Capítulo 10:Los soldados de diamante negro.

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Cuando Mia entró a su habitación todo estaba muy silencioso, al principio pensó que Layla había salido y por eso no estaba en casa, pero al acercarse a la cama se dió cuenta de que había una carta dedicada a ella.
Y, una vez que comenzó a leerla, pudo comprobar que no era así, y más aún cuando escuchó la voz de una mujer justo a su lado diciendo:-"Nos volvemos a ver guardiana de la tierra, a pasado un tiempo, ¿no crees?"-.
Al mismo tiempo que se daba la vuelta para ver de quien se trataba sintió como algo le atravesaba el estómago.
La chica retrocedió torpemente, chocando con su cama y callendo sobre la misma, una vez quieta, pudo ver que se trataba de Cornelia, la mujer que estaba buscando a Layla, así que estaba claro que era ella quien se la había llevado.
Sin perder el tiempo Mia se puso de pie y se preparó para el combate, pero le costaba trabjo mantenerse parada debido a su herida y su vista se estaba volviendo borrosa.
Aprovechandose de su condición, Cornelia comenzó a golpearla, pero la chica sólo recibió 2 de sus ataques ya que al resto logró esquivarlo.
Sabiendo que este enfrentamiento no acabaría aún, decidió salir de la casa y continuarlo en otro lugar más alejado, además estaba muy preocupada por su amiga, a quien temía que esa mujer hubiese matado.
Mientras escapaba se chocó con Vincent, quien se dirigía a visitarlas precisamente, el chico quedó horrorizado al ver a la joven en esas condiciones y, tras preguntarle la razón de su estado, la cargó en su espalda mientras se alejaban del lugar, pero ella no quería escapar, quería enfrentar a la mujer y así recuperar a Layla.
Y aunque el chico trató que convencerla por todos los medios de escapar por el momento, Mia se mostró inflexíble, y, luego de bajarse de la espalda de su amigo, se alejó del lugar y se dirigió a buscar a Cornelia.
Pero, una vez que ambas se encontraron, la mujer ya no estaba sola, tenía a un ejercito de seres muy altos con características humanoides vestidos con armaduras negras igual que el color de su piel.
Eran por lo menos unos 50 o 60 de ellos, todos armados y muy poderosos, así que enfrentarlos a todos ella sola y en su estado actual le significaría un gran desgaste de energía, pero debía vencerlos, por el bien de su amiga y también el propio, ya que la matarían de todas formas si no los derrotaba.
Por suerte Vincent las encontró poco antes de que comenzara la batalla y se unió a la chica para acabar con ellos más rapidamente, pero era imposible hacerle siquiera un rasguño, esto debido a sus armaduras, que en realidad no lo eran, sus cuerpos eran su armadura y estaban hechos de puro diamante teñido de negro, el cual es muy resistente y sólo puede ser cortado o rayado por otro diamante, por lo que el enfrentamiento se hacía eterno y los dos guardianes se quedaban sin fuerzas para contraatacar.
Pero el deseo de recuperar a su amiga era más fuerte y eso les devolvía la fuerza que les quitaban los ataques del enemigo.
Pasaron las horas y sólo habían vencido a 4 de ellos, pero ya no tenían fuerza suficiente para continuar y eso era algo de lo cual Cornelia tomaría ventaja.
Se acercó a Mia, quien era la que más maltratada estaba en ese momento, y, tras golpearla por la espalda, le dijo mientras se reía en su cara:-"¿Realmente esto es todo lo que tienen?, llevan horas peleando contra mis soldados y sólo han acabado con cuatro, esto es patético.
¿Cómo pudieron hacer tan mal su trabajo al escoger a estos enclenques como sus sucesores?"-.
Los jóvenes se miraron impotentes, llenos de ira y tristesa contenida, al ver que por primera vez el enemigo tenía la razón y que por esta misma razón su amiga acabaría muerta.
Sin embargo, en ese momento, escucharon una voz familiar que los llamaba a la distancia y cuando levantaron la cabeza pudieron ver a la chica corriendo hacia ellos sonriendo y con sólo algunos cortes y ematomas en su cuerpo.
Y, al estar lo suficientemente cerca, se lanzó a los brazos de sus amigos, quienes la recibieron con los ojos desbordantes de lágrimas y la abrazaron con la poca fuerza que les quedaba.
Cornelia, por su parte, no podía salir de su sorpresa, ya que estaba segura de haberla matado o almenos dejado en un pésimo estado físico, pero la chica explicó que un muchacho que poseía la capacidad de controlar el agua la había ayudado a escapar y también había curado sus heridas más graves.
Al oír esto Mia recordó enseguida a Alexander Strauss, quien era la única persona que cumplía con estas características.
Mientras, Layla creó un domo de aire alrededor de ella y sus amigos para impedir que los atacaran y les limpió sus heridas con un poco del líquido que Alexander le había entregado en una botella, así podrían recuperarse más rápido y acabar de una vez con los alíados de Cornelia.
O eso pensaban ellos.

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