C A P I T U L O 2

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C a p i t u l o 2

"Violette"

La última caja de cartón cae en el suelo de madera de forma estridente y encojo los hombros debido al golpe que se escucha y se vuelve aún más escandaloso tomando en cuenta el vacío de este departamento

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La última caja de cartón cae en el suelo de madera de forma estridente y encojo los hombros debido al golpe que se escucha y se vuelve aún más escandaloso tomando en cuenta el vacío de este departamento. Cierro la puerta a mis espaldas y cierro los ojos haciendo mi mejor intento por encontrar un punto de tranquilidad en medio del desorden y la punzada inquietante que siento en mi cabeza.

Tenía dos opciones ahora mismo: comenzar a ordenar los restantes de vida y recuerdos que he traído conmigo o bien, salir de este lugar corriendo para evadir mis frustrantes responsabilidades.

Sin pensarlo demasiado, tomo mis llaves, cojo mi bolso y salgo del departamento sin mirar atrás.

Tal vez pasarme a una tienda de autoservicio no sería mala idea, al final de cuentas, en algún momento tendría que visitar dicho lugar si no quería morir de hambre o gastar todos mis ahorros en comida rápida pedida a través de aplicaciones.

Con ayuda de mi celular ubico el supermercado más cercano que tengo y siguiendo el mapa, comienzo a caminar por estas calles desconocidas que hasta ahora, no había tenido oportunidad de explorar.

Hablando con honestidad, siempre vi muy lejana la idea de regresar a Inglaterra.

Aventurarme a esta nueva travesía significaba un gran reto, no solo a nivel laboral, sino también personal; me sentía dispuesta, agradecida, pero también temerosa por lo incierto.

Lanzarse a nuevas aventuras siempre implicaba una serie de emociones y sin duda, yo sabía a la perfección lo que era atravesar esta clase de sentimientos; andar en un sube y baja era agotador y extremadamente complicado cuando se trata de la adaptación, pero aun así, desde mi interior podía sentir que en esta ocasión, todo estaba bien. A pesar de que mi estancia en el país inglés fue pequeña y muchos años atrás, grandes memorias se crearon aquí, historias que ahora recordaba con una sonrisa nostálgica y con el pensamiento de haber crecido gracias a ellas.

De este sitio me había llevado amistades como la de mi mejor amigo y la hermandad de mi prima, así que esto era suficiente para mí.

Ingreso al supermercado y lo primero que hago es tomar un carrito de compras. Los pasillos de él se encuentran libres para que pueda moverme a mi antojo sin la presión de tener que esquivar cuerpos que estorban mi paso, cosa que agradezco, pues me sentía demasiado agotada como para preocuparme por obstruirle el paso a alguien más.

Conforme avanzan los minutos, mi carrito de compras se ve repleto de toda clase de alimentos, desde vegetales y cosas saludables, así como de un enorme bote de helado de caramelo y algunos paquetes de chocolate y por qué no, de una botella de vino tinto que probablemente beberé esta noche después de un largo baño.

Detengo mi paso en el pasillo de cereales y pronto me encuentro demasiada entretenida tratando de elegir la opción correcta entre el que no tiene azúcares o el que es con sabor a canela. Si cerrara los ojos, podría imaginar a mi hermano dándome mil razones del porqué la primera opción es la correcta y aunque él es el nutriólogo en la familia y quien siempre cuida de nuestra alimentación, me encojo de hombros y me decido por el segundo cereal. No sabía si amaba al Adam nutriólogo o si extrañaba al adolescente que pensaba que la ingeniería era su mejor opción; al menos en ese entonces no tenía a alguien que cuidara detalladamente mis dietas.

WHAT A TIME | H.S. (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora