Capitulo 35.

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Seis meses después.

Resolví el asesinato de Brais hace seis meses, y desde entonces ella se encuentra en prisión.

Al observar mi entorno con una sonrisa, me doy cuenta de que he alcanzado el estatus de una escritora reconocida, aunque he decidido retirarme del bullicio del mundo literario. Mis libros han resonado en el corazón de muchos, y mis seguidores no cesan de elogiarme por haber logrado desentrañar el misterio detrás de la muerte de Brais Miller. Han transcurrido ya seis meses desde aquel acontecimiento que cambió mi vida y la de tantos otros.

Durante este tiempo, he encontrado una profunda serenidad en mi vida cotidiana. La satisfacción de haber contribuido de manera positiva a la sociedad me llena de orgullo, y la recompensa que he recibido, tanto en forma de reconocimiento como de gratitud, ha sido un bálsamo para mi alma. La tranquilidad que he cultivado en estos meses me ha permitido reflexionar sobre el impacto de mis acciones y el legado que deseo dejar.

La vida en mi retiro ha sido un viaje de autodescubrimiento y reflexión. He aprendido a valorar los momentos de calma y a disfrutar de la belleza que me rodea, lejos de la presión de la fama. Este periodo de paz me ha brindado la oportunidad de explorar nuevas ideas y proyectos, mientras sigo siendo una voz influyente en el ámbito literario, aunque desde la distancia que he elegido.

Desde mi ventana, contemplo la hermosa ciudad de Boston, un lugar que siempre ha sido parte de mí, donde se encuentran mis raíces. Este es mi hogar, y la emoción me embarga al estar finalmente junto a mi madre, después de haber atravesado tantos conflictos y desavenencias. A punto de entregarme al sueño, un sonido inesperado interrumpe mis pensamientos: el timbre de la puerta resuena en la casa, y frunci el ceño, ya que no tenía previsto recibir visitas en esta ocasión.

Con curiosidad y un poco de inquietud, me dirijo hacia la puerta principal. Al abrirla, me quedo completamente atónita al ver a Hillary frente a mí. Ella luce un elegante traje negro que resalta su figura, y su sonrisa radiante ilumina el ambiente. La sorpresa me invade, pero antes de que pueda articular palabra, se acerca y me envuelve en un cálido abrazo, un gesto que recibo con alegría y gratitud.

Este encuentro inesperado trae consigo una mezcla de emociones. La presencia de Hillary, con su estilo impecable y su energía positiva, transforma el ambiente en un instante y me doy cuenta de que este momento es justo lo que necesitaba.

—Esto es inesperado —le comento hace seis meses no la veía.

—He viajado mucho solo por ti —responde sonriendo.

Me aparto para que entre, ella avanza hacia el interior de la casa y cierro la puerta tras de ella. La sigo hasta los muebles y nos sentamos frente a frente.

—Gracias, Delaney —dice Hillary con una gran sonrisa—. Gracias por darle un final a todo.

—Solo cumplí con mi deber.

—Lo sé.

—Hillary... —le pregunto preocupada—, ¿no te entristece tu madre?

—No, ¿sabes por qué? —me pregunta, y yo sacudo la cabeza.

—No lo sé, Hillary.

—Porque me ayudaste a evitar que mataran a mi madre —dice, mirándome con calma.

—¿Qué? —respondí con sorpresa.

—¿No te has dado cuenta, Delaney? —me pregunta, chasqueando la lengua.

—¿Darme cuenta de qué? —preguntó, retrocediendo un paso.

—La verdadera culpable es Hanna y tú me ayudaste a incriminar a mi madre.

H de ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora