vingt-cinq

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La misma cosa

Abrace aun mas fuerte la almohada, o lo que por un momento pensé que era la almohada, pero me asusté al sentir algo un poco más firme que la suavidad de la almohada.

Abrí los ojos, encontrándome con un torso desnudo que conocía muy bien. Subí la mirada, encontrándome con Antoine dormido tranquilamente. Podía acostumbrarme a despertar así.

Me asusté cuando abrió un ojo levemente –¿Me veo bien? –pregunto

Yo sentí mis mejillas arder –lo siento

Él rió –no tienes que decir lo siento, preciosa –dijo y me dio un beso en la frente –¿cómo amaneciste hoy? –preguntó

Yo sonreí –Mejor que nunca... –admití –¿y tú?

El sonrio tambien –Lo mismo digo...ya extrañaba que fueras lo primero que veía al despertar

–Entonces...¿estamos bien? –pregunte, no estando segura de en qué punto nos encontrábamos

–De mi parte, si –confirmo –¿y tu? ¿Te parece bien si nos damos otra oportunidad? –pregunto, y note como se ponía nervioso

Yo negué –Nah, no quiero –dije haciéndome la desinteresada

El me miró sorprendido y yo rei –¿Es broma, cierto? –pregunto y yo asentí, él soltó un suspiro

–Si quiero darnos otra oportunidad... –admití

Él sonrió y me abrazó fuerte –Gracias. Te prometo que valdrá la pena –murmuró

–Mas te vale, Griezmann –dije fingiendo seriedad, pero luego me reí.

Nos quedamos acostados unos minutos más. Yo me encontraba recostada en su pecho y el hacia caricias en mi cabello

–En unas semanas ya debes volver a París, debemos retomar los entrenamientos de la selección. Falta menos de 3 meses para el mundial –dije sin poder creerlo

Él asintió –Ya podré verte todos los días –lo miré y sonrió –te cansaras de mi

Yo negué –imposible –le sonreí de vuelta –me traes loca, Griezmann...

El sonrió aun mas grande –Pues...tu me traes aún más loco, Dubois...

Unimos nuestros labios en un beso del que ninguno de los dos se quería separar. Si no tuviera mi pierna mal, ya estuviera sentada sobre él. Pero, no puedo hacer nada de eso que se imagen dentro de mucho tiempo.

–no tienes idea de cuánto te extrañé... –murmuró luego de que nos separamos.

No dejé que dijera nada más, pues ya me encontraba besándolo otra vez, por todos los besos que no nos dimos en este tiempo.

–¿no tienes terapia hoy? –pregunto separándose de la nada

Yo abrí los ojos asustada, miré el reloj que estaba en la mesita al lado de la cama y suspire aliviada, aun era temprano.

–Tengo que ir a la una –dije, el asintió

–¿Puedo llevarte? –pregunto

Yo lo mire divertida –¿es que pensabas irte y no llevarme? –pregunte

El nego –Te iba a llevar aunque no quisieras –me dio un beso corto en los labios –Ahora, vamos a ducharnos, así pasamos por algo de comer antes. Yo invito –dijo y se levantó de la cama.

Me levanté, con pesadez, pues quería quedarme acostada todo el día. Pero pasar el día con Anto no me molestaba en lo absoluto.

–¿Puedes bañarte sola o necesitas ayuda? –preguntó Anto mientras caminábamos al baño, pero antes de que le respondiera algo, él habló –Vale, necesitas ayuda. Yo te ayudo, no te preocupes –dijo emocionado

Yo rei –Puedo bañarme sola –le dije

Él se encogió de hombros –Igual voy a ayudarte

–mejor dicho, acompañarme –recalqué

–La misma cosa –dijo y se desvistió, quedando en boxers.

Yo reí e imité su acción, quedando en ropa interior. Ambos entramos a la ducha y nos dejamos mojar por la lluvia artificial.

Estuvimos bañándonos unos quince minutos, entre besos y bromas, hasta que consideramos que ya debíamos salir.

Anto se quedó vistiéndose en el baño, mientras que yo busqué qué ponerme. Que fuera cómodo para la terapia, pero presentable para salir con Anto. Al final me decidí por unos shorts de denim, un sweater gris claro y unas zapatillas blancas con diseños grises. Dejé mi cabello suelto con sus ondas naturales y no me maquillé, solo me puse bloqueador solar y mis cremas hidratantes.

 Dejé mi cabello suelto con sus ondas naturales y no me maquillé, solo me puse bloqueador solar y mis cremas hidratantes

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–¿lista? –pregunto Anto saliendo del baño con al ropa con la que habia llegado ayer

Yo asentí –sip –respondí

–¿a dónde vas tan hermosa? –pregunto acercándose y pasando sus manos por mi cintura

Sonreí –saldré con alguien

Él me miró sorprendido –¿Quién es ese alguien? Si se puede saber... –me siguio el juego

Yo hice como que lo pensaba –no te puedo decir –me encogí de hombros –pero si puedo decirte, es... –me acerque a su oído –que me encanta estar con él

–Pues es muy afortunado ese hombre de que salgas con él –se acercó a mi rostro

–Pues eso le diré –dije y me acerque a su oído –eres muy afortunado de salir conmigo –murmuré, él se movió un poco

Me aleje y note como se encontraba sonriendo –Si no tuvieras que ir a terapia, hace rato... –sin embargo, dejó la frase en el aire. Yo lo mire confundida

–¿Hace rato, qué? –pregunte sin entender

Esta vez fue él quien se acercó a mi oído –Hace rato estaríamos haciendo otra cosa en la cama...

Abrí los ojos sorprendida –¡Antoine! –exclamé, él soltó una carcajada

–Ah, si no quieres no pasa nada. Aunque eso no hará que deje de pensarlo –me guiño un ojo y yo sentí mis mejillas arder

–No he dicho que no quiero –murmuré

El me miró cómplice –Lo tendré en mente entonces –me dio un beso corto en los labios –cambiando de tema, ya es hora de irnos. Si no, no podremos comer antes de tu terapia

Yo asentí –Vamos, estoy muriendo de hambre –dije y tomé mi bolso, para luego salir de la habitación, seguida de Antoine.

Yo asentí –Vamos, estoy muriendo de hambre –dije y tomé mi bolso, para luego salir de la habitación, seguida de Antoine

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Uhhh, se nota que se extrañaban esos dos jajaj

Mil disculpas por tardar en actualizar, la universidad me tiene ocupadísima):

Directora técnica → Antoine Griezmann ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora