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Al día siguiente, el primero en despertar fué Valentino

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Al día siguiente, el primero en despertar fué Valentino.

Estaba confundido, a pesar de tener solo dos añitos era muy inteligente y se acordó de que antes de llegar a esa casa, estaba con su papá, este lo abrazaba y lloraba.

Lo llevó hasta esa casa y ya no recordaba nada más, solo un aroma muy rico y tranquilizador, hasta que cayó dormido.

Se dió vueltita y vió un rostro dormido, lo reconoció al instante, era él, era su mamá.

Comenzó a darle palmaditas en el rostro para despertarlo, cosa que funcionó. El Omega despertó con una sonrisa al ver al pequeño y lo abrazó más, apegandolo a él.

—Hola Valen ¿Cómo estas?—Preguntó mientras le daba besitos en su cabellera rubia

El menor sonrió y se acurrucó mas en los brazos de su "mamá"

—Hola mami— Tartamudeo un poco por su chupete. El Omega se sonrojó, aunque no era la primera vez que lo llamaba así, seguía avergonzandolo

La primera vez que lo llamo mamá fue dos semanas después de la desaparición de Karen.

Cristian no estaba bien, por lo que Lisandro fue a su casa a visitarlo, planeaba quedarse con él hasta la noche por las dudas, atendiendolo a él y a Valentino.

Decidió jugar un poco con el nene mientras Romero dormía, sabía que el Alfa no dormía bien por cuidar a su niño y a sí mismo, así que decidió ayudar un poco a su amigo.

Cuando ambos jugaban, de un momento a otro Valen tratando de llamar a Lisandro, le dijo mamá.

Al parecer ese apodo le gustó al pequeño y el Omega no supo negarle, después de todo su verdadera madre ya no estaba con ellos.

Volviendo a la escena de la "familia" acostada, Lisandro decidió levantarse y cocinar algo para los tres. Después de todo eran las tres de la tarde y tanto él como el nene tenían hambre, dejó a Cristian durmiendo y se levantó con Valentino.

Ambos fueron al baño a lavarse la cara para que luego Lisandro cambiara su ropa por algo más cómodo, aprovechando también en cambiar al pequeño ya que tenía varios cambios de ropa en la casa del teñido por visitas previas de él y de su padre.

—Valen ¿Querés que le robe una remera a tu papá que tengo acá guardada? ¿Si?— Vio al menor asentir soltando pequeñas risitas, contagiando al mayor— Dale ya me cambio y te cambio a vos

El Omega se sacó su remera y su pantalón deportivo para ponerse una de las remeras del Alfa, la cual además de quedarle grande, tenía su aroma impregnado. Lisandro aspiró las feromonas de Cristian, sintiéndose seguro. Se quedó en boxers, después de todo la remera del otro le llegaba a la mitad de los muslos.

Siguió con Valentino que tenía puesto unos jeans calurosos y una remera larga, así que el omega se los cambió por una remerita suelta y unas bermudas, a los ojos del defensor, el pequeño era alguien adorable, en todo el sentido.

—Vamos a cocinar algo Valen, me estoy cagando de hambre, después lo despertamos a tu papá — Agarró la manito del chiquito, dirigiéndose directo a la cocina.

Tenía más o menos una idea de lo que quería hacer, así que sentó al nene en un lado de la mesada de su elegante y limpia cocina. Valen se quedó quietito mientras su mamá buscaba una bolsa en la alacena de comida.

De allí sacó una bolsa de ravioles, además de unos pequeños chocolates para él y para el menor mientras cocinaban.

La verdad es que Lisandro se divertía mucho con la compañía de Valentino, era reconfortante tener a un mini Cuti acompañándolo. Abrió ambos chocolates, dándole uno al pequeño y quedándose él con el otro.

Mientras comía el chocolate y tenía al niño sentado a su lado, abrió una botella de salsa de tomate y la juntó con un poco de cebolla recién cortada en una olla. Dejó la salsa por un lado y puso el agua a hervir para poner los ravioles a que se cociesen. Todo esto era observado por el pequeño mientras comía el chocolate dado por su mamá.

Lisandro y Valen estaban demasiado distraídos como para ver a una tercera presencia acercándose a ellos.

Cristian apareció detrás del Omega, abrazándolo por la cintura y colocando su cabeza en el cuello contrario, aspirando su delicioso aroma.

Lisandro se sobresaltó, pero luego sonrió un poco y dio un besito en la cabeza del Alfa, haciéndolo sonreír.

—Hola Cuti, menos mal que te despertaste porque si no Valen y yo íbamos a comernos todo— Dijo en forma de burla, mientras el Alfa saludaba a su cachorro con un besito en la cabeza.

Cristian hizo un gesto de indignación y miró a su hijo, quien se reía disimuladamente —¿En serio Valen? ¿Me iban a dejar sin comer? — hizo un puchero mientras fruncía su ceño, haciendo reír más fuerte al niño y al mayor.

—Sí papi, yo despelte mami— dijo con el típico vocabulario de alguien de dos añitos

—¿Ah sí? ¿Vos lo despertaste a mami? ¿Y él te obligó a levantarte?— El Alfa reía mientras veía el sonrojo del Omega, quien para distraerse comenzó a revisar ambas ollas hirviendo.

El pequeño rió y abrazó a su papá, Lisandro dió la señal de que ya estaba lista su comida, así que Cristian lo llevó a la silla y puso la mesa para los tres.

Comieron felices con la compañía del otro mientras hablaban y veían en el televisor una película.

Los tres estaban felices, Romero sentía paz, y no estaba mal por Karen, se sentía tan bien con la compañía de Lisandro y con su hijo.

Veía como Lisandro trataba a Valentino, era algo tan lindo de ver, tan adorable, como si fuera su propia cachorro.

Y el Alfa se alegraba por eso, por la compañía de Lisandro y el apoyo que le dió a los dos, definitivamente lo amaba, Lisandro era su Omega

Y el Alfa se alegraba por eso, por la compañía de Lisandro y el apoyo que le dió a los dos, definitivamente lo amaba, Lisandro era su Omega

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Reencuentro en la Albiceleste •Adaptación CutiLicha•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora