Cinco sentidos que estimular.
Cuatro puntos de vista.
Tres años hasta el inicio.
Dos parejas.
Una amistad.
Y una historia.
¿Qué pasaría si una serpiente y una tejona se vuelven mejores amigas?
¿Qué pasaría si una tejona se obsesiona con un león p...
A la mañana siguiente me levanté bastante tarde y cansada. Por suerte, solo sentía los pies doloridos de haber pasado la noche entera bailando. Era domingo, lo que significaba que servían el desayuno hasta la 1 de la tarde, cuando pasaban a servir el almuerzo. Era bastante obvio que muchos alumnos estaban de resaca por la noche anterior. Las cuatro mesas estaban casi vacías y la gente se movía como zombis por los pasillos. Por suerte o por desgracia, yo tenía que ir a la biblioteca ha hacer un trabajo de 10 carillas mínimo para pociones, así que debía ponerme en marcha cuanto antes. Desayuné como a las 10 y media y me dispuse a irme, pero vi a Wood sentado en su mesa y decidí acercarme a hablar con él.
—Buenos días. —saludé con cierta timidez. El prefecto de Gryffindor me observó, al igual que sus amigos.—
—Hola. —saludó.—¿Cómo está Audrey?
—Pues eso venía a preguntarte yo. No la he visto aún, y quería saber si tuviste algún incidente con los dos idiotas a los que llamo amigos. —hablé con rapidez, solapando las palabras entre ellas.— Y agradecerte por no castigarnos y ayudarnos. —murmuré poniendo una pequeña sonrisa.—
—Pues no dieron más problemas, la verdad. Lo que no me quedó claro es si Audrey de verdad quiere que nos veamos hoy. —respondió con tranquilidad a lo que sonreí maliciosa.—
—Claro que sí. —aseguré.—
—Ni siquiera me dijo hora.
—A las 6 menos cuarto, en el patio central. —hablé sin pensar.—
—¿Estás segura? —cuestionó no muy convencido.—
—Segurísima. —dije mientras asentía.— Tú ve allí, sé puntual, aunque Audrey no lo será, no lo ha sido en su vida.
—Está bien. —respondió con tranquilidad.—
Sonreí y me despedí para irme a la biblioteca a hacer mis tareas. Después de todo, estaba en Hogwarts para estudiar.
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Narra Audrey:
A las 12 de la mañana de despertó el escaso sol que entraba por mi ventana. Por suerte para mí nunca he sido una persona que sufra mucho de la resaca. Pero si odiaba despertarme, y eso me ponía de un humor de perros. Igual tenía que desayunar, para luego buscar a Marlene y recopilar la información del día anterior, ya que tenía algunos recuerdos borrosos e inconexos, que podrían ser incluso imaginaciones mías.
A penas estaba terminando de desayunar cuando apareció un pájaro de papel volando que se posó junto a mí. Lo abrí y leí su contenido.
Estoy en la biblioteca haciendo un trabajo. Ven a buscarme en cuanto puedas, hay algo importante que tienes que saber.
