habia fijado. 

-Yo no he puesto tanta atención -dijo Jade- Durante la mayor parte de mi vida me han dicho que lo soy entonces ya no se me hace tan halagador, ahora pienso que me veo como Jace -dijo riendo. 

-Bueno, a lo que venimos -dijo la inquisidora y tomó asiento- Dinos qué querías decirnos. 

-Cierto -se levantó- Me gustaría comentarles que los términos siguen siendo los mismos, en parte, quisiera agregar que cualquier shadowhunter será libre por lo menos en este instituto, libre de decidir con quien salir, ya sea otro shadowhunter, un subterráneo o alguien del mismo sexo -la inquisidora se enderezó en su silla- Sé que esto será muy diferente si vemos los acuerdos pasados y probablemente haya muchas discriminaciones, pero yo estoy decidida en que quiero libertad para todos, que todos se expresen como lo sienten sin necesidad de preocuparse si lo que sienten esta bien o está mal, simplemente lo sienten y es de esa forma -se dio vuelta por el escritorio quedando del lado contrario a las mujeres que tenía de frente- Para el amor, no importa quién sea o que sea, sino lo que te hace sentir.

-Suenas como Stephen -dijo Maryse sonriendo. 

-Él quería hacer eso cuando estaba con Amantys, la hermana de Lucian, creo que la conoces -dijo Imogen. 

-Si, se que fue su primera esposa y claro su gran amor -ambas la miraron- ¿Qué?

-¿Cómo sabes eso? -dijo Imogen.

-Él te dejó una carta antes de morir -Jade regreso a su antiguo lugar y abrio un cajon, tomo un sobre y se lo extendió- La leí, así fue como me llego a la mente de que Jace era mi hermano, nacimos el mismo día, pero no el mismo año Jace es del 91 y Alec y yo somos del 89, lo cual me hace mayor que Alec -Maryse se río.

-Por eso se supone que Alec debería de usar tu apellido en lugar de que tu lo uses -dijo Maryse- No hablo por edad, sino porque tú apellido tiene más peso que el Lightwood.

-Ya le quite muchas cosas a Alexander -dijo Jade- No planeo quitarle también su apellido, por mismo motivo mi apellido y el suyo se quedaron de la misma forma, no pienso quitarle más y tampoco pienso discutirlo -dijo a mirar la cara de Imogen- fueron cosas que yo hable con Gid en su momento. 

Dejando el tema matrimonial de lado, las tres mujeres más importantes que tenía Alacante estaban preparando un plan para que cuando llegara el momento Londres, Nueva York y Alacante no cayeran cómo sería muy probable que sucediera entonces se considero tomar medidas drásticas, referente a los núcleos de los institutos, las tres quedaron en un mismo acuerdo, acuerdo que solo ellas sabían al respecto, ni siquiera Robert o Alexander deberían saber.

Las tres esperaban una gran guerra causada por Valentine, y estaban preparadas para cualquier cosa, nadie les podría ver la cara y claro, nadie podría pasar por encima de La inquisidora, la directora de Nueva York y la de Londres. Si quieren guerra, la tendrán. 

Por el ángel || Alec Lightwood Donde viven las historias. Descúbrelo ahora