Capitulo 16.

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Observaba a Hillary mientras aplicaba esmalte blanco en mis uñas, y en esa noche silenciosa, no podía evitar fijarme en los numerosos moretones que ocultaba con maquillaje. Me causaba tristeza que no dijera nada, simplemente por el hecho de que era su madre. ¿Acaso Hanna estaba al tanto de esto? No lo creo, de lo contrario, ya habría intervenido de alguna manera.

—Listo, Delaney —me dice con una sonrisa.

—Me encantaron, muchas gracias, Hillary.

Ella me mira en silencio durante unos minutos y luego me sonríe. Cuando la veo levantarse de la cama, toma mi mano para que yo haga lo mismo. Me levanto.

—¿Qué sucede, Hillary? —le pregunto.

—Te voy a mostrar algo, pero tienes que ser silenciosa —responde sonriendo.

Asiento y ella se dirige a su armario, de donde saca una linterna. Se acerca de nuevo a mí, toma mi mano y salimos de la habitación en puntillas, tratando de no hacer ruido, mientras observo hacia dónde nos dirigimos.

El sótano.

Trago saliva y aprieto su mano, pero Hillary está concentrada en llegar a su destino. Ella abre la puerta y entramos en un lugar completamente oscuro; nuevamente aprieta mi mano y enciende la linterna.

—Vuelvo en un segundo.

—Hillary, no te tardes —susurro.

Ella suelta mi mano y avanza por el sótano, mientras la luz de su linterna apenas ilumina el espacio, lo que me lleva a abrazarme a mí misma en un intento de encontrar consuelo. Después de unos momentos, el lugar se inunda de luz cuando ella enciende el interruptor, revelando su sonrisa que me reconforta. Toma mi mano nuevamente y comenzamos a caminar en silencio, creando un ambiente de complicidad entre nosotras.

—Cuando era pequeña y mis padres discutían, solía esconderme aquí, ya que no soportaba escuchar sus peleas.

—Lamento mucho todo lo que tuviste que vivir, Hillary.

—Te voy a mostrar mi lugar secreto.

Ella suelta mi mano y se dirige hacia unas bolsas negras, apartándolas con cuidado para revelar una pintura que parece representar a Hillary y Brais.

—¿Fuiste tú quien la dibujó? —le pregunto con curiosidad.

—Así es, —responde con orgullo.

Ella mueve las bolsas a un lado y descubro una pequeña puerta. Al abrirla, encontré una cobija y almohadas, un refugio que su padre le había creado para que pudiera escapar de sus miedos.

—Este es mi refugio del monstruo, mi padre lo hizo para mi —comenta con una mezcla de nostalgia y alivio.

—¿Hellen? —le pregunté.

—Sí.

Ella vuelve a cubrir el lugar y se acerca a mí, su mirada refleja una profunda nostalgia y, de repente, las lágrimas comienzan a brotar de sus ojos. No emite un sollozo, pero sus mejillas se llenan de lágrimas en un silencio abrumador, así que me acerco y la envuelvo en un abrazo reconfortante.

—Está bien, todo estará bien —le susurro.

—Lo extraño tanto, Delaney.

—Lo sé, era tu padre.

—Me frustra tanto, Delaney, si tan solo... —murmura.

—¿Si tan solo qué, Hillary? —le pregunto.

—Si nunca hubiera muerto, todo sería diferente.

—¿Y qué hay de tus abuelos? —pregunto, intentando desviar la conversación.

H de ? :¿Quién mató a Brais?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora