Reencontrarse con su primer amor no estaba en los planes de Harry y Violette. Han transcurrido diez años desde que la aventura que tuvieron terminó, por lo que verse después de todo este tiempo, despertará en ellos aquella vulnerabilidad e inocencia...
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El día en que Harry conocería a su hija había llegado.
Y no es un secreto el que el ambiente esté cargado de tensión y nerviosismo.
El chico se mueve inquieto por toda la casa, sube y baja las escaleras cada dos minutos e ingresa a su habitación cuando llega a la planta alta, se detiene ahí por un minutos y cuando parece que está a punto de decir algo, cierra la boca y sale para volver a hacer lo mismo. A este punto, he perdido la cuenta de las veces que lo ha hecho, me quedé en ocho.
Por mi parte, no puedo decir que la tranquilidad sea la palabra correcta para definir cómo me siento pero, alguien tiene que guardar la calma ¿no? Aunque me mantengo serena, siento los pelos de punta y el constante movimiento del ojiverde solo ocasiona que quiera estallar, pienso en la opción de detenerlo y mientras hago mi mayor esfuerzo por concentrarme en guardar mis pertenencias en mi bolso, termino soltando un suspiro cuando detecto que por dicha distracción he terminado guardando el control remoto.
- Harry ¿quieres detenerte? - pido en un murmullo cuando vuelve a entrar a la habitación
- ¿Qué pasa si lo hago mal? - pregunta colocándose frente a mí
- Cariño, lo hemos hablado. Debes ser tú mismo y...
- Es una niña - aclara - Es mi hija - recalca y parece que el solo pronunciar esas palabras le generan un escalofrío - ¡Mierda! voy a conocer a mi hija
Dicho esto, vuelve a retomar su conducta de hace unos minutos.
Cierro los ojos tratando de mantener la calma y una vez que termino que acomodar mis cosas, salgo de su habitación y bajo las escaleras con su chaqueta y mi bolso en mano, con mi mirada intento localizarlo, sin embargo, a simple vista no lo veo en ningún lado.
- ¡Alto ahí! - le grito cuando lo veo salir de la cocina
Harry obedece mi mandato y me observa con preocupación, lentamente camino hasta él dejando nuestras pertenencias sobre uno de los sillones y tomo sus manos cuando me encuentro delante de él.
- Dime qué pasa por tu cabeza, qué te preocupa tanto
- Equivocarme, no ser un buen padre para Elizabeth. Yo no estaba preparado para esto, Violette
- ¿Para ser padre? - pregunto ganándome un asentimiento - Pero, Harry ¿quién sí lo ha estado? - hace una mueca - Cariño, no tienes porque sobrepensar todo, vamos paso a paso, no te adelantes. Por ahora, debes preocuparte por este primer acercamiento, ya después tendrás todo el tiempo del mundo para preocuparte por su colegio, sus calificaciones, por los chicos o chicas que la merodeen - bromeo y él esboza una sonrisa - Sí ella te acepta, podrás ser parte de su crianza, verla crecer y poner en práctica los consejos que se te han dado o simplemente seguir ese instinto paternal en el que estás trabajando
