Los pasadores de libélula

187 22 6
                                    

Para acabarla de empeorar, Kaworu pidió que yo fuera el encargado de llevar los anillos, asentí con mucho pesar. La madre de Kaworu me llevó a clases particulares para aprender a caminar de forma correcta, cualquier tropiezo podría ser humillante y degradante. La señora Lorenz se mostraba entusiasmada porque yo llevara los anillos e incluso fue a elegirme el traje que llevaría en la ceremonia, debo decir que disfrutaba mucho ir con ella puesto que era muy graciosa y fresca. Además después de todas las comparas que hacíamos, los dos íbamos al cine a ver una película de Rin tin tin. La señora siempre me trató con bondad y amabilidad y yo le deba una que otra mueca llena de gracia. Cuando íbamos de camino a casa, la señora me dijo

- Eres como el hermano menor que Kaworu siempre quiso tener.

- ¿En serio?

Pregunte con la mirada un poco perdida o al menos traté no quería hablar de Kaworu en estos momentos.



- Sí. Mi hijo no para de hablar de ti. Menciona que eres un niño muy bueno.

- Qué bien que lo note. Dije con sequedad.

- Sé que debe ser difícil para ti esto, una de tus hermanas lejos en el extranjero y luego tú hermana mayor alejada casada con la persona que amas.

- ¿amar? Pregunte con curiosidad. Esa señora era bastante perceptiva, ¿cómo sabía ella que estaba triste precisamente por qué Kaworu se casaba?

- No está equivocada. Estoy triste por Rei, no por... Kaworu es un hombre y varios años mayor que yo.

- He visto como miras a mi hijo, con una enorme devoción.

- Eso es porque tal vez, soy un niño.

- Hijo dijo ella, poniendo su mano pálida en mi mejilla.-.

La señora Lorenz, era muy parecida a Kaworu tenía los ojos rojos, cabello largo platinado, alta y con una cálida sonrisa. No entendía cómo está mujer tan bella y amable se fue a casar con un hombre tan feo y viejo arrugado como el señor Lorenz, claramente eran una pareja dispareja. -

- Uno nunca sabe ni elige la forma en la que se enamora, el amor no conoce ningún género, pero debes tener cuidado así como el amor puede darte también puede quitarte. Lo que nunca debes hacer es dejar que te obsesione, si llegas a obsesionarte acabaras sufriendo y nunca podrás tener otra oportunidad. No permitas que el amor se vuelva un monstruo.


Esas palabras comenzaron arrugarme el pecho, no entendía como algo tan bello podía convertirse en algo tan horrible, aunque para mí el amor ya era algo doloroso. Me hizo pensar en momentos que no valía la pena, si el amor nos volvía unos seres apasiónales e irracionales, ¿por qué dejar que entrara? Si no hubiera conocido a Kaworu ahora mismo me estaría preocupando por los aviones porque mis amigos querían ir a matar mongoles. Ahora la guerra no me importaba, solo quería ver a Kaworu vivo aunque eso me doliera en lo más profundo, el verlo con otra persona que no fuera yo, todas las noches no dejaba de llorar y maldecir. Lloré muchísimo esas noches de soledad, obvio que Kaworu ya no se atrevía acercarse a mi cuarto ni mucho menos a dos días de casarse. Me costaba mucho tener que dormir, así que lo que tuve que hacer era dar vueltas y vueltas hasta que me dormía en el suelo, ahora los aviones eran lo demás.

La ceremonia se iba a realizar en los jardines de mi casa, habían contratado un enorme pastel, una orquesta que tocaría el canon de Pachabell, personas influyentes iban asistir a la fiesta hasta los propios monarcas que gobernaba nuestra ciudad. No cabía duda que el señor Lorenz era un hombre de mucho dinero, vendrían también empresarios extranjeros a la boda de Rei. Mis padres también se las arreglaron de que Asuka pudiera venir solo unos días, según me enteré mis tíos la habían metido en una escuela para señoritas muy caro y lujoso, ella entraba en agosto y la boda se realizaba el 29 de Julio por lo que solo estaría en casa unos tres días antes de volver a Estados Unidos. Asuka seguía con la misma actitud explosiva pero yo sabía que en el fondo estaba triste puesto que nunca volvería a ver a sus amigas. Traté de hablar con ella para preguntarle si se había carteado con Mari o con Hikari, pero nunca me animé hacerlo, quizás porque todavía le tenía miedo a Asuka. El día de los preparativos para la ceremonia, llegaron también las madrinas de honor de Rei, las cuales eran sus amigas de la secundaria, le estuvieron arreglando el cabello y el hermoso vestido blanco. Tuve que mirar de cuclillas a mi hermana poniéndose el vestido, se veía alegre y radiante, todas las niñas sueñan con el día de su boda, estar en el altar frente a la persona que ellos han elegido casarse, Rei lo demostraba. Sin duda era una chica muy afortunada. Por un momento quise ser una chica y usar el mismo vestido de novia que ella, poder estar en su lugar o al menos con esmoquin y casarme también. Estaba tan concentrando viendo a Rei y las damas arreglándole el vestido que no divisé que alguien estaba detrás de mí, oí un leve carraspeo y me voltee. Era Kaworu.



- Hola, señor Kaworu Nagisa

- Deja un lado la formalidad, Shinji-Kun.

"Como podría si tú me has dejado" me pregunte a mí mismo, estuve a punto de reclamarle, ver a Kaworu con ese traje claro, su corbata rayada y su flor en el costado derecho de su pecho me ponía en órbita. Me mordí el labio, tratando de aguantar las ganas de darle un golpe en su hermosa cara.

- ¿por qué estás aquí? Se supone que el novio no puede ver el vestido de novia antes de la boda.

- No he venido a buscar a Rei, he venido a verte a ti. Quiero hablarte de algo importante

- Ah ¿ahora si quieres hablar? ¿quieres satisfacer tu libido antes de entregarte a Rei? Dije enojado.

- Shinji-Kun.. dijo Kaworu. Solo quiero hablar y entregarte algo ¿puedes?


Estuve enojado no quería hablar con Kaworu, quería irme lo más lejos y llorar antes de la ceremonia, pero su mirada insistente todavía tenía poder sobre mí. Sin más accedí a lo que me pedía, ambos nos metimos al cuarto de baño, allí Kaworu me cargó y me puso sobre el lavabo. Kaworu me acaricio el rostro con la misma delicadeza y amor que lo hizo cuando teníamos sexo, sabía lo que seguía Kaworu iba a satisfacer sus instintos sexuales conmigo, era un tipo tan sucio. Al parecer la existencia de Kaworu en mi vida se reducía a hacerla miserable. Sorprendente-mente Kaworu se alejó unos pasos de mí, y saco de uno de sus bolsillos de su traje una cajita de porcelana, Kaworu me la entregó. Era una cajita muy bonita adornada con flores y unos hilos dorados.

- Ábrela. Dijo.


La abrí un poco dudoso, la caja en cuanto se abrió tocó una hermosa melodía, en el interior de la caja había unos pasadores hechos de la más finísima plata con forma de libélula, en los ojos de las libélulas se podía contemplar una piedra esmeralda. Sin duda eran unos pasadores muy antiguos, casi tan antiguos como el mismo mar, eran bellísimos. Aunque no entendía, ¿Por qué Kaworu me daba estos pasadores? Claramente no eran para hombres, eran de chica, un niño no podía usarlos, obvio tenían que ser para Rei. Voltee a mirar a Kaworu con muchísima más atención.


- Eran de mi abuela-. Mi madre me los confío y dijo que se los entregara a la persona más importante de mi vida.

- ¿por qué no se los entregas a Rei? Pronto será tu mujer.

- Ella no es la persona más importante de mi vida. Quiero que los tengas tú. Dijo Kaworu.

- ¿yo? ¿te harás cargo? Pregunté con un brillo de ilusión.

- Lo lamento, Shinji-Kun, nada de eso-.

- Entonces yo no los qui..


Kaworu me interrumpió con un beso bastante profundo, abrí los ojos impresionado, de nuevo el sentimiento de querer partirle la boca a golpes. Pero su lengua cruzando la mía, su saliva mezclada con la mía, era algo que no podía soportar. Me deje llevar cerrando los ojos, sabía que éste podía ser nuestro último beso, por lo que me deje llevar. Justo cuando abrí los ojos me di cuenta que Kaworu ya se había ido y yo tenía los pasadores en mi mano. Proseguí a guardar la caja, quizás tal vez aún tenía esperanzas con Kaworu.

Expiación impuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora