#4: LA REUNIÓN

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CHUUYA

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Despierto un poco aturdido, mi vista tarda en adaptarse a luz. Cuando por fin logro ver algo visualizo a la persona que me secuestró.

—Vaya, al fin despiertas bella durmiente, ¿sabes?,  hasta pensaba besarte para ver si despertabas

—dijo en tono burlesco—

—Seré directo, ahora estás en una situación delicada. Déjame ir y podré arreglarlo todo o puedes retenerme aquí y condenarte

<<¿Qué rayos estoy diciendo si está claro que no me va a dejar ir?>>

Eres tú quien se está condenando. Al caso, estoy buscando un guardaespaldas y para tu suerte aprobaste el examen.

—¿Y que te hace pensar que traicionaré al gobierno y me uniré a ti? —digo retándolo—

—sonríe—

—No quería parecer tan cruel pero tendré que serlo. Si no quieres que tu amiguito Nakajima salga lastimado o peor aún muerto, tendrás que hacer lo que yo diga ¿Ahora entiendes tu situación?

—Ponle un dedo encima y ya verás—digo con una vena sobresaliendo de mi sien debido a mi enojo.

—suspira resignado—

—Ya te lo dije, no le haré nada si haces exactamente lo que digo.

—¿Y qué demonios te hace pensar que confiaré en ti? —golpeo la cama furioso—

—Está claro que todavía no me entiendes, no tienes otra elección que confiar en mí. Además, yo siempre cumplo mis promesas en mis negociaciones. Así tendrás que escucharme quieras o no.

<<Tiene razón, ahora mismo no puedo utilizar mi habilidad ya que el me tocó, y mucho menos puedo comenzar una batalla cuerpo a cuerpo, corro el riesgo de ser asesinado no sólo yo sino también Atsuchi —aprieto los dientes por el enojo— El muy hijo de puta lo tenía todo pensado.>>

—Suspiré derrotado—

—Está bien, te escucharé.

—Como te dije antes necesito un guardaespaldas, la que tenía anteriormente se fue, así que estaba buscando uno y te encontré. Eres más que perfecto para este puesto. Y tengo otra petición...

—de repente se quedó callado—

—¿Cuál? —pregunto impaciente—

—Que seas mi amante.

—¡¿Hah?! —grito sorprendido—Primero me dices que traicione literalmente al gobierno y después esto. Lo siento lo primero lo puedo hacer pero lo segundo es imposible.

—¿Estás seguro de eso, Chuuya? No te conviene llevarme la contraria.

—¿Desde cuando te he dado el permiso para usar mi nombre?

—¿Te importa más eso que tu situación? Debo admitirlo eres muy impredecible hasta conmigo Chuuya.—dice en un tono burlesco—Lamentablemente —su semblante cambio de un segundo a otro de burlón a serio— lo que me importa ahora es tu respuesta.

—Si acepto prométeme que no le pondrás un dedo encima a las personas que me importan.

—Otra vez te lo diré, yo siempre cumplo mis promesas.

—Está bien, acepto —digo derrotado—

—Perfecto, ve cambiarte de ropa, en 10 minutos tenemos una reunión importante, en el clóset está la ropa que te vas a poner. —dice antes de dejarme solo en la habitación—

Tus ojos de color carmesí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora