Capítulo 9: Encuentro en la exposición de arte.

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Si bien acordaron hablar con la guardiana de la vida aquel día, algo hizo que Mia decida no ir con Layla y Vincent, teniendo el presentimiento de que el joven con el cual se chocó la noche anterior pudiera tener algo que ver con lo que buscaban en ese momento. Por esa razón, se disculpó con sus dos compañeros y se fue por su cuenta a ver si lograba dar con el muchacho nuevamente.

Vincent intentó convencerla de lo contrario, sin embargo, al ver que estaba con esa idea fija en la cabeza, desistió y le terminó dejando ir sin protestar más al respecto. -¿A qué viene tanta obsesión con ese tipo?, ¿Acaso dijo algo raro cuando se chocaron?- Preguntó a Layla entre confundido y preocupado de que fuera otra trampa de Cornelia, aunque la azabache se rió un poco con disimulo y lo vio de reojo mientras caminaban juntos. -¿Acaso te pusiste celoso?- Vincent le lanzó una mirada de reproche por su broma, a lo que la joven sonrió de lado y negó despreocupada, ya tomándose un poco más en serio su pregunta. -Y no, no dijo nada excepto disculparse por el golpe.

Bueno, igual diría que es raro que ella se porte así con otras personas, ¿No te parece?... De los tres, Mia es la que menos parece gustarle tratar con gente nueva.- Ante este comentario, el mayor se quedó pensando un poco, teniendo que darle la razón en eso a la pelinegra. De cualquier manera, no pensaba relajarse así de simple. -Sea como sea, es mejor estar alertas, a relajarnos y que luego ocurra una desgracia.- Layla se limitó a suspirar, eligiendo no decir mucho más y enfocarse en hablar con la guardiana de la vida simplemente.

Por su parte, la castaña se quedó dando algunas vueltas por el centro de la ciudad, tratando de estar tan atenta como pudo a cada persona que andaba ahí afuera, no obstante, no lograba divisar a nadie que pudiera parecerse al perfil del chico que buscaba. Si tan sólo hubiera podido ver mejor su rostro, eso facilitaría mucho las cosas.

Fue entonces que pasó por fuera de lo que parecía una exposición de arte independiente, era gratuita y abierta a todo público, algo que llamó poderosamente su atención al ser una de las cosas que más disfrutaba admirar cuando tenía tiempo libre. -Bueno, sólo será un momento...- Se convenció antes de terminar entrando y mezclarse con la pequeña multitud que ya se hallaba ahí dentro. A pesar de eso, pronto se alejó de los demás y se puso a mirar lo que realmente le llamaba la atención.

La joven comenzó a recorrer el lugar a la vez que iba observando en detalle las pinturas, retratos y esculturas que allí se exhibían, tomando algunas fotos de los que más le gustaban y tratando de captar cada obra con la mejor iluminación. Claro que, para su gusto, las fotos nunca lograban mostrar la belleza que apreciaba en vivo y viéndolas con sus propios ojos.
Mia siempre había sentido una gran pasión, tanto por el dibujo como por la pintura, así que, visitar este tipo de lugares era de esas ocasiones que intentaba disfrutar al máximo.
A pesar de eso, la muchacha se distrajo de lo que hacía cuando notó la misma sensación que la hizo salir en primer lugar. Segundos después, volteó a su derecha mientras bajaba su celular, ahora viendo a una distancia no tan considerable al joven con el que se había chocado la noche anterior.
Estaba parado mirando algunas pinturas de tipo impresionista mientras escribía algo en una libreta, y, aunque no tenía ninguna certeza de que era la misma persona, le generó intriga, lo suficiente como para hasta pensar en seguirlo cuando este empezó a alejarse para ver algunas obras más al fondo de la galería. Pronto desistió de hacer tal a pesar de sus ansias por salir de dudas, ya que le asustaba la idea de que él pensara que era algún tipo de acosadora, y a ella misma le molestaría demasiado si alguien se ponía a perseguirla así de la nada.

Así, se resignó a buscar otra instancia para acercarse al muchacho, como esperar a que vaya saliendo e intentar alcanzarlo... Entonces, creyó escuchar una voz a su espalda, obligándola a volver a la tierra casi de golpe. -Disculpa, ¿Acaso te he visto antes?- Mia se volteó ligeramente sobresaltada, encontrándose con que el dueño de aquella voz era el chico al cual estaba tratando de acercarse sólo segundos atrás.
-Ah, este... Si no me equívoco, nos chocamos ayer por la noche mientras caminábamos.- Respondió algo nerviosa, a lo que el chico sonrió levemente. -Es verdad, tienes buena memoria.- La chica no sabía que decir, ya que era la primera vez que se sentía tan intimidada por el sólo hecho de hablar con un chico. No obstante, acabó forzándose a sonreír un poco y dio una mirada a la ligera a su alrededor con intención de calmarse. -Sí, eso creo... Pero, tranquilo, no fue tan terrible, si es que querías disculparte de nuevo... O, podrías pagar por esta realista prótesis de brazo que me costaste.- Bromeó señalando el brazo con el que se chocó.

The Guardians Of The Four ElementsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora