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Normalmente, la mansión se encontraba en silencio pero hoy era la excepción, sorprendiendo de sobremanera a los empleados.

— ¡Yoon! ¡Atrápame!

Gritaba el omega corriendo con gran velocidad por todos los pasillos. Vestido solamente con un camisón grande que pertenecía al dueño de la casa.

— Vas a pagarlo, omega. — sonrió el mayor y con mucha audacia se perdió por un pasillo diferente logrando su objetivo.

Taehyung gritó sorprendido y con un puchero en el rostro a los pocos segundos de ser atrapado por los brazos del alfa.

— ¡Yoon! — se quejó

— ¡No se vale! ¡Hiciste trampa! — acusó molesto el platinado. Yoongi solo se carcajeó en su rostro para después besar sus labios dulcemente.

Jimin desde la cocina los miraba con un brillo en los ojos que demostraba completa felicidad. Nunca le había visto sonreír a su amigo y desde de la llegada de ese omega intruso no dejaba de hacerlo.

Al principio se desconcertó un poco por ver la similitud entre el omega Taehjoon y este nuevo.

¿Cómo no iba a notarlo? Si el pequeño lunar que se encontraba en su nariz lo diferenciaba del otro cascarrabias. Además que este emanaba un aura más limpia que el anterior omega.

Para no quedarse con las dudas tuvo que recurrir con Jungkook y sutilmente fue dándole respuesta por respuesta. Hasta haber obtenido lo que quería.

Aún no sabe el porqué. Pero realmente no había respuesta para eso, solo podía afirmar que su lobo se sentía cómodo con el platinado. Y estaba pensando en una excusa para acercarse y hacerlo su amigo.

No iba a negar que estaba en algo con el guardaespaldas Jeon. Pero aún así su corazón esperaba a alguien que no estaba lejos de volver a entromerse en su vida.

— Mimi ¿Estás aquí? — un alfa pelirrojo empezó a buscarlo con la mirada por toda la cocina.

— Estoy aquí — alzó el cuchillo por un segundo para después seguir picando las verduras.

Cuando Jimin levantó la mirada se encontró con algo peculiar. El alfa venía con un ramo de rosas rojas acompañado de una caja de chocolates.

Park sonrió.

— ¿Son para mi? — dejó el utensilio de lado para centrar toda su atención en el pelirrojo. Jungkook asintió con la mejillas sonrojadas.

El corazón del rubio se apretó. No esperaba conocer el lado tierno del intimidante guardaespaldas que conoció hace unos meses.

— Kook.. son demasiado lindas.

Delineó con uno de sus dedos los pétalos de las rosas totalmente embelesado.

— Gracias.

— No agradezcas. Te mereces eso y más.

Jimin se puso de puntitas para dejarle un beso en su pómulo derecho como agradecimiento a ese bonito detalle.

— Aunque lo merezca no tienes que hacer esto por un cortejo. Me basta con pasar tiempo contigo. — dijo con seguridad y Jungkook terminó por abrazarlo.

— Me gustas mucho, Mimi.

El omega rubio conocía bien los sentimientos de su menor hacia él. Aunque al principio se negaba a aceptarlo por los estúpidos prejuicios de la manada, ahora estaba más que dispuesto a luchar por su amor.

Porque él también empezaba a quererlo y verlo como más que un amigo.

— También me gustas.. Koo.

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