EXTRA I: Felix y Hyunjin

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Vamos a empezar con los distintos extras, este transcurrirá hace unos años en el psiquiátrico.

Extra I: Dos perfectos desconocidos

Felix Lee

Llegar a este lugar simplemente me daba escalofríos.

—Mamá, por favor...— murmuré observandola desde el asiento trasero del auto.

—Ya hablamos de esto, Felix. No saldrás hasta que aprendas cómo un chico de tu edad debe comportarse.

—¿Qué más quieres de mi?— le pregunté dolido— He hecho todo lo que me pides. Soy perfecto.

—Si fueras perfecto comerías lo justo y necesario— me observó severamente— Pero claro, al niño le da un berrinche y decide apenas probar bocado— soltó una rifa irónica— Ahora vamos, tengo que bajar para registrarte.

**

El papeleo fue complejo pero en cuanto terminó, me quitaron mis posesiones que consideraban peligrosas y me ingresaron en el piso dos pues me situación era alarmante. Había bajado más de diez kilos en menos de una semana.

Me sentía incómodo a medida que avanzaba. Varias personas cuchilleaban sobre mi con sus amigos, pude oír varios comentarios desagradables sobre mi cuerpo, aunque algunos referidos a mi rostro eran amables.

Siempre sucedía lo mismo.

Felix, el chico lindo e inteligente con el cuál no quieren nada pues está muy delgado y en cualquier momento desaparece.

Un chico se me acercó colocando su brazo sobre mis hombros. Intenté alejarlo, pero me mantuvo sujeto.

—No me importa lo que digan, eres un angel caído del cielo— sonrió— Mi nombre es Jake, mucho gusto.

—Felix— me presenté— ¿Podrías soltarme?

—¿Por qué haría yo eso?— cuestionó— La libertad es cosa humana...

—Por favor, suéltame.

—¿Quién te crees que eres para ordenarme de esa forma?

—¿Y quién te crees tu para molestarlo?— preguntó una voz tras de mi— Suéltalo ya, Jake.

El chico mencionado chaqueó la lengua y se alejó.

—Gracias— murmuré y el rubio me sonrió.

—De nada— dijo— Por cierto, mi nombre es Christopher. Y tú eres Felix ¿Verdad?

Asentí— La comida está casi servida, es mejor que vayas al comedor para buscar una mesa. Cocinan muy bien, te lo aseguro.

Lo seguí. Unas puertas grandes se alzaron frente a mi, al entrar observé las grandes mesas alineadas y a los grupos, de en su mayoría adolescentes, manteniendo conversaciones ajenas a mi.

Voltee buscando a Christopher, pero había desaparecido.

Me sentí tan pequeño en aquella gran habitación.

Una risa estridente llamó mi atención, dos chicos reían efusivamente mientras los otros tres los observaban con hermosas sonrisas.

Tomé me bandeja con comida y comencé a caminar entre las mesas en busca de un buen samaritano que me ofreciera compañía.

Jake me saludó desde una mesa, lo ignoré y me senté solo en una esquina de aquella mesa ruidosa.

Uno de los chicos que reía se deslizó a mi lado.

—¿Por qué tan solo?— ladeó la cabeza— Mi amigo, Jeongin dice que nadie debería estarlo.

—Tu amigo es muy sabio— le dije dando vueltas con mi comida en el plato.

—Si que lo soy— añadió un chico sentándose frente a mi— Por cierto, no deberías estar jugando con la comida.

—Innie, cállate, no sabes si está pasando por un momento difícil— lo reprendió un chico musculoso acercándose con el resto del grupo— Lamento lo que dijo, muchas veces habla de más.

—No pasa nada. Enserio.

—¿Y cómo te llamas?— cuestionó el de mejillas redondas.

—Jisung, baja un poco tu intensidad— le reprendió un chico.

—Por si no lo sabías, Min, soy una persona con extrema curiosidad.

—Me llamo Felix.

—¿Felix?— preguntó el último chico, su cabello era largo y su rostro era en extremo atractivo— Lindo nombre. El mío es Hyunjin.

Extendió su mano y la estreché.

—El resto de mis amigos son Jeongin, Seungmin, Changbin, Minho y el que preguntó tu nombre es Jisung.

—El único e inigualable Jisung— lo corrigió dicho chico.

Minho sonrió— Y yo soy el perfecto y atractivo Minho.

—Por supuesto— bromeó Hyunjin y su sonrisa me distrajo por un momento.

Efecto Hyunjin— susurró Seungmin en el oído de Jeongin.

**

Hyunjin fue el primero en darse cuenta de mi situación. Ingresé en mi habitación siendo seguido por él.

—No comiste— dijo en cuanto llegamos.

—No tengo hambre.

—Con esa no podrás engañarme— Me extendió una barra de cereal— Comes o comes, no hay democracia.

Sonreí levemente y llevé la barra a mi boca intentando comer. La alejé rápidamente por el temblor de mis manos.

—No puedo.

—Cierra tus ojos y abre la boca— me dijo y tomó la comida. Hice lo que me pidió y abrí mi boca.

Acercó la barra a mis labios y la mordí. Tragarla fue casi insoportable pero luego me acostumbré y la terminé por completo.

—Gracias...

Hyunjin acercó su mano a mi boca y limpió los restos de migas que allí se encontraban.

—No hay de que— sonrió— Siempre puedes contar conmigo.

Asentí.

Las promesas son aquellos milagros que la vida puede ofrecerte.

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